El 15 de noviembre, China firmo el acuerdo mundial mas grande de “libre” comercio con otras 14 naciones de Asia Pacifico. Mas allá de la reducción de aranceles y la apertura a inversiones capitalistas, el acuerdo representa un paso gigantesco hacia el fascismo y la guerra mundial entre China y su rival imperialista; EE.UU.
La Asociación Económica Regional General (AERG) “cubre casi una tercera parte de la población mundial y casi una tercera parte de su producto interno bruto (South China Morning Post, 1/12). La nueva alianza incluye a los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, principal socio de China. También acerca a cuatro países, que se inclinan hacia EE.UU., hacia la orbita china: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Al fortalecer los lazos con sus vecinos, China será menos vulnerable a las sanciones estadounidenses. Junto a la iniciativa Una Franja una Ruta de China, un proyecto gigante de trenes, carreteras, gaseoductos, y oleoductos, el AERG le da a China una tremenda ventaja sobre los patrones capitalistas deudores menos pudientes:
Según un comentario publicado por la universidad Renmin de Estudios Internacionales, el acuerdo es el logro mas grande en diplomacia económica de China desde que se formo el banco -respaldado por Beijing - Asian Infrastructure Investment en 2016.
“Muestra que la cooperación económica de China con naciones de Asia Pacifico serán sustancialmente fortalecidas, y contrarrestará significativamente las numerosas presiones de disociación económica entre China y EE.UU., además cambiará las cadenas de suministros…” (SCMP, 20/11).
El crecimiento de China ha sido incansable. En 2009, sobrepaso a Alemania como la nación exportadora mas grande del mundo. En octubre, el Fondo Monetario Internacional, reconoció que China ha sobrepasado a EE.UU. como la economía mundial mas grande (EuroAsian Times, 18/10). A pesar de las vacías amenazas del presidente Donald Trump, el superávit comercial anual con EE.UU. supero los $450 mil millones (focus-economics.com, 13/10). Es la única economía mayor que ha crecido aun durante la pandemia.
El AERG puede ser el mensajero de una inflexión; el momento en que China remplaza a EE.UU. como el imperialista mas poderoso del mundo. A diferencia del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, siglas en ingles), del cual Trump se retiro en 2017, el AERG fortalece a China y se rige por las reglas de China. El pacto tiene el mínimo de reglas laborales, no tiene regulación ambiental, y ninguna limitación para las industrias estatales – lo que favorece a los gobernantes estadounidense a expensa de los patrones chinos.
¿Qué significa esto para la clase trabajadora internacional? En primer lugar; “libre” comercio es una cínica denominación errónea. Al igual que NAFTA [TLCAN] en Norte América, esta diseñado para dar a los patrones mas flexibilidad para mover libremente sus compañías, tecnologías y mercancía, a través de las fronteras. Mientras que los trabajadores son usados libremente como mano de obra barata – o, cuando las ganancias se van a otro lado, son libres de morir de hambre.
Segundo, el inminente cambio en el orden jerárquico imperialista hará que el mundo sea aun mas volátil. El AERG agudiza las contradicciones entre China y EE.UU., acercando a ambos países a la tercera guerra mundial. Frente a esto, los trabajadores del mundo debemos rechazar los llamados patronales de nacionalismo. Nuestra tarea es construir el comunista revolucionario Partido Laboral Progresista y acabar el capitalismo y su esclavizador sistema económico, de una vez por todas.
Divisiones entre los patrones estadounidenses: otro triunfo para China
Trump ha representado a los patrones aisladores que hacen casi todas sus ganancias dentro de EE.UU. Ellos pierden mas de lo que ganan con un acuerdo multilateral comercial, ya que acarrea mas competencia de mercado. Pero para el ala mas importante del capital financiero de la clase dominante estadounidense, la cual recibe la mayor parte de su dinero internacionalmente, los altos aranceles de la política de aislamiento comercial de Trump, es un desastre, no solo para el lucro a corto plazo sino también para el control geopolítico a largo plazo.
El futuro monigote en jefe Joe Biden, tiene la tarea de revivir el viejo orden, y nuevamente poner a los patrones liberales al mando. Probablemente no podrá. Por un lado, los patrones de China tienen la ventaja de una clase capitalista unificada y un fascismo abierto que les da una gran ventaja estratégica. Por el otro, los patrones estadounidenses domésticos han secuestrado el partido republicano y probablemente seguirán dominando el Senado estadounidense, el cual deberá ratificar cualquier acuerdo comercial.
Al final, las divisiones dentro de la clase dominante estadounidense se deben al desacuerdo de como manejar a China y su amenaza a las ganancias estadounidenses. El ala “Fortress América” de Trump confiaría en un ejercito a la defensiva, de reducción a escala, predominantemente blanco, que pueda cometer genocidio a lo barato. El ala intervencionista de Biden tiene como blanco la juventud negra y latina para construir un ejercito masivo, multicultural, patriótico de millones, dispuestos a arriesgar su vida.
¡Voltear las Armas!
El 24 de noviembre un alto oficial chino, fue publicado en la sección de opinión en el New York times, vocero del capital financiero. Fu Ying, un ex Vice Ministro de Relaciones Exteriores, hizo un llamado a una nueva era de “cooperación” entre China y EE.UU., una mezcla de cooperación y competencia “mutuamente beneficiosa”. Pero cuando lees a fondo, no sonaba tan amigable: “En el frente político, ya es hora que Washington garantice la igualdad de condiciones para las empresas chinas que operan en EE.UU. ...dejar el habito de interferir en los asuntos internos de otros países… y evitar desafiar a China sobe el tema de Taiwán, o inmiscuirse en las disputas territoriales del Mar de China Meridional.” Es decir, China felizmente trabajaría con EE.UU., siempre y cuando EE.UU. renuncie a Asia.
Aunque los imperialistas pueden cooperar en limitadas y efímeras ocasiones cuando les sirve a sus intereses, la competencia siempre es primaria. La ley de los patrones es el máximo lucro. Los capitalistas financieros estadounidenses nunca aceptaran voluntariamente el ascenso de China como el poder numero uno mundial – demasiados miles de millones en ganancias multilaterales están en juego. Probablemente perderán, pero caerán peleando.
Por esa misma razón, los patrones chinos tampoco cederán en ser los jefes máximos. Las verdaderas intenciones de China se conocieron en un reciente mensaje del presidente Xi Jinping a la marina de su ejercito: “Pongan toda su mente y energía en preparación para la guerra” (cnn.com, 14/10).
La inestabilidad de este periodo es un gran peligro para la clase trabajadora, pero también una oportunidad. Aunque no sabemos cuando, donde ni como los patrones harán la guerra, nuestra responsabilidad histórica es transformar la guerra imperialista en una guerra por la revolución comunista. No podemos apoyar ni un lado ni otro en esta pelea entre explotadores. Los trabajadores del mundo no podemos olvidar que nuestra clase tomo el poder en Rusia, durante la primera guerra mundial, y también en China después de la segunda guerra mundial. Aun cundo estas revoluciones fueron grandes avances para la clase trabajadora, al final fracasaron por no romper con el capitalismo. Pero la historia nos muestra que nosotros tenemos otra oportunidad – si empezamos a construirla hoy. ¡Luchemos por el comunismo! ¡Únete al PLP!J
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Acuerdo Comercial Asiático: ¿Preludio a la Guerra?
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- 04 Diciembre 2020 108 visitas