Una de las secuelas de las elecciones estadounidense del 2016 fue que los más importantes medios de comunicación capitalistas inmediatamente culparon a la clase trabajadora, en especial a los trabajadores blancos, por la victoria de Donald Trump. Se da por sentado que en los EEUU muchos trabajadores—negros, blancos, Latinos, y otros grupos—están encolerizados. Que los trabajadores blancos tiene la culpa por la elección de un Nazi como Trump es el sentimien to de la clase dominante. La historia de la clase trabajadora “blanca” está íntimamente ligada a la de los trabajadores negros e inmigrantes por sus luchas en común desde que los EEUU fuese una colonia Británica. Las mentiras el racismo patronales representan un agudizamiento en los esfuerzos capitalistas por alienar y dividir a los trabajadores negros, latinos, musulmanes e inmigrantes.
El comunista Partido Laboral Progresista lucha contra el capitalismo en todo el planeta para forjar con la revolución un mundo comunista en el que la clase trabajadora dirija la sociedad. Parte de nuestra lucha es el desmantelamiento de las mentiras anti obreras que promueven los patrones sobre uno y otro sector de la clase trabajadora. Los capitalistas odian y temen al comunismo con buena razón – ya que significa el fin de su lucro, de sus fronteras, de sus imperios, de sus ideas racistas y sexistas y de su clase social.
Trump: Engendro del Capitalismo
A Donald Trump lo odian, con mucha razón, millones de trabajadores en todo el mundo, y masivamente los trabajadores negros y blancos en los EEUU. Donald Trump, sin embargo, no es más que un sirviente de la clase dominante estadounidense. Los medios de comunicación capitalista, en vez de analizar la naturaleza de clase de la presidencia de Trump, se han dedicado a echarle la culpa a la clase trabajadora blanca. “Llamemos [las elecciones presidenciales estadounidenses] el triunfo de los hombres blancos encolerizados de todas partes… Lo único que se puede decir con seguridad es que el colérico hombre blanco ahora está en la posición dominante” (Huffington Post, 9 de nov. 2016). O como lo explicaba el ex presidente Bill Clinton, “Trump no sabe mucho. Una de las cosas que sabe es como lograr que los hombres blancos enojados voten por el” (Politico, 19 de dic. 2016).
Aunque el alevoso tipo de racismo y sexismo de Trump es un peligro mortal para la clase trabajadora internacional, los trabajadores blancos no tienen “la culpa” por la elección de Trump. El capitalismo creo a Trump – o más específicamente, sentó las bases del alevoso racismo y sexismo que el pudo utilizar. Trump es tan sólo el más reciente sirviente del imperialismo estadounidense, cuya historia de generar el racismo y las divisiones racistas entre la clase trabajadora se remonta a la fundación del país.
El racismo: El Arma y Debilidad más Importante del Capitalismo
“Antes de las leyes Jim Crow [separatistas], antes de la invención del Negro o del hombre blanco, o de las palabras y conceptos que los describen, las poblaciones coloniales [estadounidenses] eran en su mayoría una gran masa de peones blancos y negros, esclavos por endeudamiento que ocupaban casi la misma categoría económica y a quienes los señores de las plantaciones y de las legislatura trataba con el mismo desprecio… Conspiraban juntos y libraron una lucha unida contra su enemigo común – el aparato de las grandes plantaciones y el sistema social que legalizaba el terror contra el peonaje negro y blanco”.
-Lerone Bennett, The Road Not Taken [La ruta no elegida]
Palurdos, come-barro, basura – estas fueron las palabras y crudas imágenes que se usaban para describir a esta masa de trabajadores, muchos de ellos niños, que llegaban de Europa a las colonias Británicas de Norte América entre los años 1500 y 1600. La denominación de América como la tierra de las oportunidades contrastaba dramáticamente con la realidad en la que esta era un sumidero de opresión para la fuerza laboral desplazada de Europa y de la creciente población de esclavos africanos. Sin embargo, como Bennett lo hace notar arriba, la “división por el color” entre blancos y negros tomó tiempo para formarse.
El desarrollo del capitalismo en los EEUU durante los años 1600 coincidió con el genocidio de una población indígena mayormente desafiante, y leyes que definían la división por el color de su fuerza laboral. Esta se aceleró después de una gran rebelión de un rico granjero Ingles en 1676. Más de mil esclavos negros y sirvientes blancos (que por contratos de endeudamiento trabajaban para los mismos patrones) quemaron hasta las cenizas la capital colonial Británica de Jamestown en Virginia en la que se conoció como la Rebelión de Bacón. Tomó años derrotar esta rebelión multirracial y aterrorizó a los patrones coloniales locales. Esto conllevó al Código sobre la Esclavitud de Virginia que en 1705 fue la primera ley que impuso la división legal entre los esclavos y los sirvientes.
La explotación del sistema de esclavitud de los negros por los capitalistas estadounidenses hizo posible que, con el tiempo, los EEUU emergieran como un poder industrial. Mientras tanto, la clase trabajadora no daba señales de detener la resistencia. Lo que sigue son algunos ejemplos en la historia estadounidense, de ninguna manera completos, de cómo la historia de los trabajadores “blancos” es inseparable de la de cualquier otro sector de la clase trabajadora.
El Racismo Golpea a Todos los Trabajadores
La inmigración a los EEUU continuó sin cesar durante todos los años 1800. Los estados esclavistas del sur crecieron en riqueza y poder, así como también lo hizo la industria del norte. El primer sindicato, que se formó en 1790, luchaba para negociar con sus patrones mientras que cerca, en Maryland, a los esclavos negros los mataban de cansancio haciendo el mismo trabajo sin paga.
Con la victoria de la Revolución Haitiana en 1804, la pesadilla de la Rebelión de Bacón asediaba a los gobernantes del nuevo Estados Unidos. El entonces presidente Jefferson, famoso autor de la Declaración de la Independencia de EEUU, compartía la preocupación de los dueños de esclavos que una rebelión podría expandirse desde Haití. Mientras Jefferson bloqueaba el envío de armas a Haití, atacaba a los trabajadores blancos. Por primera vez, en 1805, se enjuiciaba a un sindicato organizado por los zapateros de Filadelfia por conspirar con fuerzas extranjeras contra el gobierno, una táctica que los patrones aprendieron a usar (Boyer, Labor’s Untold Story [La silenciada historia de los sindicatos]).
Para 1846, la Asociación de trabajadores de Nueva Inglaterra, organizada por las trabajadoras y trabajadores de los molinos, de descendencia europea, resolvieron que: “La esclavitud estadounidense tendrá que abolirse antes de que la elevación que buscan las clases laborantes pueda verse afectada” (Boyer). Otros buscaban vías más radicales, mientras que cientos de documentadas rebeliones de esclavos, grandes y pequeñas, sacudían a los EEUU.
Los Trabajadores se Enrolan en la Guerra Civil
En 1859, un abolicionista blanco, John Brown, lideró una banda multirracial de 22 hombres que trató de capturar el arsenal federal de Virginia, en Harper’s Ferry. Su fracaso para ponerle fin a la esclavitud armando a los esclavos libres y organizando una guerra de guerrillas, hizo, sin embargo, que el asalto de John Brown, fuese un grito de guerra. Durante la Guerra Civil de los EEUU que le siguió, entre 500,000 a 750,000 trabajadores industriales del norte se enrolaron en el ejército. La primera compañía de soldados movilizados para defender Washington, DC, fue un local sindical integro de trabajadores textiles de Massachusetts.
Los sindicatos se enrolaron unánimemente de esta manera, muchos dejaron de existir durante la guerra. Las compañías de trabajadores del Sindicato de Mineros de Illinois y el Sindicato de Pintores de Brooklyn se comprometieron a aplastar la conspiración de los “dueños de esclavos” (Boyer). Masas de irlandeses, alemanes, polacos e italianos veteranos de las revoluciones en Europa, trabajadores judíos, mineros ingleses y sindicalistas deportados, y más de 40,000 canadienses, estuvieron en el primer regimiento que entró a la guerra y logró victorias importantes.
De ninguna manera todos los trabajadores “blancos” fueron anti racistas comprometidos. En 1863, la misma semana que el primer regimiento negro de la guerra, el batallón 54, entró en combate al lado de un regimiento blanco, se dieron los linchamientos y rebeliones racistas de la Rebelión Racista de Nueva York. Estas rebeliones indican el grado de peligro de que todos los trabajadores, si no están organizados con una política clasista y de lucha, pueden caer en el racismo. Sin embargo, es una realidad que la lucha, el esfuerzo, y por lo menos el entendimiento que la unidad multirracial es esencial para la supervivencia de nuestra clase ha tenido una presencia activa en la clase trabajadora, que se trata de borrar de la historia.
La Historia Oculta de la Lucha Multirracial
Hay mucho más ejemplos de cómo cuando los patrones estadounidenses trataron de promover el terror, intensificar la segregación e imponer leyes basadas en la raza, los trabajadores negros y blancos resistieron. Desde la Huelga General multirracial de Nueva Orleans en 1892, a las varias décadas de lucha armada entre los trabajadores y las milicias patronales y la policía entre 1880 a los años 1920 desde Virginia a Colorado, los trabajadores blancos han escrito su parte de la historia de nuestra clase en sangre, junto con los trabajadores negros e inmigrantes.
Un levantamiento multirracial armado particularmente notable de los mineros del carbón en 1921en West Virginia, conocido como la Batalla de la Montaña Blair, fue derrotado gracias al que se convirtió en el enfrentamiento más grande del ejército estadounidense dentro de las fronteras del país desde la Guerra Civil. Durante la batalla, huelguistas blancos, inspirados por el nuevo estado proletario, la Unión Soviética, se unieron con los trabajadores negros e inmigrantes enviados a quebrar la huelga, para formar un ejército de 13,000 trabajadores. Este evento quedó inmortalizado en la película pro trabajador de 1987, Matewan. Los patrones estadounidenses, decididos a aplastar la insurrección armada, enviaron bombarderos armados con gas y bombas excedentes de la Primera Guerra Mundial, algunas de las cuales fueron capturadas por el ejército de los trabajadores.
La Clase Obrera liderada por Comunistas pelean para ganar
El surgimiento del movimiento comunista le dio a nuestra clase un modelo para la construcción de un nuevo mundo – y hace casi un siglo una revolución en el Imperio Ruso liderada por los Bolcheviques (comunistas), compuesto por gente con diferentes idiomas y grupos étnicos, tomó el poder sobre una sexta parte de la superficie del planeta.
Para los años 1930, la organización de masas liderada por los comunistas del Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) estaba integrando abiertamente con los trabajadores negros y blancos, del norte y del sur, codo a codo en la lucha. El PLP ha analizado críticamente muchas de estas luchas en otros documentos
La toma del poder por el comunismo implica luchar contra las ideas patronales, y finalmente contra el estado patronal. Hay una creciente base para el racismo en los EEUU, pero esta verdad está enterrada bajo la propaganda anti obrera de los capitalistas, que pintan a todos los trabajadores blancos con el mismo pincel. Al descartar a todos los trabajadores blancos como racistas se les niega a todos los trabajadores la unidad con sus hermanas y hermanos de clase de todo el mundo y la posibilidad de aprender de ellos.
Esto no es nada nuevo. Los capitalistas siempre han culpado a la clase trabajadora por los problemas que crean los capitalistas. A los trabajadores negros, especialmente a las mujeres negras en particular se les ha echado la culpa por los peores estragos que han causado el racismo y el sexismo del capitalismo globalmente.
La clase dominante capitalista de los EEUU es el poder imperialista más grande del mundo. Sus inversiones de trillones de dólares abarcan todo el planeta desde el Medio Oriente, hasta África y América Latina. La necesidad que tienen los patrones de EEUU de dividir aun más y separar a la clase trabajadora estadounidense y convencer a una mayoría de luchar por el imperialismo estadounidense en decadencia, es más grande que nunca. Y no hay un momento más urgente para forjar un nuevo movimiento comunista internacional que ahora.
PLP lucha para ser el heredero de este legado de unidad multirracial. Con la agudización de los ataques contra la clase trabajadora internacional y con la creciente amenaza de una guerra inter imperialista en el horizonte, nuestro entendimiento de la historia es más importante que nunca cuando los trabajadores de todas partes del mundo buscan las respuestas que sólo un nuevo movimiento comunista les puede dar.
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La Historia Sin Contar de los Trabajadores: Unidad Multirracial
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- 14 Enero 2017 78 visitas