El 2 de Agosto, Estados Unidos declaro nuevas sanciones económicas contra Rusia. Esta acción refleja una creciente desesperación entre los patrones capitalistas estadounidenses, cuyo decadente, pero aun muy letal imperio, se efrenta a crecientes desafíos de los imperialistas rusos y chinos – especialmente después de la exitosa intervención militar rusa en Siria.
Las sanciones son una táctica estándar en la competencia capitalista. En este ultimo ataque económico, los patrones estadounidenses congelaran el dinero y bloquearan los acuerdos comerciales que involucren a los patrones rusos. Para la clase trabajadora internacional, solo es cuestión de tiempo para que las guerras comerciales entre los grandes imperialistas se conviertan en guerra mundial – guerra que en nada beneficia a los trabajadores.
El internacional comunista Partido Laboral Progresista, llama a los trabajadores, estudiantes, y soldados a luchar por nuestra clase, ¡no por el país! Luchamo por un mundo sin dinero, ni fronteras racistas, sin racismo o sexismo – un mundo dirigido por la clase trabajadora. La clase capitalista nunca dejara su reinado sin una lucha. Es nuestra clase la que deber convertir la inminente guerra inter-imperialista en una guerra por la revolución comunista.
Que significan las “sanciones”
Las alegaciones de que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales en 2016 son repetidas constantemente por la prensa patronal estadounidense. Aun si las acusaciones son ciertas, también son una charada política para encubrir a EE.UU. mientras crea una división entre Rusia y la Union Europea. En realidad las sanciones no tienen nada que ver con la interferencia en las elecciones. Por años, los patrones estadounidenses han tratado de reprimir la dependencia, de gas natural ruso, en Europa, particularmente de Alemania, el cual pasa por el vecino occidental ruso, Ucrania.
Desde el colapso formal de la Union Soietica en 1991, los patrones estadounidenses han gastado $5.1 mil millones en la cacareada “creación de democracia” en Ucrania (Politifact, 19/3/14), el presidente ucraniano pro ruso fue removida después de manifestaciones masivas apoyadas por EE.UU. Su actual presidente Petr Poroshenko, ha jurado unirse a la alianza miliar (pro EE.UU.) de la OTAN, la cual lleva fuerzas militares estadounidenses a la frontera rusa.
Pero EE.UU. no ha tenido éxito minimizando el monopolio de gas ruso en Europa, o su creciente influencia en el Medio Oriente. Las ultimas sanciones son un intento desesperado por parte de los patrones estadounidenses de agarrar impulso.
Gas natural puede incendiar la
Guerra
El gaseoducto mas grande bajo el agua Nord Stream, conecta a Rusia y Alemania a través del mar Báltico, sobrepasando Ucrania por completo. (Una extensión grande del proyecto Nord Stream 2, se prepara actualmente por Gazprom, compañía estatal rusa de gas). Las sanciones estadounidenses apuntan a los 200 contratistas y sub contratistas en la UE que proveen de acero y otros materiales a Nord Stream (Reuters, 3/8/17). Mientas tanto, EE.UU. espera que su primer envío de gas licuado a Europa Oriental seduzca otros países europeos y boten a Rusia (Foreign Policy, 8/6/17).
De cualquier forma, los patrones estadounidenses ya no pueden dictar la política global como antes. Económicamente, las sanciones son pocas y llegan tarde: “casi todos los grandes contratos de acero, logística portuaria y construcción ha han sido concluidos” (Reuters). Políticamente la desesperación de los patrones estadounidenses podría estar llevando a aliados históricos, como Alemana a los brazos del imperialismo ruso. Los patrones alemanes hasta dijeron que las nuevas sanciones “rompían ley internacional” (CNN, 2/8).
Después del voto británico, aliado estadounidense mas confiable, para salir de la Unión Europea, no esta muy claro cuanta influencia aun tenga EE.UU. en Europa. Pero si es claro que las guerras imperialistas mas letales están en el horizonte, y que los trabajadores en el mundo no tienen nada que ganar con ellas. La necesidad de organizarse por una revolución comunista es ahora mas urgente. ¡Únete al PLP!