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El racismo era ilegal cuando los comunistas gobernaban URSS

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26 Enero 2018 95 visitas

“Lo que les puedo decir”, dijo el presidente de la comisión, “las relaciones raciales están empeorando, no mejorando”. El director ejecutivo de la comisión comento que el racismo es un “problema sistémico” en EE.UU. y que “lo que ocurre localmente hoy es un reflejo de lo que esta ocurriendo nacionalmente. Lo que pasa en Washington afecta el comportamiento de la gente en Filadelfia”.
Este reporte puede estar diciéndonos algo que ya sabemos, pero además fomenta lo que muchos ya cree: “El racismo siempre estará aquí”.
Los comunistas en el Partido Laboral Progresista comprendemos que el racismo es una parte del capitalismo y que una vez destruido el capitalismo, con una revolución comunista, podremos destruir la base y necesidad del racismo.
En 1925, un comunista negro llamado Harry Haywood, nacido en EE.UU. fue a Moscú. A continuación presentamos un breve extracto de su libro Bolchevique Negro, que narra su experiencia con el racismo en Rusia solo ocho años después de la revolución.
Durante toda mi estadía en la Unión Soviética, encontré solo un incidente de hostilidad racial. Fue en un tranvía en Moscú. Varios de estudiantes negros habíamos abordad el tranvía después de pasar una velada con nuestro amigo MacCloud. Había pasado la hora pico y el tranvía estaba medio lleno de pasajeros rusos. Como siempre, fuimos objeto de una amigable curiosidad. En una parada un borracho ruso subió al tranvía. Al vernos dijo algo en voz baja, algo así como “demonios negros en nuestro país”.
Un grupo de pasajeros rusos indignados lo agarraron y le ordenaron al conductor que parara el tranvía. Era un arresto ciudadano, el primero del que era testigo. ¡“Como te atreves, basura, insultar a personas que son huéspedes en nuestro país”!
De pronto todos reunidos empezaron a debatir que hacer con ese hombre…se decidió llevar al culpable a la estación de policía…ahí, lo sacaron del tranvía e insistieron que nosotros como la parte agredida fuéramos a presentar cargos.
Al principio nos negamos, diciendo que era obvio que el hombre estaba borracho y no era responsable de lo dicho. Un joven dijo (quien era el que mas hablaba) “No, ciudadanos,” ”borracho o no, no permitiéremos esta clase de comportamiento en nuestro país. Deben venir con nosotros a la estación miliciana (policía) y presentar cargos contra este hombre”.
Al pobre borracho lo sacaron del tranvía y todos los pasajeros lo acompañaron. Ya para entonces el defendido estaba menos ebrio y empezó a disculparse antes de que entráramos al edificio. Llegamos hasta el comandante de la estación.
El borracho juraba que no quiso decir eso. “Estaba borracho y enojado por otra cosa. Les juro ciudadanos que no tengo prejuicios raciales contra estos gospoda (caballeros) negros.
En verdad sentimos lastima por el pobre hombre y aceptamos su disculpa. No queríamos que la cosa continuara.
“No” dijo el comandante, “se quedara esta noche. Quizás aprenda la lección”. (170-171)
Lo que convierte esta historia de antirracismo en algo excepcional es que, en esa misma época, 1925, en la capital de EE.UU., Washington, D. C. Miles de miembros racistas del Ku Klux Klan marchaban libremente por las calles. Los linchamientos de gente negra eran muy comunes. Es mas, después de la Primera Guerra Mundial, hasta la década de 1930, los disturbios raciales eran comunes y letales en EE.UU. En esa época, “disturbios raciales” siempre significaba que los blancos atacaban a los negros.
El poeta comunista Langston Hughes estaba impresionado con el antirracismo de los comunistas rusos. En 1946 escribió:
Cuando estuve en Taskent, la capital regional de la Republica Soviética Asia Central, había pequeños tranvías chistosos y viejos que eran del tamaño de un carro del tranvía de San Francisco. Me di cuenta que tenían una división en la mitad, y le pregunte a un amigo medio negro de Uzbek que porque estaba esa división ahí. Me explico que en la época zarista, eso separaba a los europeos de los asiáticos.
Le dije, “Dirás, ¿De los blancos con la gente de color?”
Me contesto, “Si, pero antes de la Revolución, nosotros nos hubiéramos tenido que sentar alla. Pero ahora todos nos sentamos donde queramos”.
Pense, cuantos americanos blancos dice que tomaría cien años, o doscientos, o tres generaciones para acabar con la segregación…Pero en Taskent, solo les tomo unos cuantos años… (“The Soviet Union and Color”)
Es realmente impresionante, cuando piensas que fue muchos años después que Rosa Parks rompió con la segregación en los autobuses en Montgomery, Alabama, en EE.UU.
La inversión de la lucha contra el racismo
Existen muchas historias como estas sobre lo lejos que llegaron los comunistas eliminando el racismo. Desafortunadamente, debido a los errores que se hicieron durante y después de la revolución en la Unión Soviética y Chima –- el no haber ido directamente al comunismo y, bajo el socialismo, mantener ciertos aspectos del capitalismo, como el dinero y los salario –- el capitalismo de la “libre empresa” y con él el nacionalismo y el racismo han regresado.
Claro que nosotros en el PLP tenemos una ventaja sobre los camaradas del pasado. Tenemos su experiencia, sus éxitos y errores, para estudiar y aprender de ellos. Ahora comprendemos que la etapa del socialismo fue un error. Nuestro compromiso de ir inmediatamente al comunismo después de la revolución significara mas progreso en la destrucción del racismo de una vez por todas.