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Capitalismo de Chicago, un peligro a la salud

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30 Julio 2018 84 visitas

El capitalismo jamás podrá garantizar un nivel aceptable de salud para la mayoría de la clase trabajadora. Al convertir en mercancía lo mas esencial del servicio medico como son las medicinas y cirugías, los patrones capitalistas que dirigen el servicio de salud aseguran que las consecuencias para las familias obreras que no puedan pagar, por dicha mercancía, sean la enfermedad, discapacidad y hasta la muerte.
La ciudad de Chicago, a pesar de tener una prospera industria de salud valorada en casi $70 mil millones, esta a la cabeza en el uso de ataques racistas como forma de minimizar la salud de los trabajadores en toda la región. Empezando con los asesinatos racistas por la policía hasta el cierre de clínicas que sirven a los trabajadores negros e inmigrantes, la ciudad refleja la tendencia del capitalismo en negar una existencia remotamente saludable a un gran numero de personas en nuestra clase.
Esta seguirá siendo la cruda realidad hasta que las masas de la clase trabajadora internacional, dirigidas por el Partido Laboral Progresista, derroquen el sistema de ganancias a través de una violenta revolución y establezcan una sociedad comunista sin clases. Solo entonces los trabajadores podremos vivir en un mundo en donde no solo tengamos acceso al mejor cuidado medico sino que los problemas sociales que llevan al racismo, sexismo y una mala salud sean erradicados con la colectividad y organización de las masas.
El desempleo racista del capitalismo lleva a la muerte o enfermedades mentales
El racismo inherente bajo el capitalismo y es utilizado por los patrones para dividir a los trabajadores y lograr el máximo de ganancias lleva, inevitablemente, a las desigualdades racistas en la salud. Un estimado conservado dice que la tasa de desempleo en los hombres negros de 20-24 años es casi de 40% en Chicago (Chicago Tribune, 12/5). La falta de empleos lleva a miles de jóvenes negros a la economía callejera, exponiéndolos a la violencia gansteril. Desde el 15 de julio, mas de 271 personas han muerto baleadas y mas de 1,500 heridas de bala en la ciudad (Chicago Tribune, 16/7).
Aun peor que el impacto emocional y físico de la violencia sobre la victima inmediata, es el efecto domino en la salud mental dentro de las comunidades negras y latinas de la ciudad en donde la mayoría de estas balaceras ocurren. Un estudio sobre mujeres negras en los barrios del sur de la ciudad muestra que la tasa del trastorno de estrés postraumático (TEPT) es de casi 60%. Una importante porción de quienes fueron diagnosticadas con TEPT durante el estudio, reportaron que un ser querido o ellas mismas habían sido directamente impactadas por la violencia física (Chicago Magazine, 16/12/16). Esta violencia proviene, al final de cuentas, del capitalismo y su gobierno, muchas veces de forma directa, como el caso de los asesinatos cometidos por la policía.
El alcalde Rahm Emmanuel junto con otros patrones democráticos de la ciudad se aseguraron que pocos o ningún recurso de salud mental que los trabajadores buscan, para poder lidiar con este tipo de tensión causada por el capitalismo, exista en las comunidades obreras afectadas directamente. El Hill reporta,
Illinois redujo $113.7 millones de financiamiento para los servicios de salud mental del 2009 al 2012, razón por la que se cerraron dos instalaciones para pacientes internos, seis de doce clínicas de salud mental y varias agencias de salud comunitarias. Cuatro de cada seis agencias cerradas estaban en el sur u oeste de la ciudad, donde la mayoría de la violencia ocurre, y donde se necesitan desesperadamente estos servicios (26/6/17).
A los trabajadores se les envío a las cárceles del condado de Cook en vez de a las clínicas de salud mental, la cárcel del condado es la cuarta más grande de EE.UU. En donde por lo menos uno de cada tres presos ha sido diagnosticado con alguna enfermedad mental (WTTW, 2/11/17).
Patrones destrozan red de seguridad, atacan a trabajadores inmigrantes
El sistema de Salud y Hospitales del Condado de Cook, una red manejada por la ciudad y que provee servicio medico a muchos trabajadores, no asegurados o infra-asegurados, y a trabajadores indocumentados y sus familias, ha propuesto recortes al presupuesto de mas de $10 millones de dólares para el 2018 (Chicago Sun-Times, 17/11/17). Los patrones racistas de la ciudad consideran estos recortes “necesarios”, pues tienen que cubrir un déficit de $200 millones de dólares ya que su ardid anti obrero de implementar un impuesto a las bebidas azucaradas el año pasado no les funciono (Ver DESAFÍO, 27/10/17).
Los ejecutivos racistas Dr. John Jay Shannon del hospital Stroger y Karen Teitelbaum del Mount Sinai, de la “red de seguridad” hospitalaria, han tenido la audacia de decir que ellos se preocupan por los trabajadores indocumentados, aun cuando atacan a estos mismos trabajadores al cortar los servicios que ellos consideran “ineficientes para su costo”. Como cuando destruyeron las unidades de pediatría en 2017. Cambios abruptos como ese obliga a los trabajadores inmigrantes a perder proveedores de salud o tener que buscar proveedores privados en lugares más alejados, quienes probablemente no acepten programas de seguro de salud como el Medicaid.
Esta falta de acceso puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para los trabajadores que enfrentan el deterioro a su salud debido a la constante amenaza de deportación y arrestos por el aparato de deportación de la clase capitalista en el poder. Aun cuando los patrones liberales cacarean el estatus de “ciudad santuario” de Chicago, esta endeble designación no ha protegido a muchos indocumentados de la terrible realidad de la deportación, incluidos los 150 trabajadores arrestados por Immigration and Customs Enforcement (ICE) durante seis días en mayo (Washington Post, 29/5).
El nivel de ansiedad y estrés en las que se vive bajo estas condiciones fascistas no solo ha contribuido al aumento de enfermedades crónicas como la hipertensión y las enfermedades mentales; también disminuye la posibilidad de que los trabajadores inmigrantes tengan la confianza de ir a una oficina medica y dar información personal, por miedo a que pueda ser usada por las autoridades para su deportación.
Esa es la naturaleza racista y sexista del sistema de ganancias; en donde para nuestra clase es igual de imposible vivir saludable o buscar tratamiento. Como comunistas en el PLP, decimos que un sistema que no puede garantizar salud para los trabajadores ¡no merece existir!
Luchar por la revolución comunista es esencial para la salud de los trabajadores
Aunque la tendencia sobre la salud, en Chicago y demás lugares, refleja las crecientes desigualdades racistas, trabajadores y estudiantes de la ciudad continúan desafiando a los patrones y su sistema en una lucha militante. Un colectivo de activistas comunitarios, en su mayoría jóvenes negros del sur de la ciudad, lideraron una prolongada campaña de varios años, forzando a los patrones a reabrir un centro de trauma en la Universidad de Chicago. Estudiantes de salud pública han publicado investigaciones, han organizado grupos de estudio y plantones alrededor de la violencia perpetrada por la policía racista como una crisis de salud publica. Trabajadores hospitalarios en toda la ciudad han luchado a través de sus sindicatos demandando más personal, mejores sueldos, y seguro medico asequible. Camaradas del PLP han estado inmersos en estas luchas, ofreciendo liderato y un análisis político comunista.
Los fenomenales logros en esperanza de vida, mortalidad infantil y materna, y salud pública que ocurrieron después que los revolucionarios rusos y chinos ganaron el poder estatal deben seguir inspirándonos para crear estas luchas contra los capitalistas y su sistema letal. El concepto de salud dejo de ser individual y con precio, pues es algo que no debe estar conectado al dinero o ganancias, sino a la experiencia del desarrollo colectivo y la lucha. Cuando millones y millones de trabajadores sean ganados a esta óptica verdaderamente revolucionaria, nuestro futuro será mucho más saludable.