“El feminismo burgués y el movimiento de mujeres proletarias son dos movimientos sociales fundamentalmente diferentes.”— Clara Zetkin, Die Gleichheit (Igualdad)
Este 8 de Marzo marca el 114 Día Internacional de la Mujer Trabajadora desde su celebración inicial por parte de las trabajadoras de confección de Nueva York en 1909.
La lucha por las mujeres de la clase trabajadora estaba indisolublemente unida al llamado de derumbar al gobierno zarista. Hoy, las demandas de las mujeres de la clase trabajadora se translandan en reformas que benefician a los jefes y sus servidores de la clase dominante. Aun las mujeres trabajadoras en todo el mundo están al frente de la lucha de clases, desafiando las divisiones sexistas y racistas de los patrones.
Desde Baltimore hasta Brooklyn, desde Los Ángeles hasta Haití, las mujeres lideran la lucha contra el terror policial racista y los ataques al cuidado de salud.
Desde Afganistán hasta Rusia, las mujeres trabajadoras desafiaron militantemente a los jefes nacionales sexistas y marcharon encontra la violencia imperialista.
El Partido Laborista Progresista lucha para aplastar el capitalismo junto con su opresión especial contra las mujeres que perjudica a todos los trabajadores. El sexismo relega a las mujeres al trabajo reproductivo, como cocinar, limpiar y cuidar, promueve una cultura sexista que abarata, degrada, permite la explotación y el abuso de las mujeres como objetos sexuales y, ultimamente, enfrenta a hombres y mujeres encontra, impulsando la epidemia mundial de feminicidio.
A traves de todo el mundo imperialista capitalista, el liderazgo y la militancia de las mujeres, particularmente de las mujeres negras, es esencial si queremos liberarnos de las cadenas de la opresión capitalista. Las mujeres trabajadoras, no las “niñas jefas”, deberían dirigir el mundo junto con la clase trabajadora internacional multirracial y multigénero.
Cómo Empezó
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora (DIMT) empezó en Nueva York como el “Día de la Mujer”, organizado por el Partido Socialista de América. Después de la huelga del Sindicato Internacional de Trabajadoras de la Confección en 1909, las mujeres se reunieron en la reunión internacional de líderes comunistas y socialistas, la Segunda Internacional de 1910. Propusieron establecer un Día Internacional de la Mujer para conmemorar a sus camaradas en los EE. UU. Para 1911, más de un millón de trabajadores estaban celebrando DIMT.
También podemos buscar lecciones de las dos grandes revoluciones comunistas. La revolución soviética se basó en un firme rechazo al sexismo, desde un panfleto de Lenin hasta las luchas por más experimentos de vida colectiva y oportunidades laborales para las mujeres trabajadoras. Treinta años después, la revolución china también comenzó con una lucha agresiva para liberar a las trabajadoras, la mayoría de ellas en la agricultura, de la opresión feudal que las había esclavizado. Ambas revoluciones abrieron roles sociales y económicos importantes, incluidos puestos como médicas, maestras e ingenieras, para las mujeres trabajadoras a medida que se atacaban las nociones sexistas de su “inferioridad natural”. El divorcio y el aborto se hicieron disponibles gratuitamente. Las reliquias del feudalismo, como el cruel vendaje de los pies de las mujeres en China, fueron abolidas con entusiasmo.
Aunque el sexismo exisistio antes del capitalismo, todas las relaciones sociales bajo sociedades de clases como el capitalismo siempre se basaron en la idea de preservar la propiedad privada y maximizar la explotación. El sexismo, la opresión especial de mujeres, justifica la división de hombres y mujeres en roles de género. Las divisiones sexistas generan superganancias para los capitalistas, oprimen y cosifican a la mitad de la población obrera, en un intento de paralizar la unidad obrera.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora le pertenece a la clase trabajadora. Ayude a construir un mundo, un partido para todos los trabajadores tomando la iniciativa en las luchas contra el terror policial, los propietarios explotadores y los jefes. El pintar los bancos de rosa y elegir mujeres políticos para un gobierno que mantiene la superexplotación de las mujeres trabajadoras es lejos de ser la solucion. Las soluciones reformistas, como más “democracia”, no acabarán con el sexismo. Bajo el capitalismo, solo incentivarán a las personas a luchar por su propio interés, el pensamiento egoísta de yo primero consagrado por el capitalismo.
Solo destruyendo el sistema de salarios podemos acabar con el sexismo. Solo entonces el dogma del sistema de ganancias, “Cada hombre o mujer para sí mismo”, será reemplazado por el principio comunista, “A cada uno según sus necesidades”. Solo asi el comportamiento colectivo superará el pensamiento egoísta del “yo primero” consagrado por el capitalismo. Un mundo liderado por el PLP
El compromiso profundo del Partido Laborista Progresista de ver un mundo más allá de la mirada superficial de la política de identidad es uno de los principios de la línea de nuestro Partido. Las mujeres de la clase trabajadora están liderando las luchas contra los ataques racistas y sexistas de los patrones en todas partes del mundo, incluyendo la reciente huelga de enfermeras en la ciudad de Nueva York, las protestas contra la violencia política sexista en Haití y la lucha contra los ataques sexistas en Irán contra las mujeres que se niegan a usar hijabs. El poder de las mujeres trabajadoras será patente en un mundo comunista, ya que estarán liderando la lucha contra el sexismo. En un mundo liderado por millones de comunistas en el PLP, tenemos las bases para vivir una vida igualitaria libre de cadenas capitalistas.
Es la obligación del PLP exponer y explicar que la liberación de la mujer no se logra votando, ni eligiendo mujeres políticas para oprimirnos, ni ampliando las filas de mujeres directoras ejecutivas para explotarnos.
Turquía: ¿antisexismo o feminismo?
En Estambul, Turquía, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes que celebraban el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Aun frente a la destrucción masiva de los recientes terremotos, estas mujeres en Turquía nos recuerdan como luchadoras antisexistas y antirracistas en todo el mundo, que las mujeres trabajadoras son esenciales para un mundo mejor.
El gobierno turco dio un giro drástico al utilizar el fundamentalismo religioso para justificar el sexismo y sofocar el potencial de las mujeres para vivir más allá de las limitaciones de una sociedad que apoya los matrimonios dañinos y las relaciones paternalistas entre hombres y mujeres. Las mujeres turcas se niegan a ser silenciadas y exigen el fin del régimen del presidente Erdogon en medio de la negligencia tras los catastróficos terremotos.
Sin embargo, esta reforma oscurece el papel de los patrones turcos en el orden mundial liberal en rápido declive. Una vez Turquía, un socio menor de EE. UU., desesperado por competir y disfrutar del botín imperialista de Rusia, ahora es un peón voluntario de los jefes chinos en ascenso. El líder de la oposición turca, Kemal Kilicdaroglu, está difundiendo falsas promesas de que, bajo su engañoso liderazgo, seguirá una democracia fuerte. Se basa en el mal manejo de los recientes terremotos bajo el régimen actual, la disminución de la democracia y la desconfianza general de los trabajadores.
Sin embargo, sabemos que ningún patrón capitalista terminará con el sexismo y que ningún presidente electo jamás podra otorgar libertad a los trabajadores. Las protestas lideradas por mujeres en Estambul muestran a los trabajadores que necesitamos combatientes feroces para acabar con este sistema sexista.
Al mismo tiempo, debemos enfrentar los peligros del feminismo. El movimiento de mujeres capitalistas divide a la clase trabajadora por género y promueve una falsa unidad con el ala liberal de la clase dominante estadounidense, básicamente el Partido Demócrata.
Como todas las políticas de identidad, el movimiento de mujeres es un final muerto y mortal para los trabajadores. Oscurece el hecho de que la sociedad capitalista está impulsada por un conflicto fundamental entre la clase que posee los medios de producción y la clase que crea todo lo que tiene valor, entre patrones y trabajadores.
El feminismo engaña a las trabajadoras, en particular, al reclutar títeres vendidos como Hillary Clinton, Kamala Harris y la fallecida (¡y no lamentada!) Ruth Bader Ginsburg. La liberación de las mujeres no proviene de votar, o elegir mujeres políticas para oprimirnos, o expandir las filas de mujeres directoras ejecutivas para explotarnos.
Para una mirada más profunda al sexismo, vea el artículo de la revista PL “SÓLO LA REVOLUCIÓN COMUNISTA PUEDE TERMINAR CON EL SEXISMO” en www.plp.org/plmagazine
- Information
- Imprimir