En otra elección en la cual los trabajadores pierden, la victoria de Donald Trump marca las divisiones toxicas dentro de la clase trabajadora estadounidense, una derrota masiva para el capital financiero, ala principal de la clase capitalista estadounidense. La plataforma de Trump “América Primero” se retracta de la OTAN y la guerra en Ucrania, debilita a los grandes fascistas del capital financiero mientras se tambalean hacia la guerra contra sus rivales imperialistas en China y Rusia. Para los trabajadores, la noche oscura del capitalismo en declive – sin un movimiento comunista masivo que los enfrente –
Los próximos cuatro años mostraran los límites de la democracia liberal, donde la brutalidad realidad de la dictadura capitalista es encubierta por el velo de “derechos” y el “estado de derecho”. Sin importar quien ganó las elecciones, la crisis mundial del capitalismo forzara a los patrones estadounidense a moverse más rápido hacia un completo fascismo. Si Kamala Harris hubiese ganado las elecciones también hubiera sido un desastre para la clase trabajadora internacional, desde Gaza hasta la frontera entre EE.UU. y México. Lo que nos revela el triunfo de Trump es la capacidad patronal de ganar a decenas de millones de trabajadores al racismo y sexismo y al uso de los sectores más vulnerables de nuestra clase, los migrantes, como chivos expiatorios. Nos muestra la lucha que tenemos frente a nosotros.
En este periodo de inestabilidad extrema, el papel del Partido Laboral Progresista es aún mas crucial. La historia de Alemania Nazi y Japón fascista nos dice que el comunismo es la única manera de aplastar el fascismo. No podemos confiar que los políticos patronales, la prensa o los juzgados nos protejan. Solo la revolución comunista puede asegurar una sociedad antirracista y anti sexista que llene las necesidades de los trabajadores.
El triunfo de Trump y la guerra mundial
No importa quien esté en la Casa Blanca el decadente imperio estadounidense está en ruta hacia la tercera guerra mundial. Estos son los focos de tensión donde quiera que veamos: Europa de Este, El Mar del Sur de China, el Medio Oriente, el Cuerno de África. Según el ejecutivo Jaimie Dimon del JPMorgan Chase, “la tercera guerra mundial ya comenzó” (Economic Times, 29/10). Aunque Trump representa a los pequeños fascistas, aislantes, patrones orientados al comercio doméstico, no podrá parar la ola de inestabilidad global o la agudización de la competencia imperialista por el máximo de ganancias.
En su primer periodo, Trump demostró, a través de amenazas y tratados rotos, su desdén hacia la Unión Europea. Creo división y disfunción en la OTAN y las Naciones Unidas, instituciones dominadas por EE.UU. que ya estaban fracturadas. Esta vez, la versión de Trump de un gobierno de “hombre fuerte” podrá fortalecer a los pequeños fascistas dentro de la UE e intensificar “corrientes nacionalistas y anti inmigrantes …por todo el continente…la posibilidad que Europa se divida, y cada nación haga sus acuerdos con Washington parece real” (New York Time, 8/11). Esto podría envalentonar la alianza BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que ya es un “poderoso contrapeso para occidente” (New York Times 8/11). La óptica del Consejo en Relaciones Exteriores, el principal grupo de expertos del ala principal, “De lo que el mundo es testigo hoy es similar a lo que los teoristas llaman “guerra total” [leerse: guerra mundial] en lo que combatientes recurren a sus vastos recursos, movilizan sus sociedades, dan prioridad a la guerra sobre todas las actividades del estado, atacan una amplia variedad de objetivos, y remodelan sus economías y las de otros países” (Foreign Affairs, 22/10).
Conforme el capitalismo se mueve hacia la guerra mundial, es la clase trabajadora quienes pagaran con su “sangre y tesoro”. Los patrones forzaran a jóvenes como carne de canon mientras recortan programas como seguro social y Medicare para pagar ejércitos mas grandes. El Consejo en Relaciones Exteriores apoyo una propuesta para aumentar el gasto de defensa estadounidense de 3% a 5% del producto interno bruto (Foreign Affairs, 8/11).
El triunfo de Trump divide a la clase dominante
Todos los políticos son marionetas de los capitalistas. No tienen principios ni moral. Aunque ellos fingen tener ciertas ideologías, en realidad ellos se mueven con el viento para movilizar a la clase trabajadora por un sector de la clase dominante a la cual sirven en la actualidad.
Mas o menos en la última década, el partido demócrata ha sido la cara del capital financiero, de las petroleras multinacionales como Exxon Mobil y los grandes bancos que los financian; JPMorgan Chase, Citigroup, Banco de América. Con el triunfo de Trump, el partido republicano ha sido secuestrado por los patrones aislantes en la energía doméstica y un segmento de las industrias técnicas y financieras. En enero, esta ala controlara la Casa Blanca y ambas casas del Congreso, y la Suprema Corte. Solo el tiempo dirá, como se llevarán a cabo las tensiones, pero podemos decir que el ala principal no se quedará de brazos cruzados. Sin embargo, No importa como respondan los patrones liberales, el papel del Partido Laboral Progresista será crucial en la derrota de todas las caras del capitalismo, y ganar el mundo que la clase trabajadora merece: el comunismo.
Triunfo de Trump y la clase trabajadora estadounidense
Los grandes esfuerzos del capital financiero para “sacar a votar” y derrotar a Trump no tuvo precedente. La clase dominante gasto mil millones de dólares en personal de campaña, conciertos, celebridades, y un sinfín de comerciales. Consiguieron que exgenerales, tradicionalmente neutrales, hablaran contra Trump. Presentaron a Oprah y Beyonce, todo para nada. Aunque los votos se siguen contando, Trump ya sobrepaso su voto popular de 2020 contra Joe Biden. Fue el más fuerte en los 50 estados y en todas las estadísticas demográficas – la más dramática fue entre los votantes latinos, pero también hombres negros, jóvenes, votantes rurales y suburbanos. Gano la mitad de aquellos que se consideran “a favor del derecho a elegir” (usnews.com, 12/11). Con su guerra contra las “elites” patrocinada por Elon Musk, la persona más rica del mundo, Trump gano poniendo al frente el racismo y sexismo. Su solicitud vulgar resonaba aún mas hoy porque los trabajadores en EE.UU. están desesperados y enfurecidos por como el sistema de ganancias – bajo control demócrata en los últimos 16 años – les ha fallado todo el tiempo.
No debemos perder de vista que millones de trabajadores que votaron por Trump lo hicieron por el odio que le tienen a los horrores del capitalismo, aunque no tengan la conciencia de clase para actuar.
Aunque la “ola Trump” parece avasalladora, esta no fue un triunfo aplastante. Su margen del voto popular se proyecta en 1%, la elección presidencial más cerrada desde 2000. Mientras que Trump gano tres millones de votos sobre su última contienda, la razón más grande por la que gano fue que Harris perdió seis millones de votos que apoyaban a Biden (usnews.com 12/11). En total, bajo la cantidad de votantes. En condados significativamente negros, Chicago, Filadelfia y Detroit, cerca de dos millones que votaron en 2020 se quedaron en casa (NYT, 11/11). Mas de uno de tres votantes – más de 70 millones de gente – no salieron a votar. Muchos de estos trabajadores pueden y deben ser ganados a nuestro Partido para que se conviertan en los próximos enterradores del capitalismo.
Llamado a la acción
Nuestro Partido debe ver esta elección como un urgente llamado a la acción, como un peligro claro e inminente, pero también como una tremenda oportunidad. Conforme el partido demócrata trata de disciplinar sus filas y recuperar su base en este resbaladizo corredor hacia el fascismo y la guerra mundial, nosotros debemos continuar desenmascarando a los patrones liberales como el mayor peligro para nuestra clase.
Solo lo podremos hacer sumergiéndonos en las luchas de reforma y ayudar a construir un movimiento de masas. Sea la lucha por los derechos reproductivos o contra el terror racista anti-inmigrante, nosotros podemos compartir nuestra visión de un futuro comunista solo cuando estamos en el frente de las luchas con los trabajadores. Los trabajadores del mundo hemos vivido la noche oscura desde que la Unión Soviética y China se revirtieron al capitalismo. Pero la noche oscura terminara – si nos comprometemos a construir una alternativa comunista. ¡Lucha por el comunismo! ¡Únete al PLP!