Los superpoderes imperialistas aceleran la tercera guerra mundial, con provocaciones cada vez más descaradas. El 4 de febrero el ejército estadounidense derribo un aparente globo espía chino, y desde entonces han derribado tres objetos no identificados sobrevolando Alaska y Canadá, “que podrían ser inofensivos objetos comerciales o de investigación, que no amenazan a EE.UU.” (New York Times, 14/2). La administración de Joe Biden puso en lista negra a cinco compañías chinas, acusadas de tener conexiones con programas militares de vigilancia – menos de una semana después que EE.UU. extendiera su huella en las bases militares de las Filipinas, a menos de 200 millas al sur de Taiwán.
Conforme los gobernantes, estadounidenses y chinos, promueven una orgia de patriotismo, debemos recordar que el sistema capitalista está basado en el robo a los trabajadores y la violenta eliminación de todos y cada uno de la competencia. Como señaló Lenin, en Imperialismo: Fase Superior del Capitalismo, la guerra entre imperialistas rivales es inevitable. Llevados por su incesante búsqueda de ganancias, los patrones capitalistas continuamente buscan dividir los mercados y recursos mundiales. La letal y racista clase capitalista estadounidense esta aumentando el nacionalismo y la retórica anti-china para prepararse para la próxima guerra mundial. Por años, los brutales y racistas patrones chinos, han estado promoviendo el fervor masivo para recuperar sus territorios “perdidos”. Ninguno puede darse el lujo de perder; ninguno quiere ser el “número dos”.
La próxima guerra imperialista entre EE.UU. y China, probablemente será peor que la segunda guerra mundial, cuando murieron 70 millones y casi todo el planeta quedo envenenado. Pero, la clase trabajadora internacional no tiene vela en este entierro. Solo la revolución comunista puede derrocar a los guerreristas y aplastar sus planes asesinos, puede salvar a nuestra clase y eliminar las raíces de estos conflictos: el sistema capitalista. En Rusia y China, antes de las dos guerras mundiales, el viejo movimiento comunista convirtió las guerras imperialistas en guerras revolucionarias, tomo el poder estatal y estableció las dictaduras del proletariado. El Partido Laboral Progresista tiene un largo y orgulloso historial de organizar contra las guerras imperialistas y por la revolución comunista.
China se prepara para la masacre imperialista
Hace un año, poco antes que comenzara la guerra en Ucrania, China declaro un “acuerdo sin límites” con Rusia. A pesar de la presión de parte de EE.UU., ellos no han retrocedido. Aun cuando no están directamente involucrados en combate, China es ahora el cliente mayor de petróleo de Rusia. Los patrones chinos también estudian el libro de juegos de Rusia, buscando las lecciones que tengan que aplicar a su toma de Taiwán. Según un memo interno filtrado, el general Michael Minihan de la fuerza aérea estadounidense, predice que en 2025 habrá guerra entre EE.UU. y China por Taiwán (South China Morning Post, 09/02). China repetidamente ha advertido a EE.UU. que se mantenga alejado de Taiwán, el año pasado, condujo ejercicios militares después que la anterior presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, visitara la isla en disputa.
Ejercicios navales conjuntos entre China, Rusia y Sudáfrica están por comenzar el 17 de febrero. Los gobernantes chinos han estado aumentando su gasto militar, al punto que su armada es ahora más grande que la de EE.UU. (CNN,03/02). Sus barcos también son más capaces de navegar en aguas poco profundas en el Mar del Sur de China – otro posible punto álgido.
Aunque EE.UU. intenta mejorar su huella militar en Asia del Este, China está fortaleciendo sus lazos militares y económicos en su región. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP) un acuerdo comercial multilateral que incluye Australia, Japón, Indonesia, y Vietnam, le da a China una clara ventaja en escribir las reglas para los negocios del 30% de la población mundial. A pesar del envejecimiento poblacional y la ralentización del crecimiento económico, China tiene otra ventaja sobre los patrones estadounidenses: una clase dominantes que está ya, camino hacia un completo fascismo.
Patrones estadounidenses van por sangre
El ala principal de la clase dominante estadounidense representando el capital financiero, organiza una estrategia agresiva para contener a China. Richard Haass, presidente del Consejo en Relaciones Exteriores, demanda una “contundente” respuesta si China se mueve sobre Taiwán (Consejo en Relaciones Exteriores, septiembre-octubre 2020). Está pidiendo un masivo 27% de aumento en el presupuesto del Pentágono, a más de un billón. Haass demanda la “promoción del orden” en vez de “democracia y derechos humanos” – como que la política estadounidense alguna vez se hubiera cohibido de asesinar en masa a trabajadores cuando el dinero estaba en juego.
La propuesta de crecimiento militar se alinea con las recientes maniobras estadounidenses en el Pacifico…El acuerdo EE.UU. – británico de proveer submarinos nucleares a Australia fue solo el comienzo de un plan para rodear a China con un cerco de fuego. EE.UU. esta apaleando a Japón para que compre cientos de misiles de navegación Tomahawk, estadounidenses, y aprobar el despliegue “más letal” de marinos estadounidenses en Okinawa, una isla japonesa a menos de 400 millas de Taiwán y cerca de 500 millas de Shanghái, ciudad más grande de China (NYT, 11/1). El nuevo acuerdo EE.UU. – Filipinas fue igualmente ominoso. Según un antiguo consejero de Biden, las bases en las Filipinas “serian criticas como puntos para el lanzamiento y reabastecimiento en una guerra con China” (NYT, 3/2).
La guerra comercial EE.UU. – China, declarada por el expresidente Donald Trump, se ha convertido en aranceles permanentes sobre $350 mil millones de exportaciones chinas. China respondió con aranceles a las exportaciones estadounidenses. Las tensiones económicas aumentaron en octubre pasado, cuando EE.UU. prohibió ventas a China de semiconductores y maquinaria y hasta prohibió el trabajo de ciudadanos estadounidenses en ellas. El objetivo: “estrangulación con intención de asesinar” la industria tecnológica china, particularmente corporaciones “cercanas al ejército chino” (NYT, 20/10/22).
Recientemente, días después de la humillación del globo espía, Biden presento una orden ejecutiva para restringir la inversión estadounidense “de tecnología avanzada que podría ser utilizada en la guerra” en China. La orden estaba dirigida a fondos de inversión libre y firmas de capital privado que quieren ganarse un dólar rápidamente a costa de las necesidades de la clase dominante estadounidense. La congresista Maxine Waters, títere confiable del capital financiero, se quejó de esas “acciones financieras contenciosas del gobierno chino” (NYT, 9/2).
El problema mayor para los guerreristas, es su necesidad de ganar a los trabajadores a luchar y morir por sus ganancias. Como el capitalismo se alimenta del racismo, como las ratas de la basura, instituciones como el ejército estadounidense son racistas hasta la medula. Pero para crear un ejército “multirracial” más grande, los gobernantes necesitan desesperadamente reclutar estudiantes negros y latinos a sus cuerpos de oficiales – los programas de reclutamiento más lógico para oficiales de reserva son en las escuelas secundarias urbanas (NYT, 11/12/22).
Tenemos que luchar
Mientras los patrones de EE.UU. y China avanzan en su preparación para la guerra, militantes y amigos del PLP tenemos que tomar la ofensiva alrededor del mundo, desenmascarando los motivos y estrategias imperialistas. Nosotros podemos conectar estos planes de guerra a toda lucha en la que nos encontremos, ya sea luchar contra el terror racista policial, a las huelgas y las luchas por atención medica decente. Podemos exponer las conexiones universitarias y corporativas con los preparativos de guerra y mover las masas a la acción contra estas instituciones pro-imperialistas. La única solución a la carnicería capitalista es voltear las armas – para luchar en transformar las guerras imperialistas en guerras revolucionarias por el comunismo. ¡Únete al PLP!