PARIS, 28 de septiembre — La falsa expresión “racismo anti-blanco” ha estado recibiendo atención constante en los medios de comunicación en Francia, a raíz de su utilización por Jean-François Copé, secretario general del partido de derecha PUM. Copé es un candidato en las elecciones de noviembre para elegir a un nuevo presidente de ese partido. Su rival, el ex primer ministro, François Fillon, se apresuró a decir que el racismo anti-blanco es “una realidad”.
Mediante el uso de esta expresión, originalmente puesta en circulación por Marine Le Pen líder del partido fascista Frente Nacional, tanto Copé y Fillon se congracian con los elementos de extrema derecha en su partido. Pero esto es más que una estratagema en una interna pelea de perros partidaria. Primero, muestra que la PUM se está acercando a una alianza con el Frente Nacional, por lo que un gobierno abiertamente fascista en Francia es una posibilidad real.
En segundo lugar, el primer ministro socialista Jean-Marc Ayrault ha intervenido diciendo que “el racismo anti-blanco podría existir”, pero que Copé debería haber sido más cuidadoso al utilizar la expresión. Desde entonces, los medios de comunicación “han debatido” si la discusión del “racismo anti-blanco” es políticamente correcta.
La esterilidad del debate en los medios contrasta marcadamente con un comentario publicado por Mohamed en el sitio web de la revista Nouvel Observateur. ¿El “racismo anti-blanco” ?, se pregunta, “lleva a la discriminación en la escuela, o a los chequeos policiacos de identidad sin motivo y a lo difícil que es encontrar un empleo ?” Mohamed se contesta “Copé está tratando de avanzar en la solidaridad racial entre ‘blancos’, para intentar eclipsar la solidaridad de clase, entre trabajadores con salario mínimo, que, en mi humilde opinión, son cada vez más conscientes de que están en el mismo barco, no importa el color de su piel.”
Para entender por qué los políticos patronales y los medios están azuzando el racismo, eche un vistazo a las cifras de desempleo en Francia: más de 5 millones desempleados y sub-empleados -el 16.8% de la población económicamente activa.
Además, el Partido Socialista-Verde que integra la coalición gobernante, está empujando en el Parlamento francés la aprobación del Pacto de Presupuesto Europeo, cuya “regla de oro” es el no admitir ningún déficit presupuestario en el gobierno. Esto conducirá a una mayor austeridad: más impuestos y menos servicios públicos. Se obligará a la clase trabajadora a pagar por la crisis económica capitalista.
Para atajar la explosión de la lucha de clases contra la opresión, los patrones necesitan persuadir a los “blancos” que sus enemigos son personas de origen árabe y del Medio Oriente (10.2% de la población) y gente negra de África y del Caribe (3.6% ) Pero los comunistas señalamos que el racismo es una carta de triunfo patronal, para cosechar mayores ganancias, pagando salarios más bajos. El racismo divide a la clase trabajadora y debilita su capacidad para luchar contra la explotación patronal.