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Una masiva manifestación multirracial golpea el plan de deportación del gobierno

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09 Marzo 2018 81 visitas

TEL-AVIV, ISRAEL-PALESTINA, 24 de febrero—Más de 20.000 manifestantes realizaron una concentración masiva aquí contra el plan de deportación del gobierno, un plan que obliga a los refugiados a salir o ir a la cárcel. Era una multitud multirracial en la manifestación, principalmente solicitantes de asilo de países de África y trabajadores judíos. Blanco y negro, ciudadanos y solicitantes de asilo, se unieron en solidaridad para aplastar el racismo del gobierno.
Hay aproximadamente 35.300 solicitantes de asilo africanos que viven en Israel. La mayoría huyó del genocidio en Sudán del Sur y del fascismo en Eritrea. El gobierno israelí vende armas a los beligerantes en Sudán del Sur y al régimen de Eritrea, donde también mantiene una base militar encubierta (Haaretz, 12/2012).
En ambos casos, los regímenes usan estas armas para cometer atrocidades en una escala monstruosa: genocidio y violación sistemática en Sudán del Sur y esclavitud fascista en Eritrea. La gente huye de estos países-arriesgándose a la muerte en la frontera y en el camino-y busca asilo político en otro lugar. Israel ignora las solicitudes de asilo, y en el mejor de los casos, estos solicitantes de asilo solo obtienen visas temporales de trabajo.
Racismo usado para dividir obreros
La clase dominante israelí impulsa el racismo anti-africano, es muy rentable para ellos. Un refugiado africano indocumentado no tiene derechos laborales reales; los jefes suelen pagarles menos que el salario mínimo y sin beneficios. Incluso con una visa de trabajo temporal, la mayoría no puede exigir sus derechos a sus empleadores. Muchos trabajan en restaurantes o tareas domésticas durante largas horas con un salario exiguo. Al no conocer el idioma, muchos desconocen sus derechos. En resumen, paraíso para los jefes parásitos que buscan esclavos asalariados baratos.
Una gran mayoría de los solicitantes de asilo viven en el sur de Tel-Aviv, en barrios de clase trabajadora que han sufrido décadas de abandono por parte de la clase dominante. Las drogas y la prostitución son muy comunes. La infraestructura es mala y la escolarización es inadecuada. La clase gobernante arrojó a los refugiados, trasladados directamente desde la frontera, a estos barrios marginales. El mayor temor de los patrones es que los residentes blancos y negros luchen juntos por sus barrios. Por lo tanto, los fascistas locales empujaron la propaganda racista virulenta contra los trabajadores negros, pintándolos como “violadores” y “matones” que “portan enfermedades”; esto a menudo implica el uso de varios términos despectivos. Esto ya ha llevado a ataques violentos de jóvenes fascistas.
Con el apoyo fascista, Israel ahora quiere deportar a estos solicitantes de asilo a Ruanda. El gobierno afirma que este sería un buen lugar para reasentarlos. Sin embargo, en realidad, Ruanda también expulsa a los refugiados, y terminan vendidos como esclavos o asesinados (Aljazeera, 29/11). Este es el destino que les espera a estos refugiados, incluidas muchas mujeres y niños, si son deportados. Para presionarlos a que “consintieran” a esta deportación, el gobierno comenzó a acorralar a los refugiados y enviarlos a la “instalación residencial” de Holot, que no es más que un campo de concentración en el desierto de Negev, donde las condiciones son deplorables.
Obreros no aceptarán mentiras racistas
Pero la clase trabajadora ha tenido suficiente de esta basura racista. Contrario a la propaganda fascista sobre “residentes locales amenazados por negros”, la clase trabajadora del sur de Tel-Aviv mostró solidaridad con sus vecinos en la manifestación de este sábado. La gente se está uniendo. La solidaridad y la unidad multirracial de la clase trabajadora enviaron un mensaje a los políticos y expertos de los patrones, así como a sus matones fascistas. El mensaje es: la gente no aceptará estas mentiras racistas. Esa unidad multirracial es la clave para poner miedo en la clase dominante.
Cuando la clase trabajadora se une y ve que las luchas de los trabajadores no tienen fronteras y que los trabajadores de todo el mundo pueden luchar codo con codo contra las clases dominantes de cada país, entonces podemos ganar un mundo dirigido por y para la clase trabajadora. La clase dominante crea las condiciones que obligan a los trabajadores a huir por sus vidas, la clase dominante crea las fronteras que les permiten atacar a los trabajadores cuando lo hacen, y la clase dominante empuja el nacionalismo que nos convence de que los trabajadores en diferentes países son enemigos. Podemos y debemos aplastar estas ideas y luchar. Algunos de los manifestantes trajeron banderas rojas, porque el comunismo es la manera de aplastar a la clase gobernante de una vez por todas, y su opresión y explotación de los trabajadores.