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Alemania: Cómo el fascismo se convirtió en una democracia liberal
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- 18 Febrero 2021 222 visitas
En la época de los 1920’s, Alemania era una democracia liberal. Dentro de unos pocos años, esa misma sociedad estaba matando a millones de trabajadores bajo el Partido Nazi. Las causas del Holocausto, unos 12 millones de personas asesinadas sistemáticamente, tuvo que ver con las necesidades del capitalismo en crisis y demostró que el único futuro para nuestra clase es la revolución comunista.
Si no logramos comprender este hecho y en cambio aceptamos los mitos liberales de que la causa fue que Hitler era maligno, no vamos a comprender de como el capitalismo liberal de hoy seguirá el mismo camino como del liberalismo Alemán de los 1920’s.
El economista comunista, R. Palme Dutt en 1934, 5 años antes del comienzo de la segunda guerra mundial y ocho años antes de que comenzaran las cremaciones masivas, comprendió de las necesidades del capitalismo en crisis para destruir no solamente la maquinaria y comida excesiva que las gentes hambrientos no podían comprar, sino también destruyendo a la propia gente.
“La guerra es solo la manera más completa y sistemática capaz de procesar la destrucción. Hoy en día están quemando trigo y granos, los medios del ser humano. Mañana estarán quemando los seres humanos vivos”. (El Fascismo y la Revolución Social) Dutt fue profético en su predicción de los hornos del holocausto. Su predicción no fue basado en el maligno Hitler, sino en las necesidades de los capitalistas.
En los 1930’s, el capitalismo alemán estuvo en crisis extremo. La clase gobernante alemán fue derrotada en la primera guerra mundial. La Depresión devastó los países capitalistas en ese tiempo y había causado el desempleo masivo. Las fábricas se quedaron inactivas porque la clase trabajadora no pudo comprar nada. La leche y trigo fue destruido sistemáticamente en lugar de dárselos a la gente hambriento. Dutt correctamente señaló que esas decisiones no tuvieron nada que ver con algún “maligno” existencial sino todo que ver con los capitalistas tratando de subir sus precios de comida. Matando a la gente sistemáticamente era el predecible siguiente paso para una sociedad que veía a la clase trabajadora como fungibles.
La política del nazismo y la aceptación masiva del holocausto entrelazó con las necesidades del capitalismo. La política y acciones se alimentaron mutualmente. La política del fascismo creció más abiertamente bárbaro mientras la crisis y caos del sistema agudizó. Los liberales se convirtieron en fascistas porque, por falta de confianza de que hubiera la posibilidad que existiera algo menos del capitalismo, los liberales desesperadamente buscaron de justificar, o a lo mínimo, ignorar lo que estaba pasando.
Hoy en día, es desesperadamente pertinente de entender de como el liberalismo se convierte en el fascismo. Solamente necesitamos ver a Nueva York en el día presente para ver ante nuestros ojos cientos de miles de trabajadores dejados a morir del COVID. Los capitalistas ponen sus recursos para subir sus mercados bursátiles en vez de proteger a la clase trabajadora. Miles murieron mientras el índice Dow Jones subió a lo máximo.
Fue predecible que los capitalistas estaban actuando para proteger sus intereses. El más grande problema fue la aceptación de muchas de las mentiras diarias de los políticos como Andrew Cuomo que decía que no había mucho que se pudo hacer. Mientras los cuerpos se apilaban unos encima de otros en camionetas frigoríficos, Cuomo, promovido por CNN, los NY Times, etc., nos contaban mentira tras mentira. La aceptación de Cuomo como el héroe de los liberales de la Ciudad de Nueva York, es una señal de advertencia que todos necesitamos prestar atención. En un drama letal que tuvo lugar entre la aterrorizada clase alta y media, buscando algo en que conectar, vimos de como el liberalismo de hoy se convierte al fascismo de mañana.
Hitler se convirtió en la fuerza impulsora en la política alemán después de la elección de 1932 cuando el Partido Nazi recibió 37% de voto (Quien Votó Por Hitler 1980). Los barrios ricos de las más liberales ciudades de Alemania fueron los bastiones de los Nazis en esa elección.
“Es un punto de ironía que las poblaciones de las educadas clases altas y medias, quienes reaccionan entusiásticamente a las reclamaciones de teorías de sociedad de masas, se han dejado ser víctimas de un proceso que ellos, con tan evidente desprecio, suponen ser conmovedores para otras personas. En este caso, parecería que los demagogos, con algún ayuda de los medios de comunicación, tuvieron considerable éxito en conmoviendo a las masas de clase alta y media”. (Quien Votó Por Hitler). Aunque es fácil que mucha gente vea lo obvio y llame a Trump como un fascista, la más grande amenaza para la clase trabajadora son los grandes números de liberales ricos defendiendo las próximas atrocidades de guerra y exterminación cuando son ejecutados por su propio campeón como Biden o Kamala Harris. Los patrones no escatimaran ningún gasto en contratando representantes para llevarnos a nuestra destrucción.
La lección del Holocausto Alemán y lo que vemos ahora es la locura de seguir a la clase gobernante. El camino adelante, ante la crisis del capitalismo, es con la clase trabajadora y la lucha por la revolución comunista.
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reseña del libro Lecciones pasadas de organización comunista en Wisconsin
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- 18 Febrero 2021 213 visitas
Stalin Over Wisconsin: The Making and Unmaking of Militant Unionism, 1900-1950 por Stephen Meyer, documenta la lucha para organizar la Allis-Chalmers Manufacturing Company en Wisconsin. En su apogeo, la fábrica empleaba a más de 10.000 trabajadores. En 1935, el Partido Comunista (PC) y el United Auto Workers (UAW) buscaron organizar a los trabajadores, lo que resultó en una caza de brujas roja, que sacó a la luz los límites de las luchas reformistas y la necesidad de una revolución obrera, unida y militante en todo el mundo.
Papel de la CPUSA
En 1935, el Partido Comunista asumió un papel directo en la campaña organizativa. Comenzaron a reunirse con trabajadores de la planta para planificar la campaña. Sin embargo, en el libro, Meyers no hace una declaración clara de que alguno de los trabajadores de la planta fuera miembro del Partido Comunista. La empresa atacaba constantemente los esfuerzos de organización de los trabajadores dirigidos por los comunistas, al igual que los sindicatos de la AFL que tenían miembros en las plantas. Pero el CPUSA no respondió a este acoso rojo ni explicó por qué el liderazgo comunista era importante.
John Blair, un trabajador de Alis-Chalmers y comunista, creía que había unos 100 miembros del partido en la planta y la mayoría de ellos eran líderes de taller. El libro no da ninguna indicación de lo que significó ser un miembro del PC más que para organizar la lucha contra los patrones y proporcionar liderazgo en las huelgas de 1939, 1941 y 1946.
A lo largo de varias campañas, Allis-Chalmers se negó a crear un sindicato. Insistieron en un derecho absoluto a despedir a los trabajadores a su discreción. Su única concesión fue dar a los trabajadores una explicación por escrito de su despido.
La huelga de 1941 fue la más exitosa. Esto fue ayudado por la Junta Nacional de Trabajo de Guerra, que ordenó a la empresa retener las cuotas sindicales de los cheques de los miembros y enviarlas al sindicato. Cambió el equilibrio de poder en la planta al establecer un árbitro independiente para resolver las quejas, la dirección de Allis-Chalmers ya no tendría la última palabra en la disciplina de los trabajadores. No resolvió disputas sobre salarios y clasificaciones de puestos.
Problema del racismo
El UAW Local 248 abordó el tema del racismo. Apoyó la marcha de 1941 en Washington por empleos en las industrias de defensa para los trabajadores negros. También protestaron por el requisito de que los marineros negros usen una insignia con una “N” para indicar que eran “negros” en una carta al Secretario de Marina. The Local apoyó los esfuerzos de R. J. Thomas, el presidente internacional de la UAW en sus esfuerzos por integrar a algunos locales de Detroit. En Allis-Chalmers en 1941 había 141 trabajadores negros. Esto creció a 693 en 1945. El Local luchó por el avance de los trabajadores negros en las plantas. Luther McBride, un trabajador negro, era un delegado sindical que ayudó a liderar esta lucha.
La gerencia determinó que Harry Christoffel, el presidente local, no era un trabajador esencial y luego fue reclutado en el ejército en 1944.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y terminó la alianza entre Estados Unidos y la Unión Soviética, comenzó un enérgico ataque a los sindicatos que se consideraba influenciados por el Partido Comunista. El Local 248 era considerado uno de los sindicatos que lideraban los comunistas. Esto preparó el escenario para una huelga de 11 meses en 1946-47.
Al inicio de la huelga, 11.000 trabajadores abandonaron el trabajo. Pero al mismo tiempo, en Wisconsin y en todo el país había un sentimiento anticomunista creciente. Joseph Mc Carthy fue elegido senador de Wisconsin y se aprobó la Ley Taft-Hartley. La ley impedía que miembros del Partido Comunista estuvieran en el comité de negociación del sindicato o fueran dirigentes sindicales.
El liderazgo del Local 248 no estaba preparado. Los ataques vinieron no solo de la empresa y de políticos de derecha, sino también de Walter Reuther y otros líderes nacionales del CIO. Después de 11 meses, los trabajadores volvieron a trabajar sin contrato. La empresa despidió a más de 80 líderes de huelga de base y otros empleadores locales los pusieron en una lista negra.
Las lecciones clave
El acoso rojo por parte de la empresa y varios sindicatos de la AFL nunca se abordó seriamente, por lo que el sindicato era vulnerable a estos ataques. Tampoco había una comprensión clara de lo que significaba ser comunista. Christoffel nunca admitió ser comunista. Fue condenado en 1950 por mentir a un comité del Senado. Después de una serie de apelaciones, pasó tres años en la cárcel y fue liberado en 1956.
¿Los aproximadamente 100 miembros del partido en la planta tenían una comprensión clara del marxismo-leninismo y la necesidad de un partido revolucionario? El libro no aborda ninguna de estas cuestiones.
Lo más cerca que llega es una cita de Christoffel en el 50 aniversario de la fundación del Local 248 en 1986. Dijo: “Al diablo con las monedas de cinco centavos. Me interesa mucho más que eso. Quiero hacer un mundo mejor ... “
Ganar a los trabajadores para una visión comunista del futuro y luchar por ella construyendo el partido debe ser el objetivo principal.
Poema de Gorman, blanquea historia estadounidense
No me gusta la poesía llena de clichés. Y, como comunista, detesto la doctrina excepcionalista estadounidense profundamente hipócrita de que Estados Unidos es el abanderado de la libertad y la justicia en todo el mundo. Así que mientras los medios de comunicación se han desmayado por la entrega de Amanda Gorman de su poema “La colina que trepamos” en la inauguración presidencial del 20 de enero, he estado apretando los dientes.
Sin duda, muchos defensores del multiculturalismo liberal se alegraron mucho de que esta joven negra proclamara que Estados Unidos era “benevolente pero audaz, feroz y libre”, y que el legado de “nuestros antepasados” que “la primera revolución se dio cuenta” es digno de celebración. Pero la metáfora central del poema de “la colina que escalamos” recuerda la famosa “Ciudad en la colina” invocada por el puritano John Winthrop antes del “asentamiento” de Boston en 1630 (y el posterior genocidio de los habitantes indígenas de Massachusetts). Esta imagen de los EE. UU. como un modelo glorioso para el resto del mundo a quien admirar y adorar ha figurado durante siglos como la expresión suprema del excepcionalismo estadounidense. La “Ciudad en la colina” sería invocada repetidamente en la década de 1980 por nada menos que el racista e imperialista por excelencia Ronald Reagan. La metáfora anunciada en el título del poema no es políticamente inocente.
Las figuras de los medios simplemente * amaron * el poema de Gorman porque reafirmaba la falsa - pero ¡oh, tan consoladora! - creencia de que Estados Unidos no estaba ni se basa en la explotación y opresión racista; que la “democracia” estadounidense está viva y coleando; que, tras los años de Trump, “vamos a” convertir este mundo herido en uno maravilloso”. La entrega del poema por parte de Gorman en los escalones del Capitolio hizo el trabajo que “Hamilton” ha hecho en Broadway durante los últimos años, es decir, encubrir la historia de Estados Unidos.
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Foro patronal admite amenaza de guerra mundial
Los líderes rusos y chinos, Vladimir Putin y Xi Jinping, hicieron declaraciones de que la creciente amenaza de guerras comerciales y conflictos apuntan a una mayor probabilidad de guerra a escala global. Desde Siria e Irán hasta Afganistán, desde el Mar de China Meridional hasta Venezuela, desde África hasta Haití, los conflictos políticos, económicos y militares están asumiendo amenazas más siniestras para la humanidad.
La pandemia y la consiguiente crisis económica agudizaron las contradicciones entre las tres grandes potencias imperialistas de hoy: Estados Unidos, Rusia y China. El poder económico y militar de Estados Unidos, aunque sigue siendo dominante, está retrocediendo rápidamente a medida que su rival China amplía su control económico sobre el comercio mundial. Ha extendido con éxito su influencia en África, América Latina y Asia con su infame “Iniciativa Belt and Road”. Como resultado de esta nueva presión, el imperialismo estadounidense está desesperado por recurrir al conflicto militar mientras aún tiene la ventaja. La división en la clase dominante entre los capitalistas financieros imperialistas y los rivales capitalistas domésticos aún no se ha resuelto.
El PLP dice que la sangre de los trabajadores no debe derramarse en apoyo de las luchas de poder tanto internas como globales de estos perros capitalistas. Su interés se centra únicamente en la acumulación adicional de ganancias a través de la explotación interminable de los trabajadores, las condiciones de trabajo inseguras y, en última instancia, otra guerra global que amenazará la vida de cientos de millones de trabajadores en seis continentes.
Es nuestra responsabilidad educar a nuestros hermanos y hermanas de la clase trabajadora sobre la naturaleza seria de esta amenaza real y compartir la única solución real a nuestros problemas: una revolución comunista dirigida por el Partido Laboral Progresista internacional.
Concretamente, esto también significa distribuir y discutir el contenido de nuestro periódico del Partido DESAFÍO. Debemos aumentar los grupos de estudio dirigidos por el Partido para reclutar muchos, más trabajadores para convertir al PLP en el liderazgo masivo de nuestra clase. Debemos quitarnos las anteojeras y darnos cuenta de que la oportunidad y la necesidad se han sintetizado para construir el Partido de masas del que hemos hablado durante años. No podemos dormirnos en los laureles. El auge del fascismo, el racismo y la guerra global requieren nuestro esfuerzo total.
Pida a cada lector que se una a un grupo de estudio del Partido. Ser creativo. Escribe para el DESAFÍO. No importa cuán “débiles” creas que son tus habilidades, escribe los artículos. Tus camaradas están aquí para ayudarte. ¡Recluta, recluta, recluta! ¡Aplasta la guerra imperialista con la revolución comunista!
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Protestas Navalny Contradicciones internas de Rusia imperialista alimenta el fascismo
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- 05 Febrero 2021 216 visitas
En las ultimas semanas, decenas de miles de trabajadores se han tomado las calles en mas de cien ciudades de Rusia. Muchos se han arriesgado a arrestos y palizas para protestar contra la opresión patronal y contra el inminente arresto de Alexei Navalny, el racista, ultra-nacionalista falso líder que esta desafiando el régimen fascista de Vladimir Putin.
Los trabajadores unidos en solidaridad militante pueden pulverizar el sistema de ganancias patronal. Pero, aquí, la mal dirigida defensa de reformistas capitalistas como Navalny, no nos permitirá ganar. ¡No existen los patrones buenos! Aunque las estrategias y tácticas sean diferentes, todos los gobernantes capitalistas dependen del racismo, sexismo, y la explotación de la clase trabajadora. Solo les rige una regla: maximizar sus ganancias.
Aunque no sabemos a ciencia cierta cuales fuerzas capitalistas están orquestando esta ultima ola de protestas en Rusia, si sabemos que los trabajadores tienen muchas razones para estar furiosos: estancamiento económico, una enorme desigualdad, leyes de seguridad represivas, y una letal respuesta a la pandemia del coronavirus. Todos los días ven como los patrones le roban a la clase trabajadora mientras incrementan su ejercito para la próxima guerra inter-imperialista.
La única solución al terror estatal capitalista es la destrucción total del sistema de ganancias: la revolución comunista internacional. Escoger uno u otro opresor nunca liberara a nuestra clase. El Partido Laboral Progresista (PLP) hace un llamado a todos los trabajadores y estudiantes en Rusia a rechazar a los patrones y construir el comunismo y el poder obrero.
Nacionalista recién llegado
Navalny surge como símbolo de desafío al gobierno de 21 años de Putin. Su primera aparición fue a finales del 2000, con un blog que atacaba la corrupción dentro del liderato ruso. A pesar de su cruda critica al status quo, Navalny ha mostrado que es mas racista que los lacayos de Putin. En un video de 2007, compara a trabajadores inmigrantes musulmanes del Cáucaso a “cucarachas” que deben ser exterminados con “una pistola” (Salon, 2/4/17).
En 2014, después que Rusia se toma Crimea, Navalny aplaudió la anexión: “Crimea es ahora parte de Rusia…Crimea es nuestra” (BBC, 23/1). La toma de Crimea por los imperialistas rusos desencadeno un conflicto en Ucrania del Este entre nacionalistas, pro-EE.UU. y separatistas pro-Rusia. El resultado fue de por lo menos 10,000 muertos y muchos mas desplazados (The Balance, 21/8/20).
Sus perspicaces relaciones publicas y apoyado por la prensa liberal, Navalny se ha reinventado como un luchador por la libertad frente a un pequeño movimiento masivo en crecimiento. Pero, en realidad, su visión para Rusia es; que un nuevo grupo de patrones vampíricos lo aprovechen. Aunque ha habido atentados contra la vida de Navalny además de sanciones legales, él ha podido asegurar posiciones políticas para aliados en Siberia, Novosibirsk y Tomsk (Guardian, 13/9/20).
Contradicciones internas alimentan el fascismo en Rusia
Parecido al fenómeno Donald Trump en EE.UU., los senderos creados por una alimaña como Navalny reflejan el debilitamiento de los patrones dominantes en el país y el control absoluto que Putin tuviera sobre los asuntos de estado. Conforme se agudizan las contradicciones dentro de Rusia, solo podemos esperar una lucha mas intensa entre las pandillas de la clase dominante, y el incremento de los ataques a los trabajadores.
En la segunda mitad de 2020, el confinamiento por el covid-19 causo que el PIB de Rusia se contrajera casi un 10% (Reuters, 17/7/20). Según fuentes gubernamentales, el desempleo subió en casi 30% desde la primavera (Moscow Times, 20/5/20). Aun antes de la pandemia, los puntos en la tasa de aprobación de Putin bajaron cuando su gobierno aumento la edad de retiro, llevando a miles a protestar. (NBC, 10/918).
Viendo que las cosas no iban bien y para proteger su control sobre el aparato estatal, el grupo de Putin acelero legislación mas abiertamente fascista. Una de las leyes permite que Putin se quede en el poder hasta 2036 y le concede inmunidad de por vida, mientras que otras leyes permiten que se considere a los disidentes como “agentes foráneos” y otras medidas drásticas para las redes sociales (Washington Post, 27/12/20).
Imperialistas rusos, estadounidenses, encaminados a choque frontal
Putin y su pandilla de ladrones reconocen la necesidad de una clase dominante unida para desafiar a sus rivales imperialistas y para contener la lucha de los trabajadores. Mientras el aislador Trump muchas veces aplazaba a Putin, el imperialista en jefe estadounidense Joe Biden representa el capital financiero, ala principal de la clase dominante estadounidense. Como tal, busca re-establecer el dominio estadounidense alrededor del mundo. EE.UU. y Rusia están en la carretera a punto de estrellarse.
En su primera llamada oficial como presidente, Biden le advierte a Putin que EE.UU. “actuara firmemente en defensa de sus intereses nacionales y en respuesta a las acciones de Rusia que puedan perjudicarnos o a nuestros aliados” (Wall Street Journal, 26/1). El expansionismo ruso va mas allá de Crimea, se evidencia con los conflictos en Siria, Nagorno-Karabaj, Libia y Venezuela. El capital financiero estadounidense esta preocupado por los ataques rusos cibernéticos masivos a SolarWinds, el pasado diciembre, y los repetidos ataques y pirateos cibernéticos al aparato electoral estadounidense.
Conforme los esfuerzos de modernización de armas de Washington se mantienen detrás de los de Moscú, los voceros del ala principal claman por que Biden re-negocie un tratado con Rusia que limitaría la proliferación de armas nucleares (Foreign Affairs, 19/1). A los patrones del capital financiero también les preocupan los ejercicios militares conjuntos entre China y Rusia, que apuntan a una posible alianza (AP News, 22/12/20). Para el ala principal de los gobernantes estadounidenses, Navalny es un pararrayos útil – y un posible pretexto para contraataques imperialistas. El 2 de febrero, después que Navalny fuera sentenciado a mas de dos años en prisión por supuestas violaciones a la libertad condicional, Antony Blinken, Secretario de Estado, pidió su excarcelación inmediata y dijo que EE.UU. “coordinaría de cerca con sus aliados sobre como hacer para que Rusia respondiera por sus acciones” (Reuters, 2/2).
Aunque no podemos predecir cuando o donde el próximo conflicto global comenzara, las leyes del desarrollo capitalista nos indican que las contradicciones imperialistas nunca se resuelven pacíficamente. Como lo reconoció el mismo Putin en el Foro Económico Mundial “Existe una posibilidad que tengamos un colapso de desarrollo global que pudiera resultar en una pelea de todos contra todos” (CNBC, 27/1).
La tradición revolucionaria comunista
Cuando la clase trabajadora internacional se tome las calles, debemos saber, claramente, por que luchamos. Apoyar a patrones como Navalny o Biden, solo sirve para fortalecer la brutal mano de los patrones capitalistas. Solo marchando bajo la bandera roja del comunismo y el poder obrero podremos avanzar nuestra lucha de clases para liberarnos de estos parásitos capitalistas.
El único futuro por el que vale la pena luchar, es por la revolución comunista internacional, dirigida por un PLP masivo. Hace mas de un siglo que trabajadores y soldados en Rusia abrieron el camino hacia el futuro. Ellos les quitaron el poder estatal a los patrones durante la matanza de la guerra imperialista, ellos establecieron el primer estado obrero. Aprendamos de sus triunfos y sus errores, nosotros podemos y lograremos tomar el poder nuevamente. ¡Obreros del mundo unámonos! ¡Únete al PLP!
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Trabajadores de turno de Los Ángeles: Lucha comunista local
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- 05 Febrero 2021 187 visitas
LOS ÁNGELES, 2 de febrero—La lucha por defender a una familia de la clase trabajadora y su hogar contra los especuladores de la vivienda revela las semillas del comunismo.
El Partido Laboral Progresista (PLP) siempre ha dicho que las semillas del comunismo, la sociedad igualitaria por la que luchamos y que la humanidad merece, ya están presentes en la vida cotidiana. El papel histórico del PLP es nutrir el crecimiento de esas semillas. Debemos preparar a nuestros nuevos camaradas para una vida de lucha. Construiremos lazos políticos y personales inquebrantables que resistirán todos los golpes de nuestro enemigo de clase y llevarán a la clase obrera internacional a la victoria en esa lucha. En medio de múltiples crisis del capitalismo, en el PLP estamos viendo señales pequeñas pero importantes de este potencial revolucionario para nuestra clase.
Al comienzo de la campaña para recuperar el hogar de una familia de clase trabajadora en Inglewood, la mayoría de los “protectores”, las decenas de personas que han mantenido una vigilancia de seguridad 24/7 sobre la familia y su hogar, pensaron que serían vigilando sólo uno o dos días. Estábamos seguros de que la policía entraría casi de inmediato para allanar la casa y, por segunda vez, sacar a la familia de la casa en la que habían vivido durante 14 años. Pero los “protectores”, incluidos varios miembros del PLP, estaban equivocados: ahora hemos completado nuestra sexta semana de vigilancia.
Hemos aprendido algunas lecciones valiosas y hemos visto algunas señales alentadoras y edificantes durante esta campaña. Los “protectores” son un grupo de organizadores jóvenes y comprometidos. Algunos se llaman a sí mismos socialistas, algunos anarquistas, algunos se sienten atraídos por el comunismo. Algunos solo quieren luchar contra otra atrocidad del capitalismo. Las reuniones en la casa nos han brindado la oportunidad de tener innumerables y largas discusiones políticas con nuestros compañeros “protectores”, que están hambrientos de alternativas a lo que ya reconocen como una entidad mortal y deshumanizante: el capitalismo.
Muchas formas de ganar gente para el comunismo
Hemos aprendido que la línea del Partido puede avanzar de muchas formas creativas mientras se trabaja en una organización de masas, incluso en medio de una pandemia mundial. Los grupos copatrocinadores, una organización local sin fines de lucro y un sindicato de inquilinos, organizaron un foro virtual sobre Covid-19. A partir de esto, desarrollamos una lista de “acuerdos comunitarios” destinados a mantenernos a nosotros ya la familia a salvo del virus. El presentador en ese foro, un trabajador de salud del PLP, presentó un análisis de clase del sistema de salud racista y capitalista, que sigue fallando a los trabajadores afectados por la pandemia y sus terribles consecuencias.
También tuvimos una noche de micrófono abierto, en la que “protectores”, incluidos dos miembros del Partido, leyeron poesía, tocaron instrumentos y cantaron canciones políticas. Las presentaciones artísticas nos dieron otra oportunidad para plantear la idea de que el capitalismo nunca puede proporcionar vivienda para todos. Pero el comunismo significa exactamente eso: vivienda para todos.
Además, hubo un foro sobre cómo lidiar con la ansiedad en medio de la pandemia. Todos entendieron que esto se ha agravado más de lo necesario por los estragos del capitalismo. Hubo foros sobre temas tan difundidos como la jardinería, incluido el cultivo de los propios vegetales, hasta la defensa propia. Un próximo foro discutirá la historia de los inquilinos y propietarios que luchan combativamente contra los desalojos bajo el liderazgo comunista.
Cualquiera que sea el resultado de la campaña, hemos visto un destello de la posibilidad de vida bajo el comunismo. Los “protectores”, pocos de los cuales se conocían antes de la recuperación de la casa el 18 de diciembre, han desarrollado fuertes lazos de amistad y apoyo durante estas últimas semanas. Se ven a sí mismos como una comunidad de personas, cada uno velando por las necesidades del otro y trabajando juntos para protegerse mutuamente. Invariablemente, en el hilo de la campaña sale una llamada de los “protectores” que están de servicio para saber si las personas que ya están allí necesitan algo, ya sea leña para calentarse, comida, agua u otros suministros.
Planes para agudizar la lucha
Los miembros de la campaña ven esta lucha como algo más grande que salvar una sola casa para una sola familia de clase trabajadora. Las acciones futuras se planean independientemente de si la “propiedad” de la casa se devuelve o no a la familia. Una clave será una caravana de automóviles contra la gentrificación a través del vecindario de Inglewood, que culminará en el estadio SoFi, un símbolo concreto del apetito voraz del capitalismo por obtener ganancias por encima de las necesidades de la gente.
Los miembros del partido involucrados en la campaña han discutido abiertamente el comunismo con otros “protectores” y han distribuido copias de DESAFÍO tanto a la familia como a varios “protectores”. Estamos seguros de que pronto podremos organizar un grupo de estudio con varias personas en la campaña.
La lucha por una revolución comunista será larga y dura, pero esta campaña nos ha demostrado que los ingredientes para el crecimiento de esa lucha ya se encuentran en muchos de nuestros hermanos y hermanas de la clase trabajadora. No tenemos nada que perder salvo nuestras cadenas. Tenemos un mundo que ganar.