En toda la Unión Europea, los gobiernos patronales han estado anunciando recortes a los servicios gubernamentales:
En Irlanda, el gobierno adoptó dos planes de austeridad en el 2009, recortando 7 billones de Euros (US$8.75 billones) en beneficios generales. El salario de los trabajadores gubernamentales ha sido recortado entre 5 a 15 %, dependiendo del departamento y escala salarial.
En Enero, el Ministro de Finanzas Alemán, Wolfgang Schaeuble, advirtió que el gasto público sufriría recortes en el 2011 y que habría que tomar “graves decisiones en el futuro”.
El 29 de enero, el Ministro de Finanzas Español, Elena Salgado, anuncio que en los próximos tres años los recortes presupuestarios serían de 50 billones de Euros (US$62.5 billones.) El gobierno planifica la “reforma” del mercado laboral y subir la edad de jubilación de 65 a 67 años.
El 29 de abril, Mervyn King, el gobernador del Banco de Inglaterra, dijo que las medidas de austeridad necesarias para confrontar el déficit presupuestario británico serán tan detestables que quienquiera que gane las elecciones no regresará al gobierno en una generación.
El 5 de mayo, el Primer Ministro Frances, François Fillon, anunció un plan de austeridad que congelaría los gastos del gobierno del 2011 al 2013. Considerando la inflación, esto representa recortes del 10% distribuido en tres años. El economista burgués Jacques Attali estima el recorte en 50 billones de Euros (US$62.5 billones.)
El gobierno Portugués ha congelado el salario de los trabajadores gubernamentales (cerca del 12% de la población laboral.) Está planificando despidos, privatizaciones y un aumento de dos años la edad de jubilación.
RECORTES RACISTAS
En todos los casos, estas medidas y recortes son racistas porque golpean más duramente a los trabajadores más pobres, y en todos los países europeos los trabajadores mas pobres incluyen un desproporcionado número de trabajadores de grupos minoritarios “raciales”, “étnicos” o “nacionales”.
En cada uno de estos países, la clase dominante está observando cuidadosamente como los patrones griegos se las arreglan para robarle a los trabajadores. Si el gobierno griego impone un paquete de 30 billones de Euros (US$37.5 billones) en recortes presupuestarios en los próximos tres años, el resto de patrones en Europa van a ordenar que sus gobiernos reduzcan los ingresos de los trabajadores en esa medida.
De hecho, los servicios gubernamentales como los de salud, pensiones, educación, etc., son parte del sueldo de los trabajadores, es decir, pago por su fuerza de trabajo. La única diferencia es que esos servicios están financiados y distribuidos indirectamente, a través de los impuestos y el gobierno, mientras que los sueldos los paga directamente el patrón.
Como Marx lo explica en el capitulo VI de “Capital”, el valor de la fuerza de trabajo del trabajador tiene dos componentes: Primero, la satisfacción de sus “necesidades naturales, como es la comida, ropa, combustible y vivienda, [lo que] varia según el clima y otras condiciones físicas del país”. Segundo, “el número y variedad de sus necesidades” depende en gran parte “del hábito y grado de comodidad en la cual se ha formado la clase de trabajadores libres”. Obviamente, el “grado de comodidad” que consideramos “normal” es resultado de la lucha de clases de las anteriores generaciones de trabajadores.
Esto implica que, bajo el capitalismo, el valor de la fuerza de trabajo depende, en parte, del nivel de la lucha de clases. Mientras mas luchan los obreros, más podrían conseguir, directamente del patrón o indirectamente del gobierno. Sin embargo los patrones constantemente atacan las condiciones de vida del trabajador para mantener o aumentar sus ganancias. Lo que sea que ganen los trabajadores a menudo se pierde cuando la clase dominante, usando su control sobre el poder del estado, deciden que no pueden permitir que estas ganancias limiten su lucro. Sólo con la revolución comunista pueden los trabajadores distribuir colectivamente el valor total de lo que produce nuestra clase, según nuestra necesidad.
El déficit presupuestario, del que lloriquean los medios de comunicación patronal, se puede reducir de dos maneras: Con recortes presupuestarios (reduciendo el salario de los trabajadores) o tomándolo de los ingresos de los patrones (mediante impuestos.) La lucha de clases determina quien paga y cuanto.
En Francia, por ejemplo, un reporte del comité de finanzas del Senado declaró que las excepciones en el pago del seguro social a las compañías le costaron al gobierno 42 billones de Euros en el 2009; al mismo tiempo, un reporte financiero de la Asamblea Nacional declaró que las excepciones en el pago de impuestos de los ricos costaron 73 billones. Si eliminara las excepciones de pago a los ricos y a sus compañías, el gobierno francés podría recaudar ¡345 billones de Euros en tres años, en vez de recortar 50 billones de Euros en servicios a la clase trabajadora durante ese mismo periodo!
Ahora es el momento para que los trabajadores de Europa demuestren su solidaridad concreta con los trabajadores griegos. La derrota de los planes de austeridad en Grecia podría ayudar a derrotar planes similares que se preparan en todos los países europeos. Y la solidaridad internacional forjada en la lucha contra estos planes puede — con liderazgo comunista — convertirse en escuelas de comunismo que permita que nuestra clase se salga de la trampa reformista y avance por el camino revolucionario hasta acabar con el capitalismo de una vez y para siempre.