En el colapso de los grandes terroristas del imperialismo EE.UU. - una derrota humillante que deja a Afganistán a los pequeños terroristas de los talibanes – el mundo está presenciando en tiempo real el declive de un imperio alguna vez dominante. Gracias a la inteligencia defectuosa, décadas de estrategias fallidas y un error tras otro por parte de su último presidente incompetente, los patrones estadounidenses no pueden garantizar un paso seguro para la evacuación de sus propios ciudadanos, y mucho menos los traductores, intérpretes y las mujeres líderes cuyas vidas ahora están en peligro. Reportes e imágenes desgarradoras están fluyendo del aeropuerto en Kabul: de hombres que caen de aviones despegando; al menos siete personas - incluida una niña de dos años - mueren pisoteadas por una multitud aterrorizada; desesperados padres que entregan a sus bebés sobre las cercas de alambre a los soldados de EEUU dentro del perímetro. El desprecio del sistema de ganancias por la vida humana estuvo en plena exhibición.
A medida que los trabajadores intentan escapar del caos producido por los dirigentes capitalistas y sus corruptos títeres locales, se presenta un avance terrible del horror de lo que espera la clase obrera internacional: fascismo abierto y guerra mundial. Pero esas imágenes también nos dan la clave de la solución, los trabajadores no debemos dejar nuestro destino en manos de los grandes o pequeños capitalistas, debemos organizarnos como clase para enfrentar éste peligroso periodo. Tenemos que redoblar nuestro compromiso a organizar la revolución comunista y construir una nueva sociedad comunista dirigido por y para los trabajadores del mundo.
La abrupta retirada de las tropas después de la guerra más larga en la historia de EE.UU. refleja el colapso del orden mundial liberal y una crisis mundial del capitalismo. A la vez que la clase dirigente divida EE.UU. gira tardíamente su preparación militar hacia una futura guerra con su principal rival interimperialista China y posiblemente también con Rusia, ha despilfarrado terreno critico e influencia en Asia Central. Ha perdido la confianza de antiguos aliados en Europa, que ahora están trazando su propio rumbo. Pero no se equivoque: un imperio herido no es menos peligroso. Mientras los patrones del mundo se preparan para sacrificar las vidas de los trabajadores en la próxima redistribución de los recursos y mercados globales, la clase trabajadora tiene una sola salida, el comunismo.
Debilidad y colapso
El 16 de agosto, el presidente Joe Biden dio abiertamente la clave de la retirada de EEUU de Afganistán: “nuestros verdaderos competidores chinos y rusos amarían que Estados Unidos siguiera invirtiendo miles de millones de dólares en recursos y atención para estabilizar a Afganistán de manera indefinida” (La Jornada 17/08/21). Debilitados por la ruptura con los patrones aislacionistas quienes han secuestrado el partido republicano, los liberales de la clase dirigente EE.UU. deben concentrar sus fuerzas en las zonas estratégicas de disputa como el Mar del Sur de China y Taiwán.
Tanto los republicanos como los demócratas son responsables del fracaso en Afganistán. No fue una sorpresa que el Bombardero en Jefe Barack Obama apoyara el arreglo que inició Donald Trump con los talibanes y que finalmente implementó Biden. Basándose en la inteligencia provisto de OTAN, los imperialistas bajo Trump se plantearon junto con el Talibán un acuerdo de paz que incluía un proceso de 18 meses para formar un gobierno de transición que incluiría el hoy tránsfuga expresidente Ashraf Ghani. Pero cuando las fuerzas afganas colapsaron sin luchar, el plan nunca tuvo ninguna posibilidad. Al acercarse la anunciada salida de EEUU, unidades del Ejército Nacional Afgano se desintegraron y miles de soldados mal pagados o desertaron o se fueron integrando a los talibanes. En tres días el Talibán capturó cinco ciudades importantes y no paró hasta tomar la capital de Kabul. Equipados con armas, tanques, y helicópteros modernos, el ejecito afgano nunca pudo superar la desmotivación de su ejército. (La Jornada 19/8/2021).
Después de 20 anos y las ultimas cuatro administraciones EE.UU, esta guerra inútil se cobró directamente las vidas de más de 241.000 personas, incluidos más de 70.000 civiles en Afganistán y el vecino Pakistán (proyecto Costs of War, Brown University). Junto con la igualmente desastrosa guerra de Irak, terminará costando a los Estados Unidos más de $2 billones de dólares, más otros $ 6.5 billones en pagos de deuda (abcnews.go.com, 8/14). Estas obligaciones recaen duramente en la clase trabajadora.
Los rivales de EE.UU llenan el vacío
La perdida de Afganistán por EE. UU. crea un vacío que los imperialistas rivales están ansiosos por llenar. Ambos los patrones chinos y rusos han manifestado que buscarían acuerdos con los talibanes y sus embajadas funcionan normalmente en medio de la crisis lo cual legitima a los líderes talibanes a nivel internacional. Asia Central es precisamente donde pasa la Ruta de Seda de los patrones chinos. Un objetivo principal de la inversión china en Afganistán, según la revista Forbes, es la extracción de 1,4 millones de toneladas de “elementos de tierras raras”, que son cruciales para la tecnología de energía renovable: “Estados Unidos necesita tierras raras y China controla el 90% de la capacidad de procesamiento” (17/8).
Rusia, que sufrió su propia y devastadora retirada de Afganistán en 1989, puede beneficiarse sobre todo. “Para Moscú”, observó el New York Times, “la caótica retirada estadounidense ... fue una victoria propagandística a escala global ... la presencia de seguridad de Rusia [en Asia Central] es predominante” (8/19).
Como la clase dominante estadounidense se vuelve más vulnerable y aislada, su nuevo plan simplificado para Afganistán es mantener una red de espionaje para desestabilizar la frontera con China. Si bien retirarse de Afganistan es un retroceso para los patrones de EE.UU en términos de su influencia en el mundo y en estatura, también representa un paso adelante en su plan estratégico para la guerra imperialista y el fascismo que se necesita para forzar a la clase obrera a luchar por ellos. Este es el peligro que los trabajadores deben reconocer y organizar en una lucha para aplastar el capitalismo.
De un explotador a otro
En relatar la historia de la invasión de Afganistán, los patrones EEUU se encargaron de difundir en los medios de comunicación patrones que la invasión tenía el objetivo de hacer justicia ante los atentados del 11/9 y de contener el avance de los grupos terroristas como Al Qaeda. Olvidan mencionar el gasoducto TAPI respaldado por Estados Unidos que fue diseñado para transportar gas natural a través de Afganistán a India y Pakistán sin pasar por los enemigos de Estados Unidos, Rusia o Irán.
A pesar de su promesa de llevar la democracia a Afganistán, los patrones EEUU y sus aliados instalaron un narco-gobierno corrupto que reditúo anualmente $60,000 millones de dólares produciendo opio –heroína y garantizando litio y cobre a occidente (El País, 19/11/2009). La producción de opio durante la invasión se multiplicó por más de 40 veces, en un intento de convertir a ese país en un narcolaboratorio (actualidad.rt.com, 19/8).
La ilusión reformista de la invasión imperialista para acabar con el terrorismo y mejorar la vida para la gente de Afganistán resultó en un engaño, después de 20 años de ocupación se acrecentó la pobreza a casi el 50% de la población (rebelion.org, 17/8), y generó 5.5 millones de refugiados (La Jornada, 19/8). Hay miles de personas tratando de salir de Afganistán, sobre todo los que trabajaron para las fuerzas opositoras al talibán que temen represalias. Así los invasores y su gobierno títere se ganaron el repudio de la clase trabajadora afgana y de todo el mundo.
El drama de los medios capitalistas por la supuesta pérdida de “derechos humanos” que traerá el ascenso Talibán, oculta la hipocresía sin límites de la clase gobernante de EEUU. El sexismo y el racismo son dos de los pilares ideológicos que sostienen al sistema capitalista; diariamente millones de trabajadoras son superexplotadas, violentadas, violadas y asesinadas alrededor del mundo.
Pero los talibanes también son enemigos de los trabajadores por ello oprimen y explotan a los trabajadores, mayormente a las mujeres. En esencia son un cartel rival de opio que negociara con los imperialistas por una tajada de los recursos del Medio Oriente. Los talibanes mantienen el control fascista cubierto bajo un manto religioso y asegura una clase trabajadora disciplinada preparada para la explotación por los patrones chinos y rusos (La Jornada 23/08).
La clase trabajadora por todo el mundo tiene que reconstruir el movimiento comunista para derrotar al capitalismo. Solo el comunismo guiará a la clase trabajadora en la construcción de una nueva sociedad sin capitalistas, sin imperialistas y sin explotación. Esta es la meta del PLP. ¡Únete a nosotros!
- Information
- Imprimir
Debacle en Afganistán: un paso hacia la guerra mundial
- Information
- 27 Agosto 2021 128 visitas