CHICAGO, 29 de marzo—“Tenemos que seguir luchando por un mundo comunista mejor, donde los trabajadores, no los capitalistas, estén al mando, y es más urgente que nunca luchar por el poder obrero… Durante estos años he tenido la oportunidad de aprender que no importa lo difícil que sea la lucha ni lo pequeño que sea el logro, tenemos que seguir luchando juntos por un mundo libre de racismo, injusticias y dictadores”.
Con esta y otras declaraciones, una trabajadora ayudó a resumir las lecciones políticas extraídas de la poderosa lucha antisexista para defender el pabellón “La Casita” en Chicago de la demolición. Para celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y el 15.º aniversario del plantón original, nuestro club de trabajadoras inmigrantes del Partido Laboral Progresista (PLP) organizó hoy una mesa redonda y un debate en el barrio de Pilsen, donde tuvo lugar la lucha.
En septiembre de 2010, padres inmigrantes de alumnos de la escuela primaria Whittier —principalmente madres— protestaron por los planes de los racistas y sexistas jefes de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS) de demoler un pequeño pabellón (La Casita) que servía como espacio comunitario y biblioteca. La protesta se intensificó rápidamente hasta convertirse en una ocupación por parte de los padres y otros trabajadores durante 43 días, atrayendo la atención internacional, elogios y el apoyo de innumerables trabajadores.
La lucha por La Casita sigue siendo un claro recordatorio del poder de una clase obrera unida y de la necesidad de una revolución comunista. Los mismos trabajadores negros, latinos, migrantes y mujeres que el capitalismo ataca hoy formarán mañana la columna vertebral de un PLP internacional masivo que entierre a los patrones y su miserable sistema de lucro para siempre.
Trabajadoras inmigrantes luchan contra el sexismo y defienden La Casita
Nuestro panel, compuesto exclusivamente por trabajadoras, logró reunir a cuatro madres de la lucha original de 2010, incluyendo a una veterana miembro del PLP. Debido a la naturaleza racista del capitalismo, la escuela primaria Whittier, con su mayoría de estudiantes latinos, no contaba con una biblioteca interna (y aún no la tiene), y La Casita, al lado, servía como biblioteca improvisada, entre otros usos esenciales para la comunidad. Sin embargo, los jefes de la CPS y el concejal de entonces querían el espacio donde se alzaba La Casita para sus propios fines lucrativos, por lo que lo declararon “estructuralmente inestable” y en condiciones de demolición.
El plantón fue la primera vez que muchos trabajadores protestaban. Pero se sintieron motivados a oponerse a los patrones porque no veían otra manera de asegurar no solo la biblioteca que sus hijos merecían, sino también este espacio centrado en los trabajadores al que estaban apegados. Sin ninguna jerarquía formal, los trabajadores demostraron cooperación y solidaridad, atisbos de una sociedad comunista igualitaria en acción.
Las panelistas compartieron cómo las trabajadoras inmigrantes estuvieron en la primera línea del liderazgo político en La Casita, desde asegurar la protección del espacio las 24 horas del día, hasta organizar clases, alimentar a la gente, hablar con la prensa y ayudar con el cuidado de los niños. Lograron esto no solo frente a los ataques sexistas de los patrones de Chicago que intentaban socavarlas, sino también, en ocasiones, ante las actitudes sexistas de sus esposos y familiares que intentaban disuadirlas de involucrarse en la lucha.
Igualmente importante, tanto los panelistas como el público de hoy compartieron lecciones importantes sobre la traición y el peligro que representan los jefes capitalistas liberales en la lucha por la liberación de la clase trabajadora. El PLP sostiene que los jefes liberales son el principal peligro para la clase trabajadora, no solo por su capacidad para desarmarla mediante reformas débiles, sino principalmente por sus objetivos de dominar los mercados y recursos mundiales mediante la guerra imperialista.
Efectivamente, fueron los políticos demócratas que han gobernado Chicago durante generaciones quienes lograron socavar la lucha hasta que lograron demoler La Casita casi tres años después. Aunque fue una lección desgarradora, reforzó para muchos trabajadores la necesidad de apoyarse mutuamente, y nunca en los jefes racistas y mentirosos.
El capitalismo nos falla a diario: lucha por el comunismo
Conteniendo las lágrimas, otra veterana miembro del PLP compartió sus pensamientos después de la presentación:
“Me sentí muy honrada de formar parte de esa lucha con ellas porque me ayudó a comprender el poder de la clase trabajadora. Ellos (los patrones) tuvieron que venir en plena noche y derribar La Casita, como ladrones, porque conocían el poder de estas mujeres... Solo quiero agradecerles a todos y que entiendan que tenemos que destruir este sistema, porque no va a funcionar, no puede funcionar, y harán todo lo posible para que no funcione.”
A través de implacables ataques diarios, los trabajadores comprendemos la verdad de que este sistema capitalista jamás podrá reformarse para satisfacer nuestras necesidades. Nos corresponde, desde el PLP, ganar a millones de trabajadores, estudiantes y soldados para que lleven la lucha al siguiente nivel: unirse al Partido y construir la revolución comunista. Los luchadores de La Casita y miles de millones más no merecen menos.