El fallido golpe militar en Turquía, un nefasto intento de quitarle el poder estatal al presidente Recep Tayyip Erdogan, representa un triunfo del imperialismo ruso, una amarga derrota de los gobernantes estadounidenses y otra muestra de la creciente inestabilidad en el Medio Oriente petrolero.
Erdogan, presentado anteriormente como el líder “democrático” modelo, ha encarcelado a mas de 10,000 personas, incluyendo a 42 adolecentes acusados de traición (dailymail.co.uk, 25/7). Miles de escuelas y hospitales han sido tomadas; miles de trabajadores gubernamentales, maestros, decanos y profesores han sido despedidos. Turquía muestra claramente el creciente fascismo, un reino de terror estatal para aplastar las facciones internas y aterrorizar a la clase trabajadora.
Después del voto británico de dejar la Unión Europea, la tormenta política en Turquía es un golpe a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, garrote militar estadounidense en Europa y el Medio Oriente. Turquía es la segunda fuerza armada en la OTAN, un legado de la Guerra Fría de los 1950, cuando EE.UU necesitaba un bastión contra la influencia soviética en la región. Hoy Turquía es un contrapeso crucial al cliente ruso Irán, que además comparte frontera con Siria e Irak. La base aérea Incirlik, es la base de los bombardeos estadounidenses al Estado Islámico (EI), los imperialistas regionales que amenazan el control de EE.UU sobre el petróleo iraquí. Si la OTAN fue la clave principal de la estrategia post segunda guerra mundial de EE.UU para dominar el mundo, Turquía fue su eje.
Conforme la OTAN se debilita, Turquía se convierte en un aliado menos confiable para EE.UU y Rusia se fortalece. Estas tendencias reflejan la agudización de la competencia inter-imperialista la proximidad de un conflicto global mas extenso.
Fethulla Gulen, Hombre de la CIA en Pensilvania
Los patrones estadounidenses, confiando en generales turcos entrenados por ellos, apoyaron cinco golpes de estado, o amenazas de golpe, entre 1960 y 1997, para mantener en su sitio un gobierno secular pro EE.UU. Cuando Erdogan toma el poder en 2003 creando el estado nacionalista islámico, marca una victoria para la sección de la clase dominante turca pro rusa. El gobierno turco aumenta rápidamente su comercio con Rusia y China y limita el uso por EE.UU de la base aérea Incirlik durante la guerra de Irak.
Poco después de su elección como presidente de EE.UU en el 2008, y desesperado por aliados en la región, Barack Obama “comenzó a cortejar a Erdogan, a quien veía como un demócrata musulmán moderado que podría ayudarle a estabilizar el Medio Oriente…[pero] Erdogan…como mucho, ha sido un aliado reacio en la lucha contra el EI y un partidario de grupos islámicos que EE.UU se opone, entre ellos Hamas y la Hermandad Musulmana”(Político, 16/7). Además, Erdogan ha aumentado la masacre racista de nacionalistas curdos, la fuerza mas eficiente, financiada por EE.UU, contra el EI en Irak.
Mientras tanto, la clase dominante estadounidense aseguraron sus apuestas con un islámico moderado llamado Fethulla Gulen, imán multimillonario quien apoyo el golpe de 1980 que asesino y encarcelo a miles de trabajadores y estudiantes. Gulen se mudo a Pensilvania en 1999, un arreglo facilitado por el antiguo vicepresidente del consejo de la CIA (Huffington Post, 22/7/). El “movimiento” religioso de Gulen abrió mas de mil escuelas en todo el mundo, desde Turquía y Pakistán hasta la cadena mas grande de escuelas “chárter” en EE.UU (The Atlantic, 12/8/14). Sus seguidores infiltraron el poder judicial, servicios de inteligencia, policía y ejercito. En 2013, después que una investigación de corrupción por jueces “gulenistas” se acercaron demasiado a los amigos de Erdogan, los antes aliados ya no son.
Conforme se enfriaban las relaciones con Erdogan, los capitalistas estadounidenses reforzaban la oposición Gulen para convencer a Turquía de involucrarse mas en la lucha contra el EI. Pero, parece que esa estrategia no sirvió, ya que Erdogan acusa a Gulen por el fallido golpe y aprovecha la oportunidad para eliminar a los gulenistas y las fuerzas pro EE.UU.
Se Acaban Opciones de Gobernantes
En la sangrienta guerra de apoderados en Siria, Turquía, al principio, se alió a EE.UU contra Rusia y el régimen sirio de Bashar al-Assad. Pero, cuando EE.UU se ve forzado a buscar a Rusia para revertir el avance territorial del EI, el balance cambia. “Moscú regresa como gran jugador en el Medio Oriente, mientras que Washington se ve degradado, una sombra del gran poder que en algún momento domino los eventos en la región”(The Guardian, 13/2). En junio, Erdogan se disculpa con el presidente ruso Vladimir Putin por bajar los aviones de guerra rusos en noviembre, y arregla sus diferencias con Siria. “Assad el enemigo” se convierte en “Assad el hermano”(sputniknews.com, 4/7). La clase dominante rusa ve que Turquía esta “en giro general hacia el Este y buscando acercarse a Rusia”(Moscow Times, 21/7).
No importa quien haya orquestado el golpe fallido, el resultado esta claro. La base de los patrones estadounidenses en la clase dominante turca ha sido diezmada. Su credibilidad con los trabajadores oprimidos es nula. En Turquía y Siria, Irak y Afganistán, Sudamérica y el Mar del Sur de China, las opciones de los patrones se ven cada vez mas estrechas.
¡Lucha Contra la Dictadura Capitalista!
Mientras que la purga despiadada de Erdogan se desplegaba, Obama le dio al dictador un “reconocimiento por su resiliencia” (New York Times, 20/7). Esta patética rendición puso al descubierto las convenciones de Cleveland y Filadelfia como las charadas que son. Turquía nos recuerda que la “democracia” capitalista es un guante de seda sobre el puño de acero que es la dictadura capitalista – y que el guante puede sacarse rápidamente. Como dijo alguna vez Erdogan (Y Hillary Clinton o Donald Trump pudieran decir, si fueran honestos), la democracia es como viajar en autobús: cuando llega a su parada, se baja (Bloomberg News, 4/7/13). Los trabajadores no tienen “un juicio justo” o “derechos constitucionales” como tampoco lo tuvieron Philando Castile o Alton Sterling, asesinados a sangre fría por la policía racista.
Pero millones de estos trabajadores están buscando la manera de rebelarse contra la brutalidad del sistema de ganancias. Desde Baton Rouge a Estambul, la clase trabajadora lucha contra la explotación patronal y las guerras sin fin. Dentro de la lucha esta nuestra oportunidad. Solo una clase trabajadora unida – dirigida por el revolucionario comunista Partido Laboral Progresista – puede derrotar el creciente fascismo y el sistema capitalista que lo engendra. ¡Únetenos!