MEXICO CITY, Enero 26 — El Partido Laboral Progresista aplaude a los trabajadores que se han hartado de la violencia de los carteles de las drogas y han tomado las armas y están luchando.   Son un ejemplo inspirador del coraje de la clase trabajadora,  muchos no solo han tomado las armas y atacado a los carteles criminales, sino que también han atacado a los agentes federales y la policía.  
Esta lucha armada marca la intensificación del conflicto entre explotadores y explotados.   También muestra otra contradicción: Parece que los levantamientos de trabajadores contra los carteles es espontaneo y esta enraizado dentro de la clase trabajadora, pero en realidad podría existir otro cartel que está apuntando y dirigiendo este movimiento.  También podría habar elementos oportunistas dentro de la clase dominante en México que los está ayudando.  
Los trabajadores están atacando un síntoma del capitalismo, no su cáncer.  De cualquier manera, el hecho que muchos trabajadores han tomado las armas y desafían el cartel que brutalmente los despoja además de atacar el aparato estatal capitalista es un acontecimiento muy positivo.
La pregunta es, ¿de dónde sacan los trabajadores sus armas? Al parecer están siguiendo los principios de guerra de guerrillas de Mao Tse Dong.   Un pequeño grupo empezo con unos cuantos rifles y pistolas.  Después atacaron estaciones de policías y algunas bodegas de armas de los carteles.  
Esta es una de las maneras como el PLP se puede armar a si mismo, desarrollar un Ejercito Rojo y apoderarse del poder estatal. Sin embargo nuestra prioridad es organizar directamente dentro del ejército patronal.  
Los trabajadores armados tienen ahora armas automáticas y vehículos blindados.  Es por eso que la clase dominante está preocupada,  que masas de trabajadores armados tomen el poder en sus manos y así ser un ejemplo a los trabajadores del mundo – desde Camboya,  a Bangladesh, a Francia y a EEUU – ¡lucha armada contra el capitalismo!
El PLP también reconoce que la política es primordial.  Aunque los trabajadores están hartos, “¡Basta Ya”! – no están luchando para tomarse los medios de producción, instaurar la dictadura del proletariado y transformar la sociedad a través de la revolución comunista.  Debemos reconocer la contradicción entre los aspectos positivos de tomar las armas y organizarnos contra los despiadados opresores y el hecho que sin destruir las estructuras sistémicas del capitalismo, ellos terminaran poniendo a un nuevo patrón a cargo o preservando el orden social que permite que los capitalistas gobiernen en México.  Es más, el cartel contra el que están luchando empezó como una ¡insurrección armada contra la explotación!
Aplaudimos la lucha armada, pero somos críticos de la falta de introducción política junto a la reacción populista a la terrible explotación y brutal violencia que los carteles ejercen sobre ellos.  Los trabajadores armados también reconocen que la policía mexicana y sus agentes, a pesar de los millones que reciben de EEUU, son ineficaces para frenar a los carteles.   
La policía, los agentes, los patrones, el sistema bancario, la Agencia de Control de Tráfico de Drogas y un sin número de agentes federales, todos hacen mucho dinero del lucrativo tráfico de drogas.
Un escándalo de último minuto seria exponer como los gobernantes de EEUU ayudaron al cartel de Sinaloa.  Otro escándalo, “Rápido y Furioso,” revela como EEUU proveyó de armas a los mismos carteles.  
El PLP reconoce que los carteles son parte del aparato explotador del capitalismo porque dividen y brutalizan a la clase trabajadora además de obtener grandes ganancias para los patrones, sea indirectamente a través de lavado de dinero o directamente a través de sobornos o venta de armas, muy parecido a la red de armas británica en África durante la esclavitud.  
El PLP, en México y en todo el mundo, continuara luchando para llevar la política comunista a esta lucha armada.  La gran mayoría de obreros armados parecen ser aquellos deportados de EEUU que rehúsan aceptar pasivamente la carga de la brutalidad que los trabajadores en Michoacán han, estoicamente, aceptado hasta ahora.   Esto muestra las consecuencias de las deportaciones, por EEUU, de muchos trabajadores hacia México desestabilizando los chantajes de extorción con los que se ha enriquecido la clase dominante de EEUU y México.   
Es inspirador ver trabajadores armados y encapuchados que no luchan por alguna ideología podrida religiosa, sino que desafían elementos del aparato estatal para mejorar condiciones de trabajadores  en esta vida, aquí y ahora.  Esta lucha no terminara con la tiranía de los carteles, ya que muchos capitalistas se enriquecen de las adicciones de nuestra clase.   Le falta un centro comunista, su política, y lo más importante, un Partido, para organizarse y defender lo que la clase trabajadora ha ganado.  Ese Partido comunista es el PLP y necesita crecer dentro de la caldera de los levantamientos de Michoacán.