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LAS IDEAS DEL PLP INSPIRAN A OBREROS DE SENEGAL EN LA PROTESTA DE HARLEM

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14 Abril 2011 133 visitas

NEW YORK CITY, 19 de marzo — Las consignas “¡Abdoulaye Wade, dictador!” y “¡Wade, degage!” [¡Wade, que se vaya!] resonaron por todo Harlem. Más de 100 trabajadores Senegaleses, inspirados por los levantamientos en Tunez y Egipto, organizaron su propia marcha contra el descaradamente corrupto presidente de Senegal, Abdoulaye Wade. Desde la convención del PLP en agosto, nuestro club ha desarrollado una pequeña presencia en la comunidad de Africanos de la costa oeste en Harlem. Un camarada y yo estábamos en un café Senegales en el vecindario cuando escuchamos la conmoción de la marcha que se estaba formando entre la calle 116 y la avenida Lenox.
Abdoulaye Wade fue elegido presidente como parte de una coalición de partidos llamada la “Coalición Sopi” [“Sopi” quiere decir “Cambio” en idioma Wolof] en el 2000. Ocho años antes de que Barak Obama fuese elegido presidente en los EEUU, Wade prometió amplias reformas después de la corrupción de 40 años del gobernante Partido Socialista.
Hace poco se reveló que por los últimos diez años, desde las elecciones, Wade robó más de 1.6 trillones de francos (alrededor de $3.4 billones de dólares) de la tesorería del estado, incluyendo $400 millones para adquirir un jet privado que había sido del presidente francés Nicolás Sarkozy, cuando este último adquirió uno más nuevo. Wade, que tiene 84 años de edad y está enfermo, equipó el jet con una clínica médica último modelo y con un personal francés de doctores y enfermeras, e insistió (quizás sabiamente) en que sólo los pilotos franceses podrían pilotear el jet.
Los trabajadores que participaron en la marcha expandieron la lista de abusos que Wade ha cometido. Según un artículo reciente, cuando un periodista lo acusó, hace poco, de saquear el erario del estado, Wade le respondió, “¡por lo menos yo admito que estoy usando el dinero!” El hijo de Wade, Karim, es Ministro de Estado para Corporaciones Internacionales, Ministro de Desarrollo Regional, Ministro de Transporte Regional, y Ministro de Infraestructura. Mientras tanto, la población confronta:
Apagones eléctricos cuatro horas al día que afectan a 2.5 millones de trabajadores en la capital, Dakar;
Cierre de escuelas primarias y secundarias y despidos masivos;
Los estudiantes de la clase trabajadora, que son la mayoría en la universidad de Dakar, confrontan serios cortes, mientras que los hijos de los patrones estudian fuera del país, en Francia, Inglaterra o EEUU.
La protesta, liderada por una organización que representa a la diáspora Senegalesa mundialmente, nos tomó de sorpresa, y por lo tanto, la hora que tuvimos para prepararnos fue un factor limitante para nosotros. Sólo teníamos cinco DESAFIOS a la mano, pero encontramos un Café-Internet y rápidamente adaptamos el volante “¿Sueño de la Clase Media o Poder de la Clase Obrera?” para que reflejase la situación en Senegal, e imprimimos 150 copias.
Nos aseguramos que cada uno de los trabajadores recibiese un volante. A pesar de que no tuvimos tiempo de traducirlo al Francés, los trabajadores lo tradujeron en voz alta del Inglés, para aquellos que sólo hablaban Francés.
La debilidad del nacionalismo fue aparente en la marcha; una consigna popular, en el idioma Wolof (una lengua indígena que lo hablan muchos trabajadores del Oeste de África) decía: “Na dem, na dem, na dema dema dem, bou deme ba dem ñou dew akh souñou rew!” que se traduciría, “¡Qué se vaya, vaya, vaya, que cuando [Wade] se haya ido, tendremos el país para nosotros!” Sin embargo, un trabajador que creció en Mali y vivió en Senegal por muchos años antes de inmigrar a los EEUU, escupió en el suelo después que uno de los oradores en la marcha propuso las elecciones como una solución.
“¡Yo escupo porque eso no lleva a nada! ¡Miren lo que pasa en Egipto, Tunez, Wisconsin, en todos lados – no sólo en Senegal!” Le dimos a este trabajador un DESAFIO y discutimos la posición del partido sobre como unir a la clase trabajadora internacional por la revolución comunista y para abolir todas las fronteras. Este trabajador leyó un par de artículos, y después dio un pequeño discurso espontáneo. Un grupo de cinco participantes y curiosos se detuvieron en la calle para escucharlo.
El dijo, “Me gusta el comunismo porque es para todos. En Estados Unidos dicen que son “para” todos, pero en enero la policía de Brooklyn me agredió. ¡Eso es la democracia! Todo lo que pasa en Egipto ya pasó en Mali en 1991. Yo estaba en edad escolar y llenábamos nuestros morrales con piedras en vez de libros porque la policía nos disparaba. Si uno veía un policía, entonces ¡BOOM! Una piedra a la cabeza o una botella si tenias una a la mano. Esto no lo voy a olvidar: un policía le disparó a mi mejor amigo cuando les estábamos tirando piedras. Murió en mis brazos, pero con la sangre todavía encima fui a buscar a ese policía y le rompí el cráneo con la piedra más grande que pude encontrar. ¡El asesinó a mi amigo así que eso fue justo!
Siempre le digo a la gente, ya sean blancos o negros, son gente trabajadora y somos la mayoría de la sociedad. ¡Miren lo que pasa en Japón! ¡En Libia! Esto nunca pasaría si nos cuidáramos mutuamente... no lucho porque quiero más dinero. Gano lo suficiente. Pero tengo dos hijos ahora y me enferma pensar que los van a agredir en la calle como a mí porque sus vidas no cuentan. Tenemos que luchar.”
Cuando el trabajador nos preguntó si el partido ayudaría a organizar una marcha contra la brutalidad policial, “con otros diez amigos míos que también fueron agredidos”, sugerimos que deberíamos reunirnos, e intercambiamos información con el trabajador. Nos hemos mantenido en contacto desde entonces, como lo detallaremos en artículos futuros.
Nuestros esfuerzos en la marcha tuvieron resultados positivos: establecimos cuatro contactos, encontramos varios puños en alto y recibimos muchos comentarios positivos. Los organizadores de la marcha nos ignoraron completamente, leyeron nuestro volante y se encogieron de hombros; tuvimos suerte, aunque no siempre podemos esperar una recepción tan pasiva. A pesar de que solo fuimos dos de nosotros, la experiencia confirma que inclusive un trabajo modesto de llevar nuestra política revolucionaria a la clase trabajadora crea la oportunidad de elevar el nivel de la lucha de clases y forjar un nuevo movimiento comunista internacional masivo. También estuvimos de acuerdo que de ahora en adelante debemos llevar siempre más DESAFIOS con nosotros, en caso que nos sorprenda una situación parecida. Seguiremos reportando sobre este tema.