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Novela de Woody Guthrie: La lucha para Sobrevivir Bajo el Capitalismo

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04 Julio 2013 113 visitas

Casa de Tierra, de Woody Guthrie
Después de 70 años, una poética y valerosa historia de la lucha para sobrevivir bajo el capitalismo
 Un año. ¿Y qué es un año? Un año es algo que se puede sumar, pero que nunca se puede restar… Un año es ese deseo nervioso de hacer un buen trabajo y ganarse una buena paga, e integrarse a un buen sindicato… Y un año de trabajo es trecientos sesenta y cuatro, o cinco o seis días de carreras, de prisas, de caminatas, de rebotes, y de  saltar de arriba abajo, las discusiones, las peleas, los pleitos de borrachos, las resacas, los dolores de cabeza, y todo.
Así es de hermosa y evocativa la ruda prosa de Casa de Tierra, la única novela de Woody Guthrie. Escrita en 1947 por el organizador radical, poeta, cantante y compositor, que recién acaba de publicarse. Guthrie narra las condiciones de vida de una joven familia trabajadora – Tike y Ella Mae Hamlin – durante la Depresión y su lucha por vivir de la tierra, salir adelante y tener un hijo en una choza que a duras penas se sostiene de los golpes del clima Tejano. Pinta un cuadro favorable pero franco y honesto de la gente trabajadora – gente verdadera, no la noble pero a menudo unidimensional imagen de los trabajadores que encontramos en algunos otros trabajos, o la burlona condescendencia que George Orwell demuestra por los simplones “proles” en 1984.
 Los Hamlins alquilan una casa destartalada  sobre un buen terreno de cultivo, pero tienen una lucha constante para sacar la cosecha y poner comida en la mesa, especialmente cuando esperan su primer hijo y tienen el banco al acecho. El sueño de Tike es tener una casa de adobe. No las baratas casas de madera que construyó el tacaño dueño, que gotean y crujen y retumban con el viento, pero una casa de adobe hecha literalmente de la tierra, que los defenderá del clima y que no se la llevará ni el viento, ni el fuego, ni la embargará el banco. Tike manda pedir un panfleto del gobierno explicando cómo construirla, y lo lleva guardado en su bolsillo todo el tiempo, casi como si fuese una biblia, que le da la esperanza casi religiosa de poder alcanzar su meta de vivir en una casa de tierra.
Este es un libro sobre la lucha, pero no es un libro sobre huelgas y piquetes. Esta es la lucha cotidiana para criar a los hijos, y comer, vestirse, tener una casa y vivir sano, teniendo sólo las herramientas más básicas para lograrlo. La mayoría de trabajadores, inclusive en los años 30 no ocupaban la mayor parte de su tiempo organizándose, a pesar de los heroicos esfuerzos del Partido Comunista y otras organizaciones que luchaban contra los estragos del capitalismo.
 Era más que nada una lucha por sobrevivir, ya sea por la fe en un sueño como el de la casa de tierra. Es difícil saber si Guthrie pensaba que esa era realmente una solución, o sólo estaba usando la imagen para demostrar que inclusive algo tan básico como un techo sólido es inalcanzable bajo el capitalismo, donde algo que no genera lucro no se construye.
Como hijo de un rudo granjero de Oklahoma, Guthrie no tuvo miedo de mostrar las fortalezas y debilidades de sus personajes, desde los más esforzados trabajadores, hasta los, a veces, no tan diligentes vecinos, su ternura y sus características menos admirables, como el ocasional sexismo de Tike. Estos se necesitan mutuamente para sobrevivir. Ella Mae trabaja tan fuertemente, si no más que Tike, desempeñándose como la verdadera ancla de la familia. Guthrie se merece el crédito que, aunque parezca increíble para un libro escrito hace 65 años, trata de manera directa los temas de las relaciones y vida sexual de una pareja de clase trabajadora como una parte real de sus vidas en las planicies.
Aparte de sus conversaciones, relaciones sexuales, interacciones casuales con los vecinos, y una radio que funciona mal, no hay mucho que nos distraiga del trabajo constante. Pero las líricas y honestas descripciones de la vida en la granja durante la Depresión, la vida en general, los detalles de los personajes, y las tensas y desesperadas escenas de un parto en las planicies en medio de una tormenta son cautivantes, y ocupan el lugar de las más elaboradas historias e intrigas en otras obras de ficción. En general, Tike y Ella Mae no sucumben al derrotismo. Pero eso también es un esfuerzo constante, con la siempre presente amenaza de un embargo que es un nubarrón que los afecta a ellos y a miles como ellos, no importa que tan claro se vea el cielo verdadero bajo el que vivan.
Para los comunistas, y todo aquel que se oponga al sistema de lucro, este es un libro importante, que vale la pena leer y discutir. Es una buena lectura, pero eso no es lo importante – es muy bueno para discutir la manera de describir a la gente de clase trabajadora y su vida, sus fortalezas y debilidades, y las opciones –  no importa cuán limitadas – que la gente que no tiene dinero opta bajo el capitalismo. Como tan gráficamente lo pinta Casa de Tierra, el sueño de algo tan básico como una casa de tierra permanecerá sólo como un sueño, mientras los banqueros sean dueños de la tierra, y hasta que no se la arrebatemos y devolvamos a los que la trabajan.