Mientras los incesantes gritos de ira contra los jugadores negros de futbol americano, Ray Rice y Adrian Peterson continúan, vemos como los patrones se esfuerzan para distraernos de los más grandes abusadores y opresores racistas de mujeres y niños.  
El sexismo bajo el capitalismo es incontrolable.   El capitalismo necesita que las mujeres hagan los trabajos menos pagados, o sin sueldo (criar a la próxima generación de trabajadores) por eso el capitalismo siempre ha estimulado abierta y tácitamente, la degradación de las mujeres.  Las mujeres son cruelmente objetivadas por la cultura capitalista.  A los jóvenes se les enseña a usar y abusar de las mujeres como si fueran mercancía.  
La Liga Nacional de Futbol (NFL, siglas en inglés) tiene un largo historial de ideología sexista capitalista.  La NFL se hace de la vista gorda en cuanto al mal comportamiento de sus jugadores.  Se destacan sus porristas semi desnudas.  Explota y descarta cualquier cuerpo roto y lesiones al cerebro de sus atletas jóvenes, quienes llegan a este deporte tratando de escapar de la pobreza.  Promueve espectáculos aéreos con la consigna nacionalista de “USA” mientras que la clase dominante de EEUU – junto a su aliado imperialista el estado de Israel – asesinan masas de hombres, mujeres y niños en el Medio Oriente.  ¿Por qué La Organización Nacional de la Mujer no ataca estas atrocidades?
La ultima avalancha de violencia domestica por los jugadores de la NFL solo profundiza el daño, a pesar de la hipócrita muestra de preocupación de la NFL por las familias de sus jugadores.  NO existe justificación por las acciones de Adrian Peterson o Ray Rice.   Janay Rice y el hijo de cuatro años de Peterson han sido lastimados y dañados, quizás de por vida, y la mayoría de nosotros lo sabemos.  Sin embargo, ¿Por qué tantos gritos de furia de parte de quienes no dicen nada sobre el daño masivo que este sistema racista inflige sobre tantas mujeres, niños y hombres negros?  El 30 de agosto, el New York Times reporto que la disparidad racial en EEUU está peor que en Sudáfrica durante el apartheid.  El patrimonio promedio en los hogares latinos o negros es solo  6% del patrimonio de un hogar de blancos.  La brecha en salario negro-blanco es 40% más que en 1967.  El joven negro promedio nacido en EEUU hoy, morirá cinco años antes que el joven blanco promedio.  
La enorme ira contra los hombres negros que hacen cosas malas es otra manera como el racismo infecta la cultura capitalista.  Lo que aparenta ser una crítica al abuso se ha convertido en un ataque a los hombres negros.  Se ha dado rienda suelta a racistas para que desahoguen su odio. La gente cansada de la naturaleza racista de la crítica, o se callan o erradamente tratan de defender a Rice y Peterson, siendo atacados como justificadores.  Sin embargo, mucha gente que defiende a Danny Ferry, el gerente general racista de los Atlanta Hawks, sin que se les determine como racistas.   
En este país, todos los días, se cometen vastos crímenes contra trabajadores negros.  Jóvenes son asesinados por la policía y los procuradores rehúsan procesar a los policías racistas.  Las escuelas de los niños negros son diezmadas.  Es más, midiendo el salario, la salud y educación, los trabajadores negros sufren desproporcionadamente, bajo el capitalismo.   ¡Con razón los patrones quieren distraer nuestra ira hacia un par de jugadores de futbol!
No es una coincidencia que el furor dirigido hacia Rice y Peterson llegue después de la rebelión en Ferguson, Missouri.  Lo que paso en Ferguson sacudió el sistema patronal.  La imagen de trabajadores negros furiosos luchando contra la policía y sus lacayos muestran lo débil que es el control que el capitalismo tiene sobre la clase trabajadora.  
Mientras que la indignación por el asesinato de Michael Brown ha puesto en la defensiva a los patrones, ellos buscan desesperadamente otras formas de construir el racismo y el miedo a los trabajadores negros.  Su meta es tratar de minimizar la ira multirracial y antirracista construida por la rebelión.  Los atletas negros, quienes reciben millones, son un blanco facial.  Pero los más brutales abusadores de mujeres y niños son los capitalistas, y son quienes ahora están en el banquillo de los acusadores.   Necesitamos acabarlos, de una vez por todas.