PARIS, 26 de Mayo – El partido fascista Frente Nacional (FN) fue el gran ganador de las elecciones parlamentarias Europeas que se llevaron a cabo ayer. La clase dominante francesa opto por el fascismo en un futuro cercano si su circo electorero no es lo suficientemente fuerte para imponer su voluntad económica.
En cualquier caso, los trabajadores no sacan nada apostando por uno u otro partido patronal electorero. Nuestra clase nunca va a lograr su liberación bajo el capitalismo. Sólo la destrucción del sistema de lucro y su estado a través de una revolución comunista le va a permitir a la clase trabajadora liberarse por sí misma de la opresión, explotación, racismo, sexismo y guerras imperialistas del capitalismo.
Mientras que de acuerdo a la encuesta Harris, sólo 43 por ciento del electorado salió a votar, el FN recibió 25 por ciento de esos votos, el partido conservador UMP liderado por Sarkozy 20.8 por ciento, y el Partido Socialista (PS) 14 por ciento. Dado el bajo voto total, los números del FN representan 11 por ciento de los votantes elegibles y va a tener 25 diputados en el Parlamento Europeo, diez veces más que antes.
Mientras que los medios enfatizan los números de la derecha como un voto en contra de la Unión Europea, minimizan el hecho que la elección en Francia representa realmente una oleada de odio racista en contra de los africanos negros y los árabes del Magreb. Fue parte del voto anti inmigrante, racista y neo-Nazi que recorrió Europa. En Inglaterra como en Francia, la ultra derecha ganó un cuarto de los votos. En Hungría, el partido Jobbik, marcadamente anti semita, ganó el segundo puesto. En Grecia, el partido anti inmigrante y neo-Nazi Amanecer Dorado ganó escaños en el Parlamento Europeo por primera vez.
En Francia, los dos “respetables partidos de gobierno” – la UMP y “el mal menor” Socialista – están tremendamente desprestigiados. Desde la derrota Socialista en las elecciones municipales de marzo, el Presidente Socialista François Hollande ha dado un “vuelco a la derecha”, nombrando al racista Manuel Valls como nuevo Primer Ministro. Valls es famoso por haber declarado, cuando era alcalde de Evry, que demasiadas caras negras en el mercado municipal le daban una mala imagen al pueblo.
En abril, el gobernante Partido Socialista aprobó un paquete de austeridad con cortes de 50 billones de euros a los programas gubernamentales de asistencia a los trabajadores pobres, congelamiento del salario de los trabajadores estatales, y 55 billones de euros (75 billones de US$) en exenciones tributarias anuales y reducciones en las contribuciones al seguro social para las corporaciones francesas – todo para ayudarlas a competir mejor contra sus rivales en otros países imperialistas. Así que ahora los trabajadores no creen en los Socialistas. La UMP está envuelta en un gran escándalo y los trabajadores no la ven como una alternativa tampoco.
El Partido Comunista (PCF) era el partido más grande en Francia después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, después de décadas de colaboración de clase, es sólo otra máquina electorera administrada por y para los arribistas. El Frente de Izquierda, la alianza del PCF y otros partidos de la falsa izquierda, ganaron sólo 6.3 por ciento del voto Parlamentario Europeo. En la ausencia de una alternativa revolucionaria, los trabajadores y obreros que participaron – hastiados con el PS y el UMP – votaron por el FN fascista.
El FN también ganó un tercio del voto juvenil mientras que los mayores de 60 – los que fueron parte de la huelga general de 1968 – fue el grupo que menos votó por el FN, sólo 21 por ciento.
Según Joël Gombin, un investigador del centro de estudios de la Fundación Jean-Jaurès (conectada con los Socialistas), mientras que los altos líderes fascistas, Marine Le Pen y Florian Philippot, basaron su campaña en la hostilidad a la Unión Europea, tratando de darle un aspecto “respetable” a su partido fascista, la mayor motivación de los votantes del FN fue expresar su racismo.
Según una encuesta de Ifop del 25 de mayo, 88 por ciento de los votantes del FN dijeron que “la inmigración” era el tema determinante. Pero en el 2012, sólo 193,600 inmigrantes llegaron a Francia. Claramente, el tema no es el número de personas que inmigran a Francia. Actualmente, de la población de 63 millones del país, 12 millones de primera y segunda generación de inmigrantes viven en Francia (cifras del 2008) y ¡8.3 millones son ciudadanos franceses! Los 4.7 millones que votaron por el FN en las elecciones de la Unión Europea quieren expulsar a esas personas puramente por razones racistas.
La clase dominante ya tiene experiencia con las movilizaciones fascistas, notablemente con dos movimientos “de base”. Uno fue el de las violentas protestas de las “gorras rojas” contra los impuestos en Britania en febrero, en el que los patrones organizaron a sus empleados para que protestaran. El otro fue una “manifestación para todos” contra los gay que comenzó en el 2013. Salieron cientos de miles de derechistas católicos, y el 2 de febrero del 2014 estuvieron infiltrados y manipulados por matones fascistas.
En un futuro cercano, es probable que los grupos fascistas extra legales que circulan alrededor del FN se envalentonen para atacar a negros, árabes e izquierdistas.
Así que ahora la clase dominante francesa tiene dos opciones. Puede depender de los “respetables partidos de gobierno” para imponer la austeridad a la clase trabajadora – François Hollande ya ha dicho que su gobierno no cambiará dirección. O, si los Socialistas de Hollande y el UMP están muy desacreditados o débiles para permitirle a la clase dominante imponer su austeridad, los patrones pueden quitarse la máscara de la democracia y optar por el fascismo abierto y descarado.
Todo esto podría resultar en una alianza electoral UMP-FN en las elecciones presidenciales del 2017. Como el partido Nazi de Hitler en 1933, los fascistas del FN podrían llegar al poder “legalmente”. Sólo el surgimiento de un verdadero partido comunista podría sacar a la clase trabajadora de este pantano del fraude electoral capitalista, aplastar a los fascistas y derrocar a la clase dominante con la revolución comunista.