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Los obreros italianos están hartos del capitalismo

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20 Marzo 2020 105 visitas

“¡No somos carne de cañón!” lloraron millones en toda Italia cuando estallaron huelgas salvajes en todas las grandes industrias para detener la propagación de la mortal enfermedad por coronavirus. Los trabajadores protestaban por los intentos del gobierno y las empresas de obligarlos a mantener abiertas las fábricas, arriesgando sus vidas en fábricas inseguras para que los jefes pudieran meterlas en estrechas líneas de montaje para bombear ganancias.
 Los wildcatters golpearon a los productores de refrigeradores y autopartes, pernos de fábrica y aspiradoras, plantas cerradas de acero y automóviles y ferrocarriles, astilleros y muelles de construcción naval. Mientras que los medios de comunicación de los patrones debatían quién era el responsable de la propagación de las muertes, hubo un apagón total de las acciones militantes de los trabajadores.
 Los 6,000 trabajadores de Fiat-Chrysler, que desencadenaron la ola de huelga en la planta de Pomigliano cerca de Nápoles cuando salieron al comienzo del turno de las 2:00 pm el 10 de marzo, protestando por condiciones inseguras en las líneas de ensamblaje que producen automóviles Alfa-Romeo de lujo para los súper ricos (La Repubblica, 3/11)
 Como dijeron los trabajadores: “Retiraremos la protesta solo cuando el gobierno y la empresa ... detengan todo y paguemos nuestro tiempo libre. No podemos permitirnos perder más dinero por un derecho inalienable para hacer de nuestra salud y seguridad colectiva la máxima prioridad ...
 “Las grandes fábricas son lugares que unen a las personas, desde los autobuses hasta las líneas de montaje. Desafía la lógica: el estado cierra todo, comenzando con las escuelas y prohibiendo moverse ... Pero ... el gobierno italiano no ha cerrado las fábricas; sigue diciendo “quédese en casa” incluso cuando las líneas de montaje continúen produciendo y poniendo en riesgo al personal y a todas sus familias “(isnews.it, 3/11)
 Los trabajadores en al menos una docena de ciudades dejaron de producir, incluidas 700 mujeres en la planta de Electrolux en Solaro y constructores navales en Liguria después de que un trabajador dio positivo por el virus, causando que la huelga se extendiera a otros muelles. Los que estaban en Génova protestaban por el uso de equipos sucios en medio del virus fatal.
 Las huelgas salvajes, se dieron cuenta entre los trabajadores postales de Londres, los conductores de autobuses de París y los trabajadores automáticos de Fiat-Chrysler en Canadá.
 Para liberar a la clase trabajadora del capitalismo que nos está matando a través de estas enfermedades fatales, debemos convertir estos levantamientos en escuelas para el comunismo, la solución definitiva que librará al mundo de los jefes y su sistema de ganancias de explotación.