“Paso mi vida en la casa de otra persona, evitando por familia y mi vida. Trabajo día y noche, 24 horas en el trabajo sin descanso. Me duele todo mi cuerpo, mis nervios están dañados.” Estas son las palabras estremecedoras de una de muchas de las imagines vividas en la película “El día laboral de 24 horas,” un documental fundamental que expone el nivel de híper explotación que sufren las mujeres obrera en la industria de cuidado a domicilio. Divorciado del contexto de la cinta, estas palabras suenan como si vinieran de un libro de historia sobre las mujeres obreras negras que Vivian en servidumbre hasta el siglo 19. Muchas que criaban los niños de los esclavistas mientras perdían sus propios. Después de organizar a las obreras del cuidado a domicilio, creo que esto se le debería llamar correctamente esclavitud contemporánea.
La industria del cuidado de a domicilio continua a ser mucho de la esencia racista y sexista del pasado. Mujeres inmigrantes y negras, latinas y asiáticas componen un 93 porciento de la fuerza de labor en la industria de cuidado de hogares. Similarmente, obreras de cuidado a domicilio en la cinta son predominantemente mujeres de color que inmigraron de Honduras, la Republica Dominicana, y China para poder escapar pobreza o violencia, y darles a sus familias mejor esperanza para el futuro. Irónicamente, cuando se convierten en obreras de cuidado a domicilio, muchas se encuentran abandonando a sus propias familias cuando comienzan a trabajar turnos de 24 horas mientras los turnos de 12 a 8 horas se convierten menos disponibles.
La mayoría de historias de obreras de cuidado a domicilio que escuchamos en la cinta, o en conversación, tienen un tema de perdida. Algunas han perdido sus hijos a violencia y drogas en las calles de Nueva York otras en Honduras; o pierden metas importantes en sus familias; o se destruyen sus matrimonios o relaciones por las largas horas. Pero tal vez la perdida mas profunda en la cara de las obreras de hogares en la destrucción de su propia salud. Las obreras de hogares cuentan con las tasas más altas de incapacidad de toda la industria, segunda a los obreros de construcción. Muchas se convierten en pacientes y necesitan cuidado si mismas, ya que se retiran prematuramente (como es el caso de la obrera en la película).
Por toda la cinta, las asistentes en casa han evaluado su situación exactamente, y la anuncian como esclavitud. Además de que las forzan a hacer doble, a veces triple, el trabajo por mitad de paga, han despedido a muchas por pedir un caso de 12 horas. Las agencias más y más hacen para que puedan tratar a las auxiliares a domicilio como contratistas independientes – en vez de empleadas salariadas – para evitar su responsabilidad. Los obreros hacen que estas obreras acuerden a contratos sospechosos que las hacen responsables legalmente si algo le pasa a su paciente mientras lo cuidan, forzándolas mas a que estén despiertas para evitar a que despierten a un paciente muerto. Llegan hasta intimidar las auxiliares a domicilio indocumentadas con amenazas de deportación. Como en los tiempos de esclavitud, este tipo de explotación tiene apoyo legal. Este patrocinador estatal de plantación, conocido como el Departamento de Trabajo del Estado de Nueva York, ha justificado esta practica por todo el reglamento de 13 horas ( donde las auxiliares a domicilio les pagan salario de 13 horas por trabajo de 24 horas, entonces las roban de 11 horas de pago), y la regulación subsiguiente de “emergencia” que salvo las agencia de cuidado de hogar de “ruina financiera” inminente haciendo que las auxiliares a domicilio tengan que probar que trabajaron 24 horas. Pero mientras el estado lloras lagrimas de cocodrilo sobre este robo en parte los patrones de cuidado de hogar pone a los obreros en contra de los pacientes, y planta todo para que las compañías de seguros tengan ganancias masivas al costo de las auxiliares a domicilio.
Las auxiliares a domicilio dicen que es un buen trabajo, pero describen las condiciones de trabajo como una prisión de la cual no pueden escapar. A pesar de estos ejemplos concretos, muchas obreras fuera de la campaña han expresado oposición a su situación etiquetada como esclavitud contemporánea. Muchas, repiten la línea de los patrones, dicen que las auxiliares a domicilio tienen opciones, y pueden renunciar, que no hay cadenas o medidas coactivas para mantenerlas en esclavitud.
Mucho de esto se atribuye a la inhabilidad de las obreras a ver la situación dialécticamente. Esto se debe en gran parte a la mentira capitalista que nos dan un cambio justo por nuestra labor – un salario diario justo por nuestro trabajo. Pero la verdad es que todos somos esclavos asalariados. La única diferencia a un esclavo asalariado y a uno encadenado es la tasa de explotación. Sin embargo, por forma legal, ellos escriben las leyes y son dueños de las cortes – los patrones hace mucho han estado apropiándose de nuestra labor, robándonos nuestro tiempo, familias, casas y vidas. Lo hacen con impunidad brutal, usando sus policías, ejercito, leyes y cortes, y otras formas de terror para reprimirnos y mantenernos en línea.
- Information
- Imprimir
Industria de cuidado en casa: la esclavitud moderna
- Information
- 24 Marzo 2019 93 visitas