ESTAMBUL, Turquía—El 15 de febrero, 2300 trabajadores municipales del distrito de la ciudad de Kadıköy se fueron a la huelga contra los salarios miserables que les ofrecían los patrones. Estos indispensables trabajadores, quienes han trabajado durante toda la pandemia, son “compensados” con salarios miserables, esquiroles, y su lucha ha sido vendida.
Cuando los trabajadores de diferentes partes del mundo buscamos aumentar nuestra militancia y agudizar las contradicciones de la lucha de clases, somos atacados, no solo por los patrones y políticos capitalistas, también por los falsos lideres izquierdistas sindicales. Los huelguistas de Estambul y todas partes del mundo necesitan y merecen un partido comunista internacional y ese partido es el Partido Laboral Progresista (PLP).
Trabajadores en lucha, parones sabotean la lucha
Para marcar el comienzo de la huelga, las masas de trabajadores se presentaron frente al edificio municipal de Kadıköy a pesar de las heladas temperaturas de febrero se reunieron para enfrentar a los patrones por que se habían estancado las negociaciones del contrato. Muchos trabajadores hablaron de sus problemas y presentaron sus demandas de reforma.
Un huelguista dijo que sus demandas incluían un aumento de sueldo, mejores horarios y participación en las decisiones. El dijo: “Somos recolectores de basura por 364 días, de los 365 que tiene el año. Pero cuando se negocia, nos convertimos en las “hermanos y hermanas de la limpieza” (Spectre 4/3). También dijo que algunos trabajadores son despedidos solo por no decir “hola” cuando un supervisor los saluda.
Una trabajadora de oficina se sintió empoderado por la huelga y dijo que casi todos los trabajadores estaban participando. Ella dijo que quiere una guardería gratis para las madres que trabajan y el 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, libre. Pero la demanda principal, dijo, es por un aumento de salario que se equipare a la inflación.
Dos días después, y a pesar del creciente entusiasmo y apoyo de los trabajadores, la huelga fue abruptamente terminada por el liderato sindical; La Confederación de Sindicatos Progresistas de Turquía y el Sindicato General de Servicio, después de una reunión secreta con los patrones. Cientos salieron a las calles plantándose frente al edificio municipal diciendo, “No reconocemos ningún acuerdo que no haya sido firmado por nosotros” (Evrensel Daily).
Los patrones falsamente dicen haber ofrecido un aumento de 38%, y mucha gente empezó a cuestionar el porque los trabajadores habían rechazada tan “generosa oferta”. Al mismo tiempo los politiqueros del Partido Popular Republicano (CHP), social demócrata, envían a esquiroles a ayudar a derrotar la huelga.
Aun así, muchos estudiantes y trabajadores han mostrado su solidaridad y continúan haciendo plantones, los trabajadores públicos en Maltepe, Atasehir, y Kartal también amenazan con hacer huelga. En Maltepe, los trabajadores hicieron un llamado a la huelga el 22 de febrero, pero el liderato central del sindicato la cancelo cuando la municipalidad de Estambul envió a esquiroles a cruzar las líneas de piquete.
Todas estas municipalidades que han atacado a los trabajadores son controladas por el CHP, el principal partido de “oposición” al gobierno de Erdogan (AKP). Como sus contrapartes estadounidenses; los movimientos laborales y el partido demócrata quienes comparten mucho de las políticas neoliberales anti-obreras del AKP. Ellos son la “oposición leal”, leal al sistema racista de ganancias y la dictadura de los patrones. Patrón es patrón en donde sea. ¡Nosotros tenemos que aplastarlos a todos!
Se agudizan las líneas de batalla – Luchemos por una revolución comunista
La lucha de clases y las divisiones dentro de la clase dominante en Turquía están conectadas a los desacuerdos patronales de como mejor manejar la creciente influencia internacional del país. Bajo el régimen de Erdogan, Turquía ha estado tratando de adquirir mas poder regional en el Medio Oriente, enviando tropas a Siria y comprando armas avanzadas de Rusia, a pesar de se miembro de la OTAN, y un aliado del imperialismo estadounidense.
Fueron los primeros en señalar al príncipe saudí Mohammed bin Salman por el cruel asesinato del periodista Jamal Kashoggi, dentro del consulado saudita en 2018. Claro que no lo hicieron por compasión, o porque fue un ser humano asesinado. Como todos los patrones capitalistas, la clase dominante turca son ladrones oportunistas que hacen y rompen alianzas según le sirva a sus intereses y ganancias. Mientras que las batallas imperialistas se agudizan, ellos tratan de jugar ambos lados del conflicto entre súper poderes como EE.UU. y China, para poder avanzar sus propios intereses (ver DESAFÍO 21/1).
Necesitamos un futuro que no sacrifique a trabajadores en una letal pandemia ni que los use como carne de cañón en la guerra imperialista. Necesitamos el verdadero poder obrero, desde Estambul a Soweto, desde Nueva York a Bogotá. Nosotros necesitamos una revolución comunista para construir un mundo que llene las necesidades de la clase trabajadora internacional. El PLP esta luchando para ser el partido que nos lidere.

Combatiendo crisis de vivienda en Los Ángeles
El 25 de marzo asistí a una manifestación en apoyo de residentes sin casa que estaban siendo “barridos” y desplazados de Echo Park, ubicado en Los Ángeles. Los barridos fueron llevados a cabo por trabajadores de la ciudad, respaldados por una presencia masiva del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD). Cientos de personas, incluidos residentes del vecindario, protestaron y marcharon durante horas para exigir un alto a los barridos y viviendas permanentes para todos.    Dos reporteros también fueron acusados y  observadores legales del Sindicato Nacional de Abogados fueron detenidos,  antes de ser liberados.  
Hay cientos de campamentos sin casas en la ciudad de Los Ángeles y el condado de Los Ángeles. El recuento de tiempo de 2020 oficial para el condado de Los Ángeles (probablemente un número insuficiente) fue de 66.436. Recientemente, el periódico Los Angeles Times incluso comparó Los Ángeles con los campamentos descritos en Grapes of Wrath, la novela de John Steinbeck  sobre la gran migración del “Dust Bowl” a California en la década de 1930.
Migrantes en la década de 1930 eran principalmente agricultores inquilinos blancos y aparceros del sur, arrojados fuera de las tierras cuando los beneficios de los propietarios fueron golpeados  después de una sequía de años de duración resultó en fallas masivas de cultivos. Por el contrario, la población sin casa de hoy  en el condado de Los Ángeles es abrumadoramente negra y Latina. La falta de vivienda aquí ha explotado, en la estela de la violencia racista masiva causada por los cierres de cientos de fábricas y otros lugares de trabajo a lo largo de las décadas, debido a una crisis de sobreproducción que hundió los beneficios de los jefes. Esto se vio agravado por el aumento de los alquileres debido a la gentrificación, y la enorme caída en los ingresos de los trabajadores durante la pandemia.
Los políticos de Los Ángeles están haciendo el trabajo sucio de los jefes, alegando que Echo Park y otros campamentos son inseguros e insalubres. Pero hasta ahora, su plan para poner fin a la falta de vivienda con “Project Room-key” (colocar a los sin casa temporalmente en las habitaciones de hotel) ha sido un desastre para la clase trabajadora.
La escena en Echo Park fue surrealista, con cinco helicópteros de la policía de Los Ángeles dando vueltas y buceando por la zona y cientos de policías antidisturbios en todas las entradas del parque bloqueando que cualquiera de los manifestantes se uniera a sus hermanos y hermanas sin casa. Al parecer, la manifestación fue encabezada por los socialistas demócratas de América (DSA) y Streetwatch LA. DSA promovió la no violencia, pero los jóvenes manifestantes abrumadoramente blancos respondieron favorablemente a un orador sin casa que llamó a la unidad multirracial y a la lucha militante.
La gente también respondió favorable a Desafío.  Distribuí 40 de los temas con el artículo de primera plana sobre nuestra campaña aquí contra la gentrificación racista. La gente estaba abierta a ver la conexión entre los propietarios desalojados y los inquilinos; los  amenazados con el desalojo; y los sin hogar que luchaban por una vivienda permanente. Sólo un sistema que suprime la mercantilización de las necesidades humanas básicas como la vivienda puede poner fin a esta plaga en nuestra clase. Ese sistema es comunismo.
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El capitalismo le roba agua potable a trabajadores
Agua. ¿No debería haber agua potable disponible para todos los trabajadores? Bajo el capitalismo, está siendo robado, vendido y negociado y la clase trabajadora está sufriendo. Bajo el comunismo, el agua potable para la clase trabajadora global sería una prioridad importante.
Recientemente, me dijeron que las fuentes de agua en las escuelas locales habían sido cerradas debido al Covid-19. Los funcionarios de salud, con razón, no quieren que varias personas se quiten las máscaras para beber de las fuentes de agua públicas. Los estudiantes deberán traer su propia agua. Esto agrega un insulto a las lesiones en vecindarios como en el que enseño, donde muchas familias no pueden pagar el alquiler, sin importar los extras como el agua potable. Mi director va a utilizar un presupuesto escolar local ya limitado para comprar agua embotellada para los estudiantes que no la tienen. Se producirá un efecto dominó de inequidad: las escuelas locales con presupuestos pequeños como este comprarán agua potable y se abstendrán de otros extras, mientras que las escuelas en vecindarios acomodados con bolsillos más profundos no lo pensarán dos veces: sus estudiantes tendrán agua limpia disponible y extras que mis alumnos tendrán que renunciar.
La desigualdad en los recursos educativos es grotesca. En mi distrito escolar de 205 escuelas, viven cinco multimillonarios y 3200 millonarios (US $). ¡Estos capitalistas no tienen la intención de pagar el agua! El racismo es evidente. Las familias con ingresos más bajos son negras y morenas.
El tema del agua potable para la clase trabajadora debería estar en la vanguardia de la mente de todos, y no solo por el Covid-19. Una de cada tres personas en el planeta no tiene acceso a agua potable (OMS, 2019). Los capitalistas fingen preocuparse. Las Naciones Unidas aprobaron una resolución sin sentido, “declarando que el agua y el saneamiento son un derecho humano básico” en 2010. En San Cristóbal, México, los trabajadores locales dependen de la embotelladora de Coca-Cola para trabajar. La misma empresa tiene un permiso (2018) para extraer 300,000 galones de agua para hacer su bebida azucarada que induce la diabetes, pero sus trabajadores no tienen fuentes seguras de agua potable. En promedio, los trabajadores y sus familias consumen dos litros de bebidas azucaradas al día. Ese es solo un ejemplo. Wall Street comenzó a comercializar agua en el mercado de valores en 2020 como lo hace con el petróleo crudo, la soja y el maíz (Yale Environment 360, 12/2020, https://e360.yale.edu/). ¡Los capitalistas están apostando por el precio futuro del agua! Su interés en el agua limpia es solo para que puedan beneficiarse. Olvídese de los tópicos de la OMS y la ONU. Las necesidades de los trabajadores no se satisfarán sin el comunismo.
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Adiciones a “Fascistas derrotados por el Ejército Rojo”
 «Las esperanzas de la civilización descansan sobre los dignos estandartes del valiente Ejército Rojo”. ¡El artículo del DESAFÍO “Fascistas derrotados por el Ejército Rojo” (15/2) estaba en lo cierto!
 Con todas las mentiras esparcidas por las clases dominantes del mundo acerca de que Estados Unidos y sus aliados ganaron la Segunda Guerra Mundial y sobre la Revolución Bolchevique, agregaría lo siguiente: los capitalistas temían que la clase trabajadora rusa que tomó el poder en 1917 en la incipiente La Unión Soviética fue un ejemplo para la clase obrera internacional, razón por la cual los ejércitos de 17 países capitalistas invadieron el estado obrero de 1917 a 1925. Fueron repelidos. Unos 4,5 millones de trabajadores murieron en la invasión patronal, sólo 18.000 en la propia Revolución. Esa derrota de los ejércitos occidentales acabó con el sueño del imperialista británico Winston Churchil de “estrangular al bebé en la cuna”, refiriéndose a los bolcheviques.
 En realidad, numerosos historiadores occidentales estuvieron de acuerdo en que el aplastamiento de seis ejércitos nazis por parte del Ejército Rojo en la Batalla de Stalingrado fue el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. Ese hecho fue respaldado por nada menos que el comandante del Pacífico estadounidense Douglas MacArthur. Vale la pena repetir su declaración a Associated Press: “Las esperanzas de la civilización descansan sobre las dignas banderas del valiente Ejército Rojo”. Su heroica “resistencia a los golpes más duros de un enemigo hasta ahora invicto” es “el mayor logro militar de todos los tiempos”.
 También debe tenerse en cuenta la solidaridad de los trabajadores estadounidenses: los estibadores de la costa oeste se negaron a cargar barcos con suministros militares que se dirigían a la Fuerza Expedicionaria Estadounidense que había invadido Siberia.

El “Plan de Rescate Americano” de $1.9 trillones del segregacionista Joe Biden, aprobado a la fuerza por un Congreso controlado por los Demócratas, es un acto de desesperación de los patrones del capital financiero estadounidense. En su caída hacia un fascismo más abierto y una guerra global, estos patrones liberales necesitan contar con la lealtad de los trabajadores agobiados por el Covid-19, el desempleo masivo, y las contradicciones esenciales de este sistema de lucro.
El capitalismo financiero – los Grandes Fascistas que en su mayor parte han gobernado EEUU y dominado el planeta desde la Segunda Guerra Mundial – ahora se ve amenazados por todos lados. China, su rival inter-imperialista más importante, merma cada vez más su control geopolítico. Su propio Capitolio se vio amenazado por milicias armadas leales a los abiertamente racistas Pequeños Fascistas, el ala aislacionista liderada por las familias Koch, Mercer y DeVos, entre otros (Vea el glosario en la p.6). Mientras tanto, millones de trabajadores han perdido la confianza en un sistema que no puede proveer trabajos con buena paga, servicios de salud básicos en una pandemia, o servicios públicos regulares que protejan a los niños para que no se congelen en el invierno por una tormenta (Vea el DESAFIO, 17/3).
Con la economía estadounidense estancada, con un nivel de desempleo “real” de más del 11 por ciento (thebalance.com, 6/3), los patrones buscan la forma de resucitarla para que todo vuelva a funcionar. Y mientras se acercan a ese inevitable choque que los lleva a la guerra mundial, necesitan promover el fascismo en el país. Las migajas del Plan de Rescate de Biden son muestras de la continua crisis en el presente y de la espantosa masacre en un futuro no muy lejano. Por esto es que el Partido Laboral Progresista y la clase trabajadora internacional tienen que organizarse para aplastar a los patrones y tomar el poder del estado con una revolución comunista.          
Negligencia criminal del Capitalismo
La pandemia ha causado la perdida de millones de trabajos. Muchos nunca se van a recuperar. Debido a las desigualdades racistas del capitalismo, los trabajadores negros y Latinos han sido duramente golpeados. Las trabajadoras negras, en particular, han confrontado una tormenta de despidos, cierre de escuelas, y la responsabilidad del cuidado infantil (Wall Street Journal. 6/3).
La administración de Biden y Kamala Harris alega que los créditos fiscales recientemente aprobados van a reducir la pobreza infantil en un 50 por ciento. Sin embargo, considerando un ajuste por la inflación, el ingreso adicional es menos de la mitad de lo que las familias pobres recibían en los años 70 a través del miserable programa de Ayuda a las Familias con Niños Dependientes, antes de que los Demócratas como Clinton y Biden los podaran en nombre de la reforma a la asistencia pública (CNBC, 11/3).
En una nación que tiene más de 10 millones de niños pobres (Centro de Investigaciones Pew, 20/11/2020), una reducción del 50 por ciento deja todavía a 5 millones sumidos en la pobreza – un crimen. Las migajas de Biden, que los portavoces vendidos, como Michelle Goldberg y Paul Krugman del New York Times, llaman “transformativas”, no son más que una respuesta inadecuada a la pesadilla que confrontan los niños bajo este sistema brutal: hambre, desamparo, falta de cuidados infantiles y de salud, una mala educación racista, abuso, descuido, encarcelamientos y terror policial. ¡El comunismo será el fin de toda esta letanía de horrores capitalistas que se les imponen a los más vulnerables!
Otra patética migaja que ofrece la ley de Rescate es la expansión de los subsidios de desempleo. En el primer estimulo durante la primavera, los patrones distribuyeron $600 más a la semana para los desempleados. Esta vez, el Senado estadounidense aprobó subsidios de $300 por semana. Cedieron ante el Demócrata de West Virginia, Joe Manchin, que recibe dinero a manos llenas de los patrones del petróleo y del carbón. Esto no le impidió alegar de manera racista que los $400 “desanimaría” a que los trabajadores busquen empleos (Newsweek, 5/3).
Y ya para echarle sal a la llaga, se eliminó la ley del salario mínimo de $15. La división entre los patrones capitalistas – tanto entre los Fascistas Grandes y Pequeños como dentro del campo del capitalismo financiero – no les permitió subir el salario mínimo más allá del actual $7.25 la hora.  Esto está muy por debajo del nivel de pobreza de una familia de un solo padre o madre con un niño, así el adulto trabaje a tiempo completo (City Watch, 20/6).              
Patrones dispuestos a matar millones para salvar el capitali$mo
Durante esta honda crisis del capitalismo mundial, un periodo parecido nos ofrece algunas lecciones: la Gran Depresión de los años 30. Entonces como ahora, los patrones de EEUU confrontaban amenazas crecientes, desde Europa hasta el Pacifico. Inspirados por la Unión Soviética, controlada entonces por los trabajadores, donde no había desempleo, los trabajadores estadounidenses fueron más militantes. Sólo en 1934 hubo más de 2,000 huelgas. Entonces como ahora, los patrones se dispusieron a salvar al capitalismo estadounidense: el Nuevo Acuerdo, que creó más de 12 millones de empleos a través de la Administración Laboral y de Obras Públicas (Foreign Affairs, Enero/Feb).
Pero como todo programa bajo el capitalismo, el Nuevo Acuerdo estuvo plagado de desigualdades racistas. Los nuevos programas, como el Seguro Social, excluían a las trabajadoras domesticas y del campo, una inmensa sección de la clase trabajadora negra y Latina – así como el Plan de Rescate de Biden excluye a los trabajadores indocumentados.
Los Grandes Fascistas con más visión saben que un plan de rescate limitado y temporal no es suficiente para crear el movimiento patriótico que necesitan para la Tercera Guerra Mundial. Ahora prometen legislación para mejorar las infraestructuras y limitar cambios climáticos – para crear más trabajos, y que los ayude a prepararse para la guerra. Lo que falta ver es si los patrones liderados por Biden van a tener la unidad y disciplina que necesitan para pagar por estos programas, subiéndole los impuestos a su propia clase (CNBC, 10/3).
La lección más importante, sin embargo, es que el Nuevo Acuerdo, que fue una reestructuración más a fondo del capitalismo estadounidense, no le puso fin a la Depresión. Hizo falta la Segunda Guerra Mundial y la destrucción de las capacidades productivas de los mayores poderes industriales. La masacre costo las vidas de 100 millones de trabajadores. Los patrones saben que la guerra es la única manera de responder a las contradicciones de su sistema.  
Comunismo: el verdadero plan de rescate
Hemos visto destellos de un futuro comunista en los muchos esfuerzos de ayuda mutua que se han dado desde los inicios de la pandemia. Los trabajadores han respondido donando fondos, distribuyendo comida, defendiendo a las familias que se enfrentaban a desalojos. Estos son anticipos de un mundo comunista basado en el principio: “a cada uno según sus necesidades, de cada uno segun su compromiso”. Bajo el comunismo no habrá pobreza, desempleo o guerras imperialistas. Sólo una revolución comunista bajo la bandera del Partido Laboral Progresista podrá crear la sociedad que la clase trabajadora se merece. ¡Únasenos!

LOS ÁNGELES, CA, 17 de marzo— “Vamos a convertir nuestro dolor en poder”, gritó una de las hijas de Marco Vásquez Jr. Este sentimiento apasionado fue recibido con vítores y puños en alto de unos 100 partidarios de la protesta. A medida que avanza la lucha contra el asesinato policial en Los Ángeles, más y más personas, especialmente las familias más cercanas a esta forma de opresión reconocen la necesidad de un cambio sistémico. Al estar inmersos en la lucha de clases y entrelazar nuestras vidas con nuestra base, los miembros del Partido Laboral Progresista (PLP) están demostrando que el comunismo es el único sistema que satisfará esas aspiraciones de poder de los trabajadores y el PLP es el vehículo para lograrlo.
Pasamos dos fines de semana consecutivos recitando los nombres de los asesinados por la policía. Del 26 al 27 de febrero nos enfocamos en la familia de Cesar Rodríguez. El 29 de agosto de 2017, el Departamento de Policía de Long Beach lo arrojó frente a un tren que se aproximaba por supuestamente no pagar $ 1,75 por la tarifa del tren. Su familia instaló varios altares para César en la estación de Wardlow solo para que se los quitaran, probablemente por la policía, en menos de un día. Entonces, organizamos una vigilia de 24 horas para asegurarnos de que algunos permanecieran al menos un día completo.
Los voluntarios trajeron comida y bocadillos. Muchos se comprometieron a pasar la noche en la estación de tren para vigilar. Cuando las familias se reunieron alrededor de la fogata, pudimos profundizar nuestros lazos entre nosotros. Uno de los aspectos más fortalecedores de esta lucha a largo plazo ha sido lo comprometidas que están las familias a luchar juntas. También valoran profundamente el compromiso que los miembros del PLP han demostrado con esta lucha. Un comentario común es que, aunque han perdido a un miembro de la familia, han ganado muchos más.
El 6 de marzo, llevamos la pelea a Whittier, CA. Unos 100 manifestantes tomaron las calles, marchando desde la casa donde Marco Vásquez Jr. fue asesinado frente a toda su familia a la estación del Sheriff donde se encuentra el escondite de los policías racistas asesinos. Estuvieron presentes las familias de siete personas diferentes asesinadas por la policía junto con un par de otras organizaciones. La línea de PLP brilló con los cánticos que dirigimos, las decenas de DESAFÍOS que distribuimos y las conversaciones que tuvimos con familiares y amigos durante todo el evento.
Además de asistir a las protestas regulares contra el terror policial, hemos hecho un esfuerzo consciente para integrar a estas familias en nuestras vidas. Hablamos a diario con varias familias, incluso si es solo para platicar o compartir una broma rápida. Celebramos cumpleaños y otros eventos trascendentales juntos. Si alguien está buscando vivienda o necesita ayuda para encontrar una vacuna, todo el comité está listo para apoyar. Esta base de lucha y apoyo da una idea del futuro comunista que sabemos que algún día ganaremos.
Hemos construido confianza con estas familias y otros conocidos en las protestas a lo largo del tiempo. Está claro para todos que el PLP juega un papel muy diferente al de otras organizaciones atrincheradas en el trabajo contra la brutalidad policial. Si bien muchos grupos ponen a las familias de las víctimas en una plataforma para “contar su historia”, es simplemente para aumentar la credibilidad y visibilidad de su organización. El PLP por otro lado, ve a estas familias como líderes en esta lucha y prioriza su desarrollo político y educación.
Algunos miembros de la familia también se han integrado en algunas de las luchas por el cuidado de la salud en Los Ángeles. El mes pasado, miembros de cuatro familias se unieron a una organización masiva de atención médica para protestar por el cierre del Hospital Olympia, que ha sido fundamental en el tratamiento de la mayoría de las personas negras, latinas e inmigrantes de clase trabajadora afectadas por Covid-19. Estas familias, junto con nuestro liderazgo político, hicieron la conexión con 65 trabajadores de la salud sobre cómo la policía racista aterroriza a nuestras comunidades al igual que lo hace este virus. Uno de los cánticos era, “Los policías asesinos significan” y “Los virus asesinos significan”, “¡Tenemos que luchar!”
El PLP ha sostenido durante mucho tiempo la línea de que los sectores más oprimidos de la clase trabajadora, en particular los trabajadores negros, son clave para la revolución. Estamos poniendo esa línea en práctica en Los Ángeles y aprendiendo mucho en el camino.
Nuestro siguiente paso es alentar a más miembros de la familia a unirse a nuestro grupo de estudio. Una joven latina está especialmente hambrienta de comprender “el sistema” del que hablamos con tanta frecuencia. Quiere cambiarlo. A medida que continuamos difundiendo la lucha por el comunismo, una cosa es segura: ¡estas familias ardientes liderarán el camino!