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Editorial - Israel masacra y Estados Unidos se desespera más

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24 Mayo 2024 192 visitas

Setenta y seis años después de Nakba, el catastrófico desalojo de 700,000 trabajadores y niños de sus hogares en Palestina, los carniceros patrones israelíes marcaron la ocasión con una invasión a la ciudad más sureña de Gaza; Rafah, obligando a las masas civiles hambrientas y aterrorizadas a huir a las míticas zonas “libres” sin agua ni servicios básicos.  Después de 200 días de genocidio en Gaza por parte del régimen sionista y la envestida de escuadrones de la muerte en Cisjordania, más de 35,000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, han sido masacrados y casi 80,000 heridos. Los hospitales a punto de colapsar y sin alimentos ni medicinas pues Israel las ha bloqueado al tomarse las fronteras, las verdaderas cifras son probablemente más altas (Reuters, 14/5). Nadie sabe cuántos civiles esta enterrados bajo los escombros de las bombas israelitas, proporcionadas con mucho gusto por el genocida Joe Biden y sus compañeros asesinos en Washington, demócratas y republicanos.

A pesar de las mentiras de Benjamín Netanyahu sobre la “operación limitada” por Israel en Rafah, área del tamaño de Newark, un desastre humanitario está ocurriendo.  Familias y jóvenes huérfanos están en peligro de muerte por sed, hambre, y enfermedades. En Gaza, más de 900,000 personas, de una población de 2,2 millones – han sido forzados a salir de Rafah desde que Israel comenzó la arremetida (Al Jazeera, 20/5).

Aun con las advertencias de gobernantes de África a China y la disponibilidad de Hamas para firmar un acuerdo de cese al fuego inmediato, los patrones israelitas siguen su salvaje ataque e Rafah. Días antes de la invasión, Biden advirtió a Netanyahu que un ataque a alta escala seria “cruzar la línea” y poner en peligro el flujo de armas, hechas en EE.UU., a Israel. Pero a pesar de una creciente disputa, los gobernantes estadounidenses no tienen otra opción que seguir financiando a sus socios menores en estas atrocidades. Es su única posibilidad de mantener su pie en el Medio Oriente.  

Ahora, más que nunca, lo que la clase trabajadora internacional necesita es un revolucionario comunista Partido Laboral Progresista (PLP). Mientras los gobernantes planean su próxima matanza mientras se preparan para la tercera guerra mundial, nosotros debemos construir el único movimiento que ha probado que puede derrotar al fascismo: el comunismo, una dictadura de la clase trabajadora. ¡Únete al PLP! Juntos podemos construir un ejército rojo que voltee las armas y aplaste este sistema genocida de lucro. 
Debilidad y desesperación de los gobernantes estadounidenses

Para los gobernantes estadounidense, Israel y su creciente fascismo son una contradicción irrevocable y presente. Necesitan a Israel para proyectar el poder militar estadounidense en el Medio Oriente, lugar de la reserva mundial más grande de petróleo y gas.  Abandonar a Netanyahu y su régimen supremacista judío seria como abrir la puerta a rivales imperialistas: China, Rusia, e Irán. China ya busca voltear al Medio Oriente para explotar el desorden estadounidense (Guardian,7/5)

Al mismo tiempo, EE.UU. no pueden atarse muy fuerte a un estado piraña racista.  Netanyahu, acusado de “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad” por la Corte Criminal Internacional, incluyendo la inanición de civiles, como arma de guerra, y “dirigir ataques contra la población civil intencionalmente” (The New York Times, 20/5). Biden desalentó la invasión de Rafah porque refuerza la percepción internacional de la complicidad de EE.UU. al genocidio.  Y si China se da cuenta que el tambaleante imperio estadounidense se está extendiendo demasiado en sus guerras substitutas, incluyendo el acecho de su debacle en Ucrania, podría acelerar su plan de invadir Taiwán. 

¿Momento Vietnam de Biden? 

Conforme Biden se prepara para las elecciones presidenciales este otoño, sus patrocinadores del capital financiero saben que podrían perder la Casa Blanca a los patrones aisladores detrás de Donald Trump. Biden no tiene mucho apoyo entre los jóvenes votantes negros y latinos, pues deploran su papel en el genocidio en Gaza. Los gobernantes liberales tienen pánico a las masivas protestas de este verano durante la Convención Nacional Demócrata en Chicago, una posible repetición de las protestas contra la guerra de Vietnam en 1968, las cuales ayudaron a hundir al demócrata Hubert Humphry (Centerforpoliticis.org, 12/5).

Para los trabajadores antirracistas, no existe el “menor de los males” entre el racista liberal Biden y el racista de alcantarilla Trump.  Ambos apoyan el apartheid y genocidio en Israel.  Ambos representan la cruel opresión de la clase trabajadora internacional.  Solo tenemos una opción, aplastar a todos los políticos racistas y los multimillonarios patrones detrás de ellos – y luchar por el comunismo, una sociedad dirigida por y para los trabajadores.

Estado Judío, una receta para el racismo y genocidio

Netanyahu está en un aprietos. A pesar del perverso racismo anti-palestino dentro de Israel, el es bastante despreciado por no haber logrado rescatar a todos los rehenes israelitas.  Muchos temen que una guerra en tierra pondría a los rehenes en mas peligro. Pero, más allá de la necesidad de Netanyahu de apaciguar la sanguinaria derecha religiosa dentro de su coalición racista, el problema fundamental es el nacionalismo judío -: el sionismo.  La mayoría de trabajadores en Israel han sido engañados a creer que su seguridad depende de un “estado judío y democrático”, como lo definen las “leyes básicas” del país. Muchos aún son leales al partido Likud de Netanyahu, el cual está comprometido a un “Israel Superior” el cual se extiende “del rio hasta el mar” (thenation.com, 22/11/23). “La solución de dos estados” de los liberales hace mucho tiempo que está muerta y enterrada.  

Pero, Israel no puede anexar la ocupada Cisjordania (mucho menos Gaza) y mantener una mayoría judía sin hacer una limpieza étnica total.  En Cisjordania, donde los colonizadores ilegales judíos están asesinando a palestinos impunemente, quienes en realidad son los ejecutadores de todo son los terroristas sionistas en el gobierno israelí (New York Times, 16/5). Una inhabitable Gaza ha sido bombardeada hasta convertirla en “un gran campo de desplazamiento” para los descendientes de quienes fueron expulsados por la Nakba de 1948, cuando nació Israel (npr,org, 15/5).  Como Itamar Ben-Gvir, uno de los más abiertos Nazis en el gabinete de Netanyahu proclamo en una marcha de Independencia; “¡Tenemos que regresar a Gaza ahora, regresamos a casa a la tierra santa! Tenemos que alentar…la migración voluntaria de los residentes de Gaza” (haaretz.com, 14/5).

Pero, si el sionismo es el problema, el nacionalismo palestino – y los maleantes nacionalistas que dirigen Hamas y Fatah – no pueden ser la solución. Para los trabajadores en Palestina/Israel la única salida de la pesadilla capitalista es rechazar todas las naciones y unirnos para destruir a todos los patrones y su venenoso sistema capitalista.  La única solución es la unidad multirracial y la revolución comunista.  

¡Desde las universidades hasta los lugares de trabajo a las calles, A luchar!

Las protestas masivas contra la matanza en Gaza están alterando el “todo sigue igual” de los patrones. Estudiantes y trabajadores alrededor del mundo dirigen audaces acciones inspiracionales; como los campamentos, los paros en graduaciones, los plantones para bloquear los envíos de armas. El PLP aplaude el valor, determinación y la solidaridad de clase de esta lucha.  

La mayoría de los estudiantes universitarios salen de vacaciones de verano, es ahora que tenemos que extender la lucha más allá de las universidades. Tenemos que llevarla a nuestros barrios, lugares de trabajo, y a los puntos más importantes de la producción.  El PLP llama a todos los estudiantes, trabajadores, y soldados a unirse para mantener este movimiento vivo, y lo más importante, unirse al Partido.  Si vamos a aplastar todo este maldito sistema genocida, necesitaremos construir una organización revolucionaria comunista masiva.  Cada camarada nuevo es otro clavo en el ataúd del capitalismo. ¡Tenemos todo un mundo que ganar!