Aunque los congresistas demócratas y republicanos han llegado a un acuerdo presupuestario federal, los trabajadores no debemos creer que cualquiera de los dos partidos se preocupa por nuestra clase. El racismo cruel, anti-inmigrante del presidente Donald Trump, y su “estado de emergencia” fascista es un inmenso ataque a nuestra clase. Pero, las dos alas en competencia de la clase dominante estadounidense – la principal, la capitalista financiera representada por los demócratas, y la otra, el frente nacionalista Fortaleza América representado por Trump y su base republicana – sirven solo las necesidades del capitalismo estadounidense. Ambos lados aprueban la máxima explotación de la clase trabajadora, utilizando cualquier clase de terror necesario. Mientras los trabajadores migrantes y sus niños languidecen en los miserables campos de detención en la frontera con México, y en por todo el país, ya se han reportado por lo menos 22 muertes en los últimos dos años (abcnews.com, 6/1), ¡demócratas y republicanos discuten sobre cuantas decenas de miles de catres y literas debería haber en los campos!
Los comunistas rechazamos las falsas fronteras nacionales de los patrones, las cuales están diseñadas para controlar la mano de obra y recursos mientras nos mantiene divididos. Los comunistas comprendemos que la solidaridad obrera no conoce fronteras. La consigna del Partido Laboral Progresista es “Un mundo, una clase, una bandera.” La destrucción del sistema de ganancias, la causa fundamental de nuestra miseria y muerte, es un beneficio de clase. Solo una revolución comunista podrá abolir las ganancias y la explotación, hará posible que los trabajadores tomen el poder y creen un mundo sin fronteras que sirva las necesidades de los trabajadores.
El 25 de enero, Trump firmo la ley de presupuesto impulsada por los demócratas después de 35 días de una larga paralización parcial del gobierno por la demanda de Trump de $5.7 mil millones para un muro fronterizo. La legislación permitió $1.3 mil millones para el muro y $1.7 mil millones para tecnología de vigilancia y mas policía fronteriza. Ahora Trump quiere tomar dinero para su muro de los fondos de construcción militar y otros. Su declarado “estado de emergencia” es un peligro para nuestra clase por varias razones. Primero, esta basada en la consigna racista de la “invasión inmigrante”, que anima a su base supremacista. Segundo, extiende el poder ejecutivo que ha marcado el crecimiento del fascismo en EE.UU. desde la década de 1980. Y finalmente, marca un precedente de un gobierno legalmente fascista en el periodo previo a su guerra con China y/o Rusia.
Frente a un furioso desafío inter imperialista de parte de los patrones chinos, el ala principal estadounidense estará presionando nuevas formas de patriotismo “multicultural” (Foreign Affairs, Marzo/Abril 2019). Los capitalistas financieros no son como Trump, ellos saben que EE.UU. necesita reclutar a inmigrantes para que peleen en una inevitable tercera guerra mundial. Ellos siguen promocionando la ley Dream Act y Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), con las que canalizan a jóvenes inmigrantes hacia el ejercito estadounidense.
La mayoría de la población estadounidense, incluyendo el 92% de los demócratas, están en contra del muro (Washington Post, 14/1/19). Pero la oposición del partido demócrata contra Trump solo demuestra su propia hipocresía y una historia criminal de ataques a trabajadores inmigrantes.
Demócratas racistas no son amigos de inmigrantes
En 1996, el presidente Bill Clinton convirtió en ley dos proyectos que pasaron el Congreso, en su mayoría republicano: la Anti-Terrorism and Effective Death Penalty Act,y la Illigal Immigration Reform and Immigrant Responsability Act. La primera utiliza la amenaza del “terrorismo islámico” para justificar “evidencia secreta” en audiencias de deportación. La segunda extiende ampliamente la lista de violaciones criminales federales y estatales en las que se basa la deportación. Ambas leyes llevaron a lo que hoy son las deportaciones masivas y el crecimiento del fascismo. Al empoderar el racismo anti-inmigrante, también disminuyen las condiciones laborales de todos los trabajadores
Mas recientemente, el deportador-en-jefe Barack Obama deporto a 2.5 millones de migrantes durante su estadía de 8 años en la presidencia. Hillary Clinton, candidata presidencial demócrata del 2016, recientemente advirtió a los gobiernos europeos que “manejen bien su migración” y envió un mensaje claro [a los inmigrantes] – ‘No podremos dar refugio ni apoyo”’ (The Guadian, 22/11/18). Clinton había apoyado las reformas racistas a la inmigración de su esposo. Como senadora estadounidense voto por el Secure Fence Act de 2006 junto con Obama y Chuck Schumer, el actual líder minoritario de oposición del Senado. Esta ley autorizaba un muro de 700 millas de frontera (Washington Post, 10/1/19).
Tump promueve su terror racista con las separaciones forzadas de familias, nuevas redadas y extendiendo el encarcelamiento en sus campos de concentración estilo nazi, de quienes buscan asilo; esta marca liberal de fascismo es mucho mas peligroso para nuestra clase. Algunos lideres demócratas reconocen que el sentimiento anti-capitalista crece entre los trabajadores jóvenes, ellos tratan de posar como amigos de inmigrantes. Usan a demócratas populares como Alexandria Ocasio-Cortez para promocionar su imagen “progresista”. Pero su record demuestran lo mentirosos que son. Cuando Ocasio-Cortez y otros pidieron un fin a ICE (Organismo de Inmigración y Aduanas) su plan era de reasignar la Gestapo de inmigración a otras agencias que continuarían aterrorizando a los trabajadores (The Atlantic, 11/7/18). Ninguno de estos falsos izquierdistas cuestionan la legitimidad de las fronteras nacionales. Ninguno de ellos piden que se desmantelen los campos de detención, o que se libere a las victimas del imperialismo estadounidense. Ninguno es amigo de la clase trabajadora internacional.
La disposición de Nancy Pelosi, presidente de la Cámara, de hacer un trato con Tump muestra que su objeción a la “inmoralidad” de un muro solo fue retorica oportunista. En 2013, Pelosi apoyo un proyecto de ley bi-partidista a favor de mas muro en la frontera. Ella y otros demócratas quieren unos campos de concentración mas amables y gentiles, que permitan que padres e hijos estén presos juntos, no por separado. Ellos quieren un muro mas pequeño, mas drones, vigilancia, y seguridad cibernética – posiblemente una amenaza mas grande para los trabajadores de lo que Trump se hubiera imaginado.
El racismo anti-inmigrante no es nada nuevo en EE.UU. Esta incrustado en la historia del país. Desde las leyes Alien & Sedition Acts de 1796 a la Chinese Exclusion de 1880 a las cuotas eugenesias basadas en origen nacional de 1924, los patrones estadounidenses han usado su control del estado para dividir a la clase trabajadora. El ultimo acuerdo presupuestario bi-partidista continua el mismo patrón.
Las luchas obreras podrán forzar cambios temporales a las políticas de inmigración de los gobernantes. Pero el terror anti-inmigrante, aplicado por la policía racista, siempre ha estado y estará ahí.
El poder obrero puede acabar con las fronteras racistas
Los trabajadores tienen el poder de luchar contra todos estos ataques racistas. Mientras la caravana de miles de trabajadores de Centroamérica siguen hacia el norte tratando de escapar de los horrores capitalistas de la pobreza, la violencia pandilleril, y el fascismo estatal, cientos de trabajadores de México y otros lugares han respondido al llamado de la solidaridad obrera. Proveyendo comida, agua, ropa y albergue a los viajeros. A pesar de la propaganda patronal racista anti-inmigrante, muchos trabajadores se dan cuenta que nuestras vidas están entrelazadas con nuestros hermanos y hermanas de clase. Militantes del PLP se han unido a este movimiento de masas, llamamos a todos nuestros camaradas, amigos y todos los trabajadores ¡que se unan a esta heroica lucha hoy!
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Acuerdo presupuestario para el muro: Mas fascismo para trabajadores
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- 24 Febrero 2019 87 visitas