En las ultimas semanas, decenas de miles de trabajadores se han tomado las calles en mas de cien ciudades de Rusia. Muchos se han arriesgado a arrestos y palizas para protestar contra la opresión patronal y contra el inminente arresto de Alexei Navalny, el racista, ultra-nacionalista falso líder que esta desafiando el régimen fascista de Vladimir Putin.
Los trabajadores unidos en solidaridad militante pueden pulverizar el sistema de ganancias patronal. Pero, aquí, la mal dirigida defensa de reformistas capitalistas como Navalny, no nos permitirá ganar. ¡No existen los patrones buenos! Aunque las estrategias y tácticas sean diferentes, todos los gobernantes capitalistas dependen del racismo, sexismo, y la explotación de la clase trabajadora. Solo les rige una regla: maximizar sus ganancias.
Aunque no sabemos a ciencia cierta cuales fuerzas capitalistas están orquestando esta ultima ola de protestas en Rusia, si sabemos que los trabajadores tienen muchas razones para estar furiosos: estancamiento económico, una enorme desigualdad, leyes de seguridad represivas, y una letal respuesta a la pandemia del coronavirus. Todos los días ven como los patrones le roban a la clase trabajadora mientras incrementan su ejercito para la próxima guerra inter-imperialista.
La única solución al terror estatal capitalista es la destrucción total del sistema de ganancias: la revolución comunista internacional. Escoger uno u otro opresor nunca liberara a nuestra clase. El Partido Laboral Progresista (PLP) hace un llamado a todos los trabajadores y estudiantes en Rusia a rechazar a los patrones y construir el comunismo y el poder obrero.
Nacionalista recién llegado
Navalny surge como símbolo de desafío al gobierno de 21 años de Putin. Su primera aparición fue a finales del 2000, con un blog que atacaba la corrupción dentro del liderato ruso. A pesar de su cruda critica al status quo, Navalny ha mostrado que es mas racista que los lacayos de Putin. En un video de 2007, compara a trabajadores inmigrantes musulmanes del Cáucaso a “cucarachas” que deben ser exterminados con “una pistola” (Salon, 2/4/17).
En 2014, después que Rusia se toma Crimea, Navalny aplaudió la anexión: “Crimea es ahora parte de Rusia…Crimea es nuestra” (BBC, 23/1). La toma de Crimea por los imperialistas rusos desencadeno un conflicto en Ucrania del Este entre nacionalistas, pro-EE.UU. y separatistas pro-Rusia. El resultado fue de por lo menos 10,000 muertos y muchos mas desplazados (The Balance, 21/8/20).
Sus perspicaces relaciones publicas y apoyado por la prensa liberal, Navalny se ha reinventado como un luchador por la libertad frente a un pequeño movimiento masivo en crecimiento. Pero, en realidad, su visión para Rusia es; que un nuevo grupo de patrones vampíricos lo aprovechen. Aunque ha habido atentados contra la vida de Navalny además de sanciones legales, él ha podido asegurar posiciones políticas para aliados en Siberia, Novosibirsk y Tomsk (Guardian, 13/9/20).
Contradicciones internas alimentan el fascismo en Rusia
Parecido al fenómeno Donald Trump en EE.UU., los senderos creados por una alimaña como Navalny reflejan el debilitamiento de los patrones dominantes en el país y el control absoluto que Putin tuviera sobre los asuntos de estado. Conforme se agudizan las contradicciones dentro de Rusia, solo podemos esperar una lucha mas intensa entre las pandillas de la clase dominante, y el incremento de los ataques a los trabajadores.
En la segunda mitad de 2020, el confinamiento por el covid-19 causo que el PIB de Rusia se contrajera casi un 10% (Reuters, 17/7/20). Según fuentes gubernamentales, el desempleo subió en casi 30% desde la primavera (Moscow Times, 20/5/20). Aun antes de la pandemia, los puntos en la tasa de aprobación de Putin bajaron cuando su gobierno aumento la edad de retiro, llevando a miles a protestar. (NBC, 10/918).
Viendo que las cosas no iban bien y para proteger su control sobre el aparato estatal, el grupo de Putin acelero legislación mas abiertamente fascista. Una de las leyes permite que Putin se quede en el poder hasta 2036 y le concede inmunidad de por vida, mientras que otras leyes permiten que se considere a los disidentes como “agentes foráneos” y otras medidas drásticas para las redes sociales (Washington Post, 27/12/20).
Imperialistas rusos, estadounidenses, encaminados a choque frontal
Putin y su pandilla de ladrones reconocen la necesidad de una clase dominante unida para desafiar a sus rivales imperialistas y para contener la lucha de los trabajadores. Mientras el aislador Trump muchas veces aplazaba a Putin, el imperialista en jefe estadounidense Joe Biden representa el capital financiero, ala principal de la clase dominante estadounidense. Como tal, busca re-establecer el dominio estadounidense alrededor del mundo. EE.UU. y Rusia están en la carretera a punto de estrellarse.
En su primera llamada oficial como presidente, Biden le advierte a Putin que EE.UU. “actuara firmemente en defensa de sus intereses nacionales y en respuesta a las acciones de Rusia que puedan perjudicarnos o a nuestros aliados” (Wall Street Journal, 26/1). El expansionismo ruso va mas allá de Crimea, se evidencia con los conflictos en Siria, Nagorno-Karabaj, Libia y Venezuela. El capital financiero estadounidense esta preocupado por los ataques rusos cibernéticos masivos a SolarWinds, el pasado diciembre, y los repetidos ataques y pirateos cibernéticos al aparato electoral estadounidense.
Conforme los esfuerzos de modernización de armas de Washington se mantienen detrás de los de Moscú, los voceros del ala principal claman por que Biden re-negocie un tratado con Rusia que limitaría la proliferación de armas nucleares (Foreign Affairs, 19/1). A los patrones del capital financiero también les preocupan los ejercicios militares conjuntos entre China y Rusia, que apuntan a una posible alianza (AP News, 22/12/20). Para el ala principal de los gobernantes estadounidenses, Navalny es un pararrayos útil – y un posible pretexto para contraataques imperialistas. El 2 de febrero, después que Navalny fuera sentenciado a mas de dos años en prisión por supuestas violaciones a la libertad condicional, Antony Blinken, Secretario de Estado, pidió su excarcelación inmediata y dijo que EE.UU. “coordinaría de cerca con sus aliados sobre como hacer para que Rusia respondiera por sus acciones” (Reuters, 2/2).
Aunque no podemos predecir cuando o donde el próximo conflicto global comenzara, las leyes del desarrollo capitalista nos indican que las contradicciones imperialistas nunca se resuelven pacíficamente. Como lo reconoció el mismo Putin en el Foro Económico Mundial “Existe una posibilidad que tengamos un colapso de desarrollo global que pudiera resultar en una pelea de todos contra todos” (CNBC, 27/1).
La tradición revolucionaria comunista
Cuando la clase trabajadora internacional se tome las calles, debemos saber, claramente, por que luchamos. Apoyar a patrones como Navalny o Biden, solo sirve para fortalecer la brutal mano de los patrones capitalistas. Solo marchando bajo la bandera roja del comunismo y el poder obrero podremos avanzar nuestra lucha de clases para liberarnos de estos parásitos capitalistas.
El único futuro por el que vale la pena luchar, es por la revolución comunista internacional, dirigida por un PLP masivo. Hace mas de un siglo que trabajadores y soldados en Rusia abrieron el camino hacia el futuro. Ellos les quitaron el poder estatal a los patrones durante la matanza de la guerra imperialista, ellos establecieron el primer estado obrero. Aprendamos de sus triunfos y sus errores, nosotros podemos y lograremos tomar el poder nuevamente. ¡Obreros del mundo unámonos! ¡Únete al PLP!
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Protestas Navalny Contradicciones internas de Rusia imperialista alimenta el fascismo
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- 05 Febrero 2021 131 visitas