Durante la lucha el año pasado en contra del aumento a la edad de jubilación, los líderes de la llamada “lucha de clases” en  las centrales sindicales - en particular en la mayor confederación francesa, la CGT (que representan el 34% de los trabajadores) - insistieron en preservar la unidad con estos traidores (que juntos representan el 38% de los trabajadores) Argumentando que se trataba de la “clave para el éxito.”
Pero, en efecto, esta estrategia dio a los sindicatos abiertamente vendidos derecho de veto sobre las acciones posibles. Se garantizó que la lucha nunca iría más allá de un día de huelga simbólica. Se vetó la posibilidad de una huelga general ilimitada. La lucha contra el aumento de la edad de jubilación se perdió.
Es evidente que ésta “estrategia de unidad” no era más que una hoja de parra. Se oculto la falta de voluntad de los dirigentes sindicales y su falsa “lucha de clases” para organizar realmente en contra del ataque a la edad de jubilación. Se les permitió sabotear un movimiento vigoroso de  millones de trabajadores, al mismo tiempo que culparon del fracaso a los abiertos traidores. Los llamados “progresistas” como el líder de la CGT, Bernard Thibault, no es mejor que Joseph Thouvenel de la CFTC.
Cuando las masas trabajadoras comprendan el carácter pro-capitalista de todos los dirigentes sindicales reformistas, de toda laya, servirá de base para desarrollar el necesario liderato comunista revolucionario. Organizar y convencer a los trabajadores de esta realidad es una de las tareas importantes de los comunistas en Francia.