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Reseña de libro: Los trabajadores han luchado, lucharán

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20 Noviembre 2021 148 visitas

Reseña literaria: Yuri Suhl, They Fought Back. The Story of the Jewish Resistance in Nazi Germany. [Ellos Resistieron. La Historia de la Resistencia Judía en Alemania Nazi]

Los campos de concentración y genocidio son parte integral de la economía política del sistema capitalista, y cada poder capitalista imperialista. En EE.UU., desde las campañas de exterminio contra las naciones indígenas de lo que ahora es América del Norte hasta miles de japoneses-americanos durante la segunda guerra mundial, están enterradas, tapadas, o hasta envueltas en disculpas tortuosas de parte de la prensa patronal. Hoy, mientras los patrones estadounidenses encarcelan en campos a miles y miles de refugiados desde Haití a América Latina, no es suficiente conocer y aprender de estas atrocidades contra la clase trabajadora.
Depende de los trabajadores armarse con la rica y militante historia de resistencia de los trabajadores. Hace mas de medio siglo, un autor hizo exactamente eso, escribió una historia de resistencia y rebelión dentro de uno de los periodos mas obscuros de la historia de la clase trabajadora. Para los comunistas, esta es un manual.
El capitalismo fascista puede ser tomado
 En 1967, Yuri Suhl recopilo recuentos de resistencia al nazismo durante la segunda guerra mundial. Su propósito era disipar los mitos que los judíos europeos eran pasivos y nunca lucharon contra los fascistas nazis. Casi todos los recuentos son de lideres de la resistencia menos conocidos. Ellos son honestos, y aunque escritas desde una perspectiva nacionalista, Suhl y los autores enfatizan el liderato y comunista y de base.
Lo que cuenta Alexander Pechersky, un comandante del Ejercito Rojo, quien dirigió la revuelta en el campo de la muerte Sobibor, vale la pena repetirlo. Demuestra que, aun en situaciones desesperadas, teniendo confianza en la clase trabajadora y una base política fuerte, se puede derrotar a los fascistas aun en sus propios bastiones.
El campo Sobibor en el este de Polonia era la ultima parada para los judíos deportados de Polonia, Checoslovaquia, Holanda, Francia, Austria, y después la Unión Soviética. Los nazis asesinaban hasta 15,000 por día. Quienes quedaban laboraba desde las 5 am a las 8 pm, apenas sobreviviendo con pan y cebada enmohecida. La tifoidea era rampante y los guardias nazis ejecutaban a quienes la contrajeran. Golpeaban a los trabajadores sistemáticamente con látigos y los forzaban a contar sus mismos latigazos. Para el resto, los niños, ancianos y la mayoría de las mujeres, no había trabajo, solo muerte.
Pechersky, teniente del Ejercito Rojo, llego a Sobibor en septiembre de 1943, desde Minsk, el primer transporte de la Unión Soviética. Él y otros 80 hombres se libraron de los hornos; no se volvió a ver al resto. Inicialmente sufrió una depresión severa y pesadillas, pero pronto lo dejo atrás para empezar a planear su escape y construir una base.
Los nazis llevaban a cabo ejecuciones masivas como represalia por los intentos de escape. Pechersky pensaba que todos deberían escapar y confiaba en los trabajadores para que el escape fuera posible. Se alió con otros dos jóvenes trabajadores, uno de ellos, cuyo padre era comunista, le ayudo a organizar las discusiones políticas en las barracas, lo cual describe así:

Para quienes no entienden ruso, Shloime traducía al Yiddish. Ellos traducían para ellos mismos al alemán y holandés…los habitantes de las barracas se sentaban en las literas de abajo junto a los “estonianos” (así nos decían a quienes veníamos de la Unión Soviética). Estaban hambrientos, exhaustos de la dura faena, sus cuerpos marcados por los latigazos; estaban condenados a morir. Sin embargo, era suficiente un pequeño descanso, unos momentos de paz, y nuestro espíritu se levantaba nuevamente. En especial aquí, en la compañía de mujeres, con sus espaldas derechas, sus ojos brillaban, reían en voz alta, y dondequiera que miraras, una conversación amena se llevaba a cabo. Y ¿Qué discutían ahí? Hablaban sobre la guerra y sus perspectivas; sobre países y ciudades; sobre ciencia y tecnología; sobre el teatro; música, y literatura; sobre las contradicciones en la naturaleza humana y sobre el futuro de la humanidad; aquí cantaban, lloraban, y se besaban; aquí los sentimientos de amor y celos estaban siempre; todas las emociones que hace que el corazón humano se ilumine y acelere su pulso, encontró su expresión aquí. (pp. 20,22).

Lo mas sorprendente era la falta de cinismo de Pechersky. Tenia una razón “objetiva” para sentirse desesperanzado, pero no lo estaba. A pesar de todo, muchos reclusos continuaron creyendo la mentira de Hitler, que sus vidas serian salvadas, esto daba pie a ideas derrotistas que nacían del miedo. Mientras exista el capitalismo siempre habrá algunos trabajadores que se sentirán así, una lección que debemos recordar siempre.
La lista de Pechersky
En la década de 1990, una taquillera película de Hollywood, La Lista de Schindler, glorifico al oficial nazi que se compadeció de los prisioneros judíos que eran masacrados. Trabajando dentro del sistema nazi y a través de sobornos, hizo una lista de aquellos que podría salvar haciéndolos trabajar en una fabrica que dirigía, con los pobres prisioneros judíos que no tenían control sobre su futuro. En un claro contraste a esta pasividad, en Sobibor, la “lista de Pechersky” incluía a trece oficiales nazis asesinados de antemano con hachas y cuchillos hechos por el Ejercito Rojo o prisioneros judíos. También decidieron que cualquier preso que los traicionara seria asesinado. Antes y durante la revuelta, en secreto y cuidadosamente, se cavaron túneles, se tomaron las armas de los nazis muertos, y las líneas telefónicas fueron cortadas.
Durante la revuelta en octubre de 1943, todos los 600 presos escaparon. Cerca de 400 lograron mantenerse fuera del campo, pero, casi la mitad murieron debido a las minas terrestres. Perseguidos por el aire, la SS, policía y miles de tropas, algunos fueron asesinados. Fascistas polacos asesinaron a otros mas – estos son los anticomunistas Armija Krajowa el “ejercito nacional” del anticomunista y antisemita “gobierno en el exilio” polaco en Londres, donde son “héroes’ en la Polonia capitalista de hoy. Aun así, algunos pudieron escapar, y el grupo de 60 hombres y mujeres de Pechersky lograron contactar con los “partisanos” soviéticos, o guerrillas comunistas.
 Antes de la revuelta, en una de las discusiones de Alexander Pechersky en las barracas, fue bombardeado de preguntas sobre liberación y el estado de la guerra. Una persona le pregunto, “si hay tantos partisanos, ¿Por qué no atacan nuestro campo? Pechersky contesto, “Los partisanos tienen sus tareas. Nadie puede hacer nuestro trabajo por nosotros”. Los presos aceptaron la idea y la acogieron. Su auto-suficiencia colectiva era una parte de la estrategia. Entendieron – como la clase trabajadora de hoy debe comprender – que depende de nosotros hacer el cambio.
Rebeldes de Auschwitz traicionados por los capitalistas estadounidense y británicos
Contrario a Sobibor, también hubo un escape de Auschwitz. Los escapados llegaron hasta el Vaticano, contactaron con el ministro de relaciones exteriores británico y el presidente Roosevelt para tratar de convencerlos de bombardear los crematorios y líneas de transporte ferroviarias. Todos rehusaron.
John J. McCoy, Asistente secretario de Guerra de EE.UU. le dijo al Congreso Mundial Judío:

…Después de estudiarlo, es claro que dicha operación podría ser ejecutada solo por una desviación considerable de apoyo aéreo esencial para el éxito de nuestras fuerzas ahora envueltas en operaciones decisivas en otros lados, y en todo caso, podría ser de dudosa eficacia por lo que no justifican el uso de esos recursos [!!!] [Encyclopedia Britannica, https://www.britannica.com/topic/Why-wasnt-Auschwitz-bombed-717594]

Esos campos de muerte funcionaban con conocimiento directo y complicidad de los aliados. Esos agentes del capital no estaban interesados en salvar las vidas de judíos, comunistas, sindicalistas, ni nadie que estuviera en los campos. La estrategia de los rebeldes de Auschwitz, de confiar en la ayuda de los patrones, esperando y negociando, costo mas vidas.
Lecciones de Sobibor
Cuando los trabajadores confiamos en nosotros mismos, podemos lograr nuestros objetivos, pero cuando confiamos en los agentes de la burguesía, falsos sindicatos y putrefactos políticos de todos los partidos, estamos perdidos. Esta es la lección principal para la clase trabajadora internacional en este periodo de desarrollo del fascismo como un sistema mundial.
Conforme el fascismo se desarrolla en EE.UU. y sus rivales imperialistas China y Rusia, los campos de refugiados de hoy podrían servir de prisiones para todos los trabajadores y quienes se rebelen, y debemos aprender de la experiencia de nuestra clase en Sobibor.
El nazismo fue derrotado por el heroísmo de la clase trabajadora durante esos seis años de guerra mundial. Pero, aunque el nazismo fue derrotado, el capitalismo no. Los imperialistas que se unieron a la Unión Soviética solo hasta que pudieran derrotar a sus rivales imperialistas, los nazis alemanes, los fascistas italianos, siguieron instalando regímenes para asesinar y aterrorizar a trabajadores por toda América Latina el Caribe, África y Asia. Y aun lo hacen. Mas trabajadores han sido asesinados por regímenes fascistas instalados y financiados por estos imperialistas, que los asesinados por los nazis alemanes, los fascistas italianos, y sus aliados durante la segunda guerra mundial. Muchos de los refugiados que se atreven a hacer el horrible viaje a las fronteras estadounidense y de la Unión Europea hoy, están escapando de estos regímenes fascistas, es nuestro deber hoy, como comunistas en el Partido Laboral Progresista, aprender del pasado – las victorias y los errores – y terminar el trabajo.
En todo el mundo, hay millones de trabajadores que no se van a dejar ser arreados hacia los campos de muerte. Pero, los malditos patrones y sus lacayos nunca podrán ser derrotados a menos que nos organicemos ahora, con el espíritu de los luchadores en Sobibor, para acabar con todos los campos y todo su sistema capitalista, por una revolución comunista.

Reseña literaria: Yuri Suhl, They Fought Back. The Story of the Jewish Resistance in Nazi Germany. [Ellos Resistieron. La Historia de la Resistencia Judía en Alemania Nazi]
Los campos de concentración y genocidio son parte integral de la economía política del sistema capitalista, y cada poder capitalista imperialista. En EE.UU., desde las campañas de exterminio contra las naciones indígenas de lo que ahora es América del Norte hasta miles de japoneses-americanos durante la segunda guerra mundial, están enterradas, tapadas, o hasta envueltas en disculpas tortuosas de parte de la prensa patronal. Hoy, mientras los patrones estadounidenses encarcelan en campos a miles y miles de refugiados desde Haití a América Latina, no es suficiente conocer y aprender de estas atrocidades contra la clase trabajadora.
Depende de los trabajadores armarse con la rica y militante historia de resistencia de los trabajadores. Hace mas de medio siglo, un autor hizo exactamente eso, escribió una historia de resistencia y rebelión dentro de uno de los periodos mas obscuros de la historia de la clase trabajadora. Para los comunistas, esta es un manual.
El capitalismo fascista puede ser tomado
 En 1967, Yuri Suhl recopilo recuentos de resistencia al nazismo durante la segunda guerra mundial. Su propósito era disipar los mitos que los judíos europeos eran pasivos y nunca lucharon contra los fascistas nazis. Casi todos los recuentos son de lideres de la resistencia menos conocidos. Ellos son honestos, y aunque escritas desde una perspectiva nacionalista, Suhl y los autores enfatizan el liderato y comunista y de base.
Lo que cuenta Alexander Pechersky, un comandante del Ejercito Rojo, quien dirigió la revuelta en el campo de la muerte Sobibor, vale la pena repetirlo. Demuestra que, aun en situaciones desesperadas, teniendo confianza en la clase trabajadora y una base política fuerte, se puede derrotar a los fascistas aun en sus propios bastiones.
El campo Sobibor en el este de Polonia era la ultima parada para los judíos deportados de Polonia, Checoslovaquia, Holanda, Francia, Austria, y después la Unión Soviética. Los nazis asesinaban hasta 15,000 por día. Quienes quedaban laboraba desde las 5 am a las 8 pm, apenas sobreviviendo con pan y cebada enmohecida. La tifoidea era rampante y los guardias nazis ejecutaban a quienes la contrajeran. Golpeaban a los trabajadores sistemáticamente con látigos y los forzaban a contar sus mismos latigazos. Para el resto, los niños, ancianos y la mayoría de las mujeres, no había trabajo, solo muerte.
Pechersky, teniente del Ejercito Rojo, llego a Sobibor en septiembre de 1943, desde Minsk, el primer transporte de la Unión Soviética. Él y otros 80 hombres se libraron de los hornos; no se volvió a ver al resto. Inicialmente sufrió una depresión severa y pesadillas, pero pronto lo dejo atrás para empezar a planear su escape y construir una base.
Los nazis llevaban a cabo ejecuciones masivas como represalia por los intentos de escape. Pechersky pensaba que todos deberían escapar y confiaba en los trabajadores para que el escape fuera posible. Se alió con otros dos jóvenes trabajadores, uno de ellos, cuyo padre era comunista, le ayudo a organizar las discusiones políticas en las barracas, lo cual describe así:
Para quienes no entienden ruso, Shloime traducía al Yiddish. Ellos traducían para ellos mismos al alemán y holandés…los habitantes de las barracas se sentaban en las literas de abajo junto a los “estonianos” (así nos decían a quienes veníamos de la Unión Soviética). Estaban hambrientos, exhaustos de la dura faena, sus cuerpos marcados por los latigazos; estaban condenados a morir. Sin embargo, era suficiente un pequeño descanso, unos momentos de paz, y nuestro espíritu se levantaba nuevamente. En especial aquí, en la compañía de mujeres, con sus espaldas derechas, sus ojos brillaban, reían en voz alta, y dondequiera que miraras, una conversación amena se llevaba a cabo. Y ¿Qué discutían ahí? Hablaban sobre la guerra y sus perspectivas; sobre países y ciudades; sobre ciencia y tecnología; sobre el teatro; música, y literatura; sobre las contradicciones en la naturaleza humana y sobre el futuro de la humanidad; aquí cantaban, lloraban, y se besaban; aquí los sentimientos de amor y celos estaban siempre; todas las emociones que hace que el corazón humano se ilumine y acelere su pulso, encontró su expresión aquí. (pp. 20,22).
Lo mas sorprendente era la falta de cinismo de Pechersky. Tenia una razón “objetiva” para sentirse desesperanzado, pero no lo estaba. A pesar de todo, muchos reclusos continuaron creyendo la mentira de Hitler, que sus vidas serian salvadas, esto daba pie a ideas derrotistas que nacían del miedo. Mientras exista el capitalismo siempre habrá algunos trabajadores que se sentirán así, una lección que debemos recordar siempre.
La lista de Pechersky
En la década de 1990, una taquillera película de Hollywood, La Lista de Schindler, glorifico al oficial nazi que se compadeció de los prisioneros judíos que eran masacrados. Trabajando dentro del sistema nazi y a través de sobornos, hizo una lista de aquellos que podría salvar haciéndolos trabajar en una fabrica que dirigía, con los pobres prisioneros judíos que no tenían control sobre su futuro. En un claro contraste a esta pasividad, en Sobibor, la “lista de Pechersky” incluía a trece oficiales nazis asesinados de antemano con hachas y cuchillos hechos por el Ejercito Rojo o prisioneros judíos. También decidieron que cualquier preso que los traicionara seria asesinado. Antes y durante la revuelta, en secreto y cuidadosamente, se cavaron túneles, se tomaron las armas de los nazis muertos, y las líneas telefónicas fueron cortadas.
Durante la revuelta en octubre de 1943, todos los 600 presos escaparon. Cerca de 400 lograron mantenerse fuera del campo, pero, casi la mitad murieron debido a las minas terrestres. Perseguidos por el aire, la SS, policía y miles de tropas, algunos fueron asesinados. Fascistas polacos asesinaron a otros mas – estos son los anticomunistas Armija Krajowa el “ejercito nacional” del anticomunista y antisemita “gobierno en el exilio” polaco en Londres, donde son “héroes’ en la Polonia capitalista de hoy. Aun así, algunos pudieron escapar, y el grupo de 60 hombres y mujeres de Pechersky lograron contactar con los “partisanos” soviéticos, o guerrillas comunistas.
 Antes de la revuelta, en una de las discusiones de Alexander Pechersky en las barracas, fue bombardeado de preguntas sobre liberación y el estado de la guerra. Una persona le pregunto, “si hay tantos partisanos, ¿Por qué no atacan nuestro campo? Pechersky contesto, “Los partisanos tienen sus tareas. Nadie puede hacer nuestro trabajo por nosotros”. Los presos aceptaron la idea y la acogieron. Su auto-suficiencia colectiva era una parte de la estrategia. Entendieron – como la clase trabajadora de hoy debe comprender – que depende de nosotros hacer el cambio.
Rebeldes de Auschwitz traicionados
por los capitalistas
estadounidense y británicos
Contrario a Sobibor, también hubo un escape de Auschwitz. Los escapados llegaron hasta el Vaticano, contactaron con el ministro de relaciones exteriores británico y el presidente Roosevelt para tratar de convencerlos de bombardear los crematorios y líneas de transporte ferroviarias. Todos rehusaron.
John J. McCoy, Asistente secretario de Guerra de EE.UU. le dijo al Congreso Mundial Judío:
…Después de estudiarlo, es claro que dicha operación podría ser ejecutada solo por una desviación considerable de apoyo aéreo esencial para el éxito de nuestras fuerzas ahora envueltas en operaciones decisivas en otros lados, y en todo caso, podría ser de dudosa eficacia por lo que no justifican el uso de esos recursos [!!!] [Encyclopedia Britannica, https://www.britannica.com/topic/Why-wasnt-Auschwitz-bombed-717594]
Esos campos de muerte funcionaban con conocimiento directo y complicidad de los aliados. Esos agentes del capital no estaban interesados en salvar las vidas de judíos, comunistas, sindicalistas, ni nadie que estuviera en los campos. La estrategia de los rebeldes de Auschwitz, de confiar en la ayuda de los patrones, esperando y negociando, costo mas vidas.
Lecciones de Sobibor
Cuando los trabajadores confiamos en nosotros mismos, podemos lograr nuestros objetivos, pero cuando confiamos en los agentes de la burguesía, falsos sindicatos y putrefactos políticos de todos los partidos, estamos perdidos. Esta es la lección principal para la clase trabajadora internacional en este periodo de desarrollo del fascismo como un sistema mundial.
Conforme el fascismo se desarrolla en EE.UU. y sus rivales imperialistas China y Rusia, los campos de refugiados de hoy podrían servir de prisiones para todos los trabajadores y quienes se rebelen, y debemos aprender de la experiencia de nuestra clase en Sobibor.
El nazismo fue derrotado por el heroísmo de la clase trabajadora durante esos seis años de guerra mundial. Pero, aunque el nazismo fue derrotado, el capitalismo no. Los imperialistas que se unieron a la Unión Soviética solo hasta que pudieran derrotar a sus rivales imperialistas, los nazis alemanes, los fascistas italianos, siguieron instalando regímenes para asesinar y aterrorizar a trabajadores por toda América Latina el Caribe, África y Asia. Y aun lo hacen. Mas trabajadores han sido asesinados por regímenes fascistas instalados y financiados por estos imperialistas, que los asesinados por los nazis alemanes, los fascistas italianos, y sus aliados durante la segunda guerra mundial. Muchos de los refugiados que se atreven a hacer el horrible viaje a las fronteras estadounidense y de la Unión Europea hoy, están escapando de estos regímenes fascistas, es nuestro deber hoy, como comunistas en el Partido Laboral Progresista, aprender del pasado – las victorias y los errores – y terminar el trabajo.
En todo el mundo, hay millones de trabajadores que no se van a dejar ser arreados hacia los campos de muerte. Pero, los malditos patrones y sus lacayos nunca podrán ser derrotados a menos que nos organicemos ahora, con el espíritu de los luchadores en Sobibor, para acabar con todos los campos y todo su sistema capitalista, por una revolución comunista.J