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Trabajadores Jodidos por Acuerdo Boeing-Sindicato-Gobierno

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30 Enero 2014 93 visitas

Los trabajadores de Seattle acaban de recibir dos duras lecciones sobre los límites de las reformas y porque sólo una revolución que acabe con el capitalismo puede lograr cambios verdaderos para la clase trabajadora. En la misma semana, un juez condenó a los trabajadores del aeropuerto de SeaTac a la esclavitud de los salarios de hambre a pesar que un referendo aprobó la ley del salario mínimo de $15, y los maquinistas de Boeing vieron como el patrón y sus líderes del sindicato internacional los forzaban a aceptar un oneroso contrato de 10 años que ellos ya habían rechazado en una voto de 2 a 1.
Estos dos golpes se dan justo después que muchos trabajadores se sintieron victoriosos cuando el pueblo de SeaTac, sede del aeropuerto, votara a favor del salario mínimo de $15—el más alto en los EEUU, derrotando una dura campaña que montaron las corporaciones más grandes del país, primero para prevenir que el tema fuera parte del voto y después para derrotarlo.  Cuando nada de eso funcionó, consiguieron que un juez declarara que la ley de la ciudad no afectaba los negocios del aeropuerto o de la propiedad del Puerto de Seattle—vale decir la mayoría de trabajos en SeaTac.
El contrato, que los trabajadores de Boeing, miembros del Local 751 (IAM) de maquinistas, rechazaron de forma abrumadora, formar parte del plan a largo plazo de Boeing para eliminar el sindicato y los beneficios y salarios decentes. El contrato eliminará pensiones y destruirá salarios. Tan pronto los maquinistas rechazaron este contrato vendido Boeing comenzó a maniobrar con el alto mando del sindicato para que los trabajadores se lo tragaran a la fuerza.
Alejándose de las negociaciones para renovar el contrato, Boeing se reunió con el alto mando del sindicato para maquinar una nueva votación. El primer día del “descanso de invierno”, del 25 de diciembre al 1ero de enero, un feriado ganado en luchas por contratos anteriores, el liderazgo internacional de IAM anunció una nueva votación sobre el contrato para el 3 de enero.  Esta estaba programada para que participara el menor número posible de miembros y garantizar la baja participación, dado que los trabajadores más antiguos y los más militantes usan las vacaciones para extender los feriados.
El contrato era la misma estafa, pero esta vez los medios, los políticos locales, y el liderazgo de la internacional lanzaron una campaña coordinada para lograr que se aprobara. Los anuncios de radio y televisión, las editoriales, y las conferencias de prensa del alcalde les dijeron a los trabajadores que si volvían a votar no otra vez estarían arruinando la vida de sus hijos y destruyendo la economía de Puget Sound y del estado de Washington para siempre.
Pero inclusive eso no fue suficiente: el liderazgo de la internacional de IAM manipuló el voto. Exigieron una tarjeta especial de elegibilidad, pero muchos en la planta Everett de 17 mil miembros nunca la recibieron y tuvieron que hacer largas filas en el frio para recibir una tarjeta que los “acreditara”.  El conteo de votos no se hizo en la oficina central de Seattle sino que se llevó a cabo en varios locales que hizo más difícil el monitoreo. La estafa estaba clara. ¡Esto es exactamente lo que es la democracia capitalista!      
 Con 25% de la membrecía ausente, como se planificó, se aprobó el contrato por un margen insignificante de sólo 600 votos.  Algunos miembros lloraron abiertamente en el local sindical de Seattle mientras que otros gritaban “¡Mierda!” y uno demandó que el local sindical abandonara la internacional.
Una Derrota Histórica
La derrota que esto representa para los trabajadores no se puede minimizar. El local 751 era el más grande y más militante que aun quedaba en el sindicato IAM. Es posible que el precedente que establece este contrato vendido sea un golpe mortal para el local.
Bajo este nuevo acuerdo la membrecía pierde el plan de jubilación con beneficios definidos, que cautelosamente se estima  reduce los costos de jubilación de Boeing en un 40%.  Los aumentos de sueldo cambian del 2% anual, que a duras penas se mantenía con el nivel de la inflación, a 1% cada dos años, o sea una reducción del 75%.  El plan de cuidado de salud quedó hecho pedazos. Se congelaron las escalas salariales. Eso implica que para el 2024 cuando expire el contrato, los tres grados más bajos serán trabajos de sueldo mínimo.
Por si fuera poco, los trabajadores renuncian a su derecho a la huelga ¡por 10 años!  El hecho que este retroceso se dé cuando las ganancias de Boeing alcanzan un nuevo record ($4 billones el año pasado) le echa más sal a la herida.  Y mientras convierte trabajos que pagaban más o menos decentemente en trabajos de salario mínimo sin beneficios, Boeing recibe $8.7 billones en exenciones tributarias del estado de Washington, el más alto pago de “asistencia pública a las corporaciones” que cualquier estado haya dado. No sorprende que esta patraña salga del que fuese cabildero de Boeing, David Schumacher, que hoy es director de la Oficina de Administración Financiera del Gobernador Jay Inslee.
Las repercusiones en el estado no se hicieron esperar. Boeing ya exigió un recorte del 15% a sus proveedores, que emplean a miles solamente en Seattle. Como resultado, los congelamientos de salario, la reducción de beneficios, y aceleramiento ya son la norma para los trabajadores que ahora viven de cheque a cheque.
Los maestros también están bajo ataque ahora que la legislatura del estado ha retomado la ofensiva haciendo que el salario de los maestros dependa de los resultados de los exámenes.  En la Universidad de Washington los instructores graduados en por lo menos un departamento iniciaron el trimestre con una charla sobre como un mínimo aumento del salario en el contrato del sindicato les costaría las posiciones de instructores y de asistentes de enseñanza e investigación.    
Los Límites de la Reforma
Lo que pasó en Seattle revela los límites de la reforma. Cualquier cosa que consigan los trabajadores los capitalistas inmediatamente se dedican a socavar. Para re-conquistar lo perdido en este nuevo contrato, los trabajadores de Boeing van a tener que luchar agresivamente en las calles y en la planta. Para que los trabajadores de SeaTac puedan ganar un salario que les permita vivir van a tener que aprender cómo irse a la huelga y cerrar sus centros de trabajo en vez de enredarse en el juego de la “democracia” del sistema capitalista. ¡Si los trabajadores quieren acabar con la explotación de una vez por todas van a tener que superar el espejismo de la reforma para siempre y luchar  por una revolución comunista!