Afganos se han tomado las calles en recientes protestas con pancartas que muestran caras mutiladas de mujeres y cadáveres y describen a Karzai como una marioneta de EEUU.  Quemaron una efigie de Obama y gritaban su coraje por un gobierno corrupto, la violencia contra las mujeres y las redadas nocturnas por las tropas de EEUU,  demandando su salida de Afganistán.
En diez años de ocupación por EEUU, miles de civiles afganos han sido asesinados en las luchas entre insurgentes del Talibán y tropas de EEUU/OTAN y en las redadas nocturnas y ataque por helicóptero por las fuerzas invasoras.  
Ahora el gobierno afgano y EEUU han finalizado un compadrazgo estratégico que extiende la presencia de EEUU hasta el 2024.  Bajo este acuerdo, una vez firmado por Karzai y Obama y ratificado por el parlamento afgano y el Congreso de EEUU,  el ejército estadounidense cederá la autoridad final de las redadas a las fuerzas de seguridad afganas y el control de las prisiones afganas a las autoridades de ese país.  Promete $4 mil millones al año para la policía y ejército afganos,  la mayor parte de ese dinero saldría de EEUU hasta el 2014.
Muchos afganos reaccionaron con escepticismo al consejero de Seguridad Nacional Rangin Dadfar Spanta cuando dijo: “El documento nos provee una base fuerte para la seguridad de Afganistán, la región y el mundo,” ya que permite que un sin número de fuerzas de  EEUU se queden en Afganistán por 12 años, e ignora el acceso a largo plazo de EEUU a sus 30 y mas bases militares.  Los afganos saben que esta presencia militar continuara asesinando y peleando, y EEUU usara a Afganistán de forma efectiva para mantener una presencia militar en la región.
El Embajador Crocker dijo que consolida un estratégico convenio a largo plazo entre “dos estados soberanos iguales.”  Los afganos saben que esto significa que EEUU continuara manejando su gobierno de ladrones, guerrerista, líderes de la droga y sicarios de guerra, que gobiernan el país, y la miseria y el horror de la vida diaria seguirá.
Mientras tanto el Talibán – que se salió de las negociaciones con EEUU y el gobierno de Karzai después de la masacre de 27 afganos por un marine de EEUU el mes pasado – esta maniobrando por una posición en los asuntos del país.  
La violencia subió de nivel después de que 35-40 bombarderos suicidas lanzaran ataques coordinados contra edificios gubernamentales en Kabul y otras ciudades, a embajadas occidentales y la sede de la OTAN.  El Talibán etiqueto los asaltos como retaliación por las acciones militares de EEUU, la reciente quema de los Corán y la masacre de 27 civiles afganos.    
El embajador de EEUU dijo: “…estos atacantes [son] parte de la red Haqqani, ellos gozan de impunidad en el norteño Waziristan” (Un área de Pakistán occidental frontera con Afganistán).  Los afganos sospechan que el motivo por lo cual EEUU señala a Haqqanis es una táctica en un juego político que permite que EEUU avance en sus demandas en las negociaciones esporádicas con el Talibán y el gobierno de Karzai.  
La red Haqqani es una de ocho grupos anti gubernamentales y anti EEUU, cada uno con sus metas distintas, intereses territoriales y económicos que componen el movimiento Talibán.
Richard Haass, del Concilio par alas Relaciones Exteriores, dirigido por Rockefeller, delineo la estrategia: hacer acuerdos por separado con diferentes facciones del Talibán, convirtiendo Afganistán en una cobija “recortada y remendada” de territorios vigilados por varios lores del Talibán.  Esto podría pacificar áreas que protegen el oleoducto TAPI (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-india) que EEUU y otras naciones están planeando y podría resguardar las bases militares de EEUU permanentemente.  El Haqqanis ha sido incluido en las negociaciones de dos años con líderes del Talibán.  Hillary Clinton se reunió con ellos en el 2011.
Sin embargo los afganos no ven ninguna diferencia entre las facciones del Talibán; son vistos como terroristas.  Tampoco confían en el gobierno de EEUU.  Ellos los acusan de usar la insurgencia para empujar el Acuerdo de Asociación Estratégica y continuar la ocupación.  Además, enfocarse en el Haqqanis justifica los ataques mas letales a las bases Haqqanis en Pakistán, desestabilizando aun más el país.   
MEJORES AMIGOS
Jalaluddin Haqqani, quien fuera antes huésped de la Casa Blanca, era un comandante mujahadin en la guerra de EEUU en Afganistán contra los Soviéticos en la década de 1980.  Este afgano, antes desconocido, junto con otros lores guerreros, estaba en la nomina de la CIA, recibiendo millones de dólares en armas, a través del ISI (servicio de seguridad) de Pakistán.
Cuando el Talibán tomo el poder en 1996, Haqqani se convirtió en ministro de gobierno.  Después de la invasión del 2001, rechaso una posición del gobierno de Karzai, regresando a Pakistán para extender su red.  Hoy su hijo maneja la red de negocios del grupo y financia una milicia que gobierna con violencia y atemorizando en los territorios que controla.    
Las contradicciones entre la clase trabajadora afgana y los jefes fundamentalistas, carteles la droga y sicarios, sean afganos o foráneos, quienes están tratando de mantener su posición después del 2014, se intensifican de manera alarmante.   Está presente en el centro de Kabul, donde miles desplazados por las guerras y la toma de tierras viven una inexplicable miseria en casuchas junto a edificios lujosos.  
Los partidos políticos están formando para crear un cambio social radical.  Los afganos alguna vez organizaron movimientos que identificaban al capitalismo como el problema y al comunismo como la solución, para acabar con la extensa disparidad económica entre los ricos y pobres.  En 1978, un partido marxista, el PDPA, tomo el poder y por 12 años – a pesar de la guerra, la ocupación por parte de la URSS y de sus propios errores -  mejoraron las condiciones para la clase trabajadora afgana.
 (Próxima edición: La historia de la lucha por el comunismo en Afganistán y como los afganos estan luchando por estas ideas hoy.)