Mientras que el gobierno estadounidense celebra el mes de la historia negra en febrero, la prensa patronal todavía está pintando a la presidencia de Barack Obama como el legado positivo de un movimiento pacifista pro derechos civiles. Pero la verdadera historia de los derechos civiles es de obreros negros militantes y rebeldes con violencias contra el racismo.
Esta es la historia de la clase obrera internacional que el Partido Laboral Progresista celebra todos los días en nuestra lucha para destruir el capitalismo — el sistema que dio nacimiento al racismo y el cual sigue beneficiándose de él.
Militante, luchas de clase obrera masiva lograron las ganancias en la era de los derechos civiles — el fin de la segregación racial legal, empleos para obreros negros, acción afirmativa — concesiones que fueron entregadas por la clase gobernante quienes tuvieron miedo que estas luchas violenta frecuentes se podrian ampliar y atacar a todo el sistema capitalista.
El movimiento pro derechos civiles involucró a miles de obreros negros quienes heroicamente arriesgaron sus vidas.
Muchos fueron asesinados en Alabama, Mississippi, Georgia y por todo el sur del país en la lucha contra el racismo. Mientras que muchos estudiantes blancos también participaron en el movimiento, incluyendo algunos que perdieron la vida, la apertura de escuelas libres, marchas contra la segregación racial, la integración racial de restaurantes y otras luchas hicieron caer la fuerza total del sistema racista contra los obreros negros quienes dijeron basta ya y se pusieron de pie y lucharon.
En la década del 1960 ocurrieron tremendas luchas dentro del movimiento antirracista. En la famosa Marcha para Empleos y Libertad del 1963, donde King dio su discurso “Yo Tengo Un Sueño,” King y otros organizadores de la marcha bajaron el tono del discurso de un estudiante atacando al Presidente Kennedy, a los demócratas y al mismo proyecto de ley sobre los derechos civiles por no lidiar con la brutalidad policíaca, el desempleo racista y los bajos salarios. La misma organización de King fue invertida mayormente por la Fundación de Ford y él no estaba listo de morderle la mano que le daba de comer a el.
Está militancia no fue única, ni siquiera fue la principal, dentro del movimiento organizado. En el 1965, una brutalidad policíaca de un hombre negro causó una rebelión antirracista en Watts, California. King fue a Watts y apoyo a los policías y a tropas de la Guardia Nacional, mientras urgiéndoles a los rebeldes que sean pacíficos. Cuando su pacifismo fue rechazado, King telefoneó al Presidente Lyndon B. Johnson (quien lo había mandado a Watts) quejándose sobre “todas esas tonadas de violencia de la gente afuera en Watts’ (NY Times, 14/5/02).
La última campaña de King en apoyo a los 1,200 huelguistas de sanidad en Memphis, Tennessee, en la primavera de 1968 presuntamente fue su más radical. Pero King huyó de la protesta del 28 de marzo cuando un grupo de manifestantes, frustrados con el pacifismo liderato y opresión racistas, rompieron vidrieras de tiendas en el centro de la ciudad. La militancia de los obreros negros y de vez en cuando en su lucha armada, lograron victorias acreditadas a King.
Obama: Recogiendo la antorcha del engaño
Obama es parte del legado de King de engañar a antirracistas de clase trabajadora en el callejón sin salida de apoyar a los políticos y las leyes de los patrones. Un año después de las elecciones de Obama al paso del desempleo racista para obreros negros y latinos ha subido más de 30%. La mitad de todos los jóvenes negros y latinos no pueden encontrar trabajo y los únicos “trabajos” que ha creado Obama son 60,000 más chances para morir y matar a obreros en Afganistán para las ganancias de las tuberías petroleras de los patrones estadounidenses.
Los patrones estadounidenses quieren que nos enfoquemos en los logros de políticos negros (como Obama) pero estos patrones negros son parte de la misma clase gobernante racista que es responsable por retroceder los logros de los derechos civiles y por las condiciones racistas de hoy. Cuando Harold Washington fue elegido como el primer alcalde de Chicago en 1983, en medio de una crisis fiscal, si primera iniciativa fue despedir a 3,000 trabajadores negros de la ciudad.
A pesar de décadas de alcaldes, gobernadores y legisladores negros, latinos e indígenas, el racismo crece en cada indicador—encarcelamientos más altos, salarios más bajos, más desempleo, mayor impago de hipotecas, menos acceso a atención médica y menos oportunidades de educación para los obreros negros, latinos e indígenas. Una y otra vez los policías se salen con las suyas con el terror racista— como el asesinato de Avery Cody, Jr. en Compton, California y Leroy Barnes en Pasadera, California y cuantas muchas más no nombradas — mientras que Jesse Jackson y Al Sharpton nos exigen que seamos pacíficos y que recurramos victoria en los tribunales que o dejan libres a esos mismos policías o sólo les dan una pequeña amonestación.
Como King, Obama sólo puede ofrecer promesas y esperanzas vacías. Su papel es de ganar a los antirracistas a respaldar a la clase gobernante racista y usar racismo cuando es conveniente para construir apoyo para las guerras imperialistas de los gobernantes norte americanos.
Al referirse al “mundo musulmán” como un “puño cerrado,” Obama usa racismo contra árabes y musulmanes para ganar a los obreros estadounidenses que apoyan las guerras petroleras en Afganistán y la ocupación continuada de Irak, que ha masacrado a más de un millón de Iraquíes des del 2003 (Opinion Research Business, feb. 2008). Obama constantemente atrae inspiración de los padres de la patria racista y dueños de esclavos quienes sistemáticamente cometierón genocidio contra los indígenas para aumentar sus ganancias.
Pararse en los hombros de Gigantes
Las masivas rebeliones antirracistas de los 60s fueron buenas, pero las migajas dadas a nuestra clase debido a las protestas han sido quitadas, porque lo es inevitable bajo el capitalismo. Para que nuestra clase construya una sociedad que satisface nuestras necesidades, la lucha contra el racismo debe tomar lugar entre el contexto de la lucha por la revolución comunista, el único resultado donde hará que los obreros puedan ganar el poder y establecer un mundo libre del capitalismo y su racismo. Este es mes de historia negra pero tenemos que concentrar nuestra atención no solamente en la historia heroica de obreros negros y de blancos uniéndose en luchas de violencia frecuentemente contra el racismo pero emprender nuestras luchas antirracista, anticapitalista para tener en el futoro un mondo mejor comunista.
La lucha armada de obreros negros
En 1964, se formó en Luisiana los Diáconos por la Defensa como un grupo armado para defender a obreros no violentos pro derechos civiles y se propagó a 23 comunidades por todo el Sur. Sus acciones ayudaron a ganar batallas integradas y enfrentar al terror racista de la policía, el Ku Klux Klan, y gentuzas blancas racistas (The Deacons for Defense, libro escrito por Lance Hill 2004).
En junio del 1964, estalló en Harlem, barrio de Nueva York, la primera rebelión masiva urbana cuando masas de obreros negros y jóvenes se manifestaron en la calle para protestar contra el asesinato policial de un muchacho negro. Marcharon en las calles de Harlem demostrando la portada de DESAFIO como su “bandera”. MLP (Movimiento Laboral Progresista, predecesor del PLP) fue la única organización que apoyo la rebelión— todos los líderes reformistas negros y el Partido Comunista trataron de calmar a los rebeldes y atacaron a MLP. MLP fue prohibido legalmente entrar a Harlem pero desafiaron la prohibición y tuvieron una manifestación masiva, que envió a la cárcel a varios del MLP. Esta rebelión estableció la base para que muchos siguieran, incluyendo en Newark, NJ, en el 1967.
En 1967 la rebelión en Detroit condujo directamente a 10,000 empleos para obreros negros en la industria automotriz. El miedo de la expresión violenta de estos obreros negros de antirracismo forzó a los gobernantes estadounidenses a desviar a las tropas del aerotransportado 82 en ruta hacia Vietnam para Detroit para reprimir a la rebeldía. Cuando King fue asesinado en 1968, estallaron rebeliones antirracistas en cientos de ciudades en los EEUU. Estas rebeliones resultaron con trabajos para negros, especialmente en el sector público, aunque el desempleo y subempleo siguieron (y sigue) el doble para los obreros negros que para los blancos.